Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Entrevistas. Al Natural
Volver
«Madrid me dijo: bienvenido de nuevo»

«Madrid me dijo: bienvenido de nuevo»

Entre la compañía inimitable de un corro de buenos amigos y la previa de una tarde de toros por televisión me atendió José Ignacio Uceda Leal dos días después de regalar a Madrid una tarde soñada y beoda de torería, tras cinco años sin pisar el anillo de la Monumental. Veintiséis años de alternativa que se aglutinan en un relicario de emociones vivas, colmadas del Madrid castizo y torero que le dejaron en herencia los hermanos Teruel -"mis troncos"- como estandarte de esa perpetua forma de vida. Sueña con la vacante de Emilio de Justo en el día del patrón, aunque dice que ya no tiene prisa para nada: "que sea lo que Dios quiera". El pasado domingo volvió después de un lustro para enamorar a Las Ventas al natural con el toreo bueno y caro. El de siempre. El que no pasa de moda. El de verdad. "La soledad torera me ha venido bien".
Darío Juárez

No sé si fue la tarde soñada para regresar a Madrid, pero sí con la que va a soñar mucho tiempo. 

Cualquier tarde es buena para volver a Madrid, pero esta era soñada porque soñaba venir a Madrid después de cinco años.

Ese lustro debió pesar.

Imagínate. Date cuenta que llevaba toreando en Madrid diecisiete años seguidos en San Isidro y de repente eso se acaba. Pero así es la vida; van saliendo toreros nuevos, el tiempo pasa para todos... No es fácil mantenerse. Para mí, volver a Madrid era un regalo después de veintiséis años de alternativa. Deseaba con todas mis ganas volver a Las Ventas después de estar transitando por una soledad torera que me ha venido bien para poder expresar y madurar esta vuelta a mi Madrid. Se podría decir que fue un regreso casi soñado. Se me ha hecho muy largo, pero ha merecido la pena.

¿Qué sintió al desvestirse en el hotel?

Mucha satisfacción, la verdad. Porque mira, me hubiera gustado matar el toro por arriba, qué duda cabe. Algunos dicen que si meto la espada me hubieran pedido la segunda oreja. O no. Pero bueno, eso no me importa. Lo importante es cómo me sentí. Y escuchar otra vez los olés de Madrid. Y cuajar un toro de Madrid con la edad que tengo. Y después de estar cinco años parado: ¡la primera corrida de la temporada! No he toreado nada más qué vacas en el campo.

Qué pronto le vio el pitón izquierdo a ese 4° que hizo 2° al correr turno.

Sí, sí. El encaste Núñez, como sabemos, es muy frío de salida, pero yo vi que el toro cogía los vuelos del capote por fuera y que podía servir. Y bueno, pues me puse a torear enseguida. El pitón del toro era el izquierdo. Por el derecho me pude expresar de otra forma, pero por el izquierdo me rompí y es cuando más me sentí torero. Tanto el toro como yo nos entendimos por ese pitón y hubo una conexión bastante buena.

Ahí se vació.

Irremediablemente. Sí, sí. Cuando llegué al hotel estaba cansado. Me dolían los riñones cosa mala. Cuando uno se entrega... Yo respeto todo, pero una cosa es pegar pases y otra cosa es torear. Te duele todo el cuerpo.

¿Qué le dijo al oído la Monumental?

La Monumental... Puede ser algo de mi subconsciente o de mi imaginación, pero sentí que Madrid me dijo "bienvenido de nuevo". Yo sabía que era una tarde muy importante en mi carrera porque quiero seguir creciendo como torero, a pesar de mis años de alternativa. Y esa tarde, el que pasara algo trascendental, era importante para que yo pueda seguir desarrollando mi toreo y para poder seguir vistiéndome de torero; primero para gustarme a mí mismo y segundo para el aficionado que cree en mí y disfruta con mi toreo.

Desde ahí arriba, a los maestros Ángel y Pepe Teruel les tuvo que poner las espaldas más anchas que el largo del Bernabéu.

Siempre les decía que ellos eran mis troncos. Creo que han sido parte fundamental de que yo haya seguido con la llama viva de querer seguir toreando. Porque me han dado muchos consejos y han creído mucho en mí, tanto el maestro Ángel como el maestro Pepe. Y además de pasar ratos inolvidables en la calle, en los tentaderos, en to' los laos', me han impregnado de esa torería que les chorreaba por el alma de esa esencia de los dos. Estoy un poco... ¿Cómo se dice? Embargao de su forma de ser e identificado; primero con Madrid y segundo con su manera de entender el toreo, pero sobre todo la vida.

Lo raro fue lo de la espada.

Sí. La verdad es que he visto un vídeo y me tiré muy recto como me tiro siempre. Vamos, como me tiro siempre que la ocasión lo merece. Es una cuestión de mala suerte, pero se me fue la mano. A veces pasa cuando hay un blanco en movimiento.

No ha empezado San Isidro y, lamentablemente, Emilio de Justo ya ha dejado varias vacantes. ¿Sueña Uceda con, por ejemplo, un 15 de mayo en Madrid?

Me encantaría. Además es un día bonito y madrileño por todo lo que representa para Madrid. Es el día de nuestro patrón, el día de San Isidro, y me encantaría torear. Pero bueno ya... Mira, no tengo prisa para nada. Que sea lo que Dios quiera. Cuando vuelva a Madrid, que sea por derecho, porque Dios quiere y porque me lo he ganado delante del toro. Si tiene que ser, pues que sea. Y si no, ya vendremos cuando sea menester.

Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @dariojuarezc
Comparte y comenta esta noticia: