622 días de espera para que se volvieran a dar corridas en la plaza México no fueron suficientes para que la empresa cambiara y aprendiera de sus errores. Y no cambió por la simple y sencilla razón que no entienden un pito de esto. El aficionado hizo lo suyo, pasó por taquilla y llenó la plaza, pero le volvieron a ver la cara.

Desde que se anunció la reapertura y se dio a conocer este cartel, sabíamos que el fracaso venía con el ganado anunciado, sin embargo en algunos la esperanza seguía. Por más que intentaron estúpidamente disfrazar lo que todos saben que es el ganado de Fernando de la Mora anunciándolo como Tequisquiapan, para creer que se había cambiado de ganadería. Nunca se mostró el encierro, lo taparon hasta que saltó el primero al ruedo. Lo podrido de la sangre viene desde hace décadas en lo que pasta en el rancho Cerro Frío. Una ganadería preocupada por darle gusto a los torerillos que piden el toro gordo, bobo, sin ápice de bravura y casta; esa que incomoda a las figurillas. Toda la corrida fue sospechosa en sus astas, le siguen quitando la verdad a la Fiesta; el fraude es claro y nadie lo denuncia. Los tres espadas estuvieron de acuerdo con la empresa en esto, por ende, son cómplices.

¿De qué sirvió tanta lucha si todo sigue igual? El lleno no fue por el cartel sino por el hambre de los aficionados de volver a estar en La México, muchos o pocos, no lo sé, con la esperanza de que esto iba a cambiar. Duele, sí, duele que todo siga igual. ¿Crónica? Pf, qué difícil es escribir algo cuando el rey de la Fiesta no está presente, está ausente y cada día se vuelve un actor secundario de su propia Fiesta.

Se jugaron 6 toros de Tequisquiapan de Fernando de la Mora (este es el nombre completo) para Joselito Adame, Diego Silveti y Andrés Roca Rey. Prácticamente lleno total, que con los gorrones del callejón se hace sin problema. Los tres matadores vestidos de verde y oro.

Joselito Adame estuvo correcto, incluso por encima (que no se necesita mucho) tanto de Aceituno que sorteó primero, como de Pelea de gallos, su segundo. Dejó algunos mínimos detalles de madurez taurina. Trató de alegrar la tarde colocando banderillas en su segundo. Con la espada, un espanto en ambos toros, ya que no preparó la suerte y ésta derivó en una mala ejecución y colocación.

Diego Silveti tuvo en suerte a Ministro y a Tortolito. Quizás los dos toros que dentro de lo malo que fue la corrida en general, se movieron un poco más. Sólo se puede destacar el quite ajustado por gaoneras en su primero y por saltilleras en su segundo. El resto, el Diego de siempre, con una tauromaquia muy corta, sin poder en su muleta, sin temple, sin colocación, sin saber de alturas y distancias. Mató recibiendo (tendida y desprendida) a su primero, y con una entera caída a su segundo.

Andrés Roca Rey, al que muchos tienen como una "primerísima figura", sólo vino de vacaciones de ganadería en ganadería, de fiesta en fiesta por todo México. Hoy se presentó a la plaza, pero nunca llegó. Si bien, le tocó lo malo de lo malo, nunca supo resolver, toda la tarde estuvo como un torero mediano, limitado, comodino y con unos aires de grandeza que no le caben en el pecho. Para rematar, después de una auténtica carnicería, se le fue vivo Mar de nubes que cerró plaza y con ello, una tarde para el olvido. Su primero fue Seda Negra, un toro amarrado al piso, al igual que Andrés.

Hubo dos buenos puyazos, bien colocados, en buen sitio, pero muy breves y esos no se debe aplaudir porque no hay lucha, no demuestran la bravura, la cuál ya sabíamos que practicamente no existe en la divisa amarilla y blanca.

Vale la pena comentar para que se denuncie a los subnormales y vándalos antitaurinos que provocaron y lastimaron a varios aficionados; las pintas y daños a la plaza México antes de iniciar la corrida. Ojalá que la autoridad (que sabemos que no existe en el país) tome cartas en el asunto.

Lamentablemente el gozo se fue al pozo, esperemos los dos próximos festejos de aniversario en donde se tiene que exigir que salga su majestad EL TORO porque, sin él, nada vale.