Se habían rechazado varios toros de José Luis Pereda y La Dehesilla, ganadería titular, y el ganadero optó por llevárselos todos para el campo, en un gesto que le honra, velando por el prestigio de su hierro y poniendo en valor al maltratado sector ganadero. Pregunta sin malicia: ¿se habrá llevado los sobreros de La Rosaleda? Si la respuesta es afirmativa, a Florito le hacen un roto. Nunca es agradable un cambio de cartel y menos que la ganadería anunciada sea rechazada en parte y el ganadero decida regresar los toros al campo en su totalidad. No lo es porque la sustitución por otro hierro suele ser con ganaderías de saldo, a 2x1 el toro, más no fue así. La divisa de Fuente Ymbro aumentaba el caché de la tarde.
Había dudas, no obstante, por la poca fortuna de Ricardo Gallardo en esta plaza cuando sus animales pasan de los tres años. Los precedentes no eran buenos como tampoco lo lidiado en Sevilla a caballo entre plaza de toros y Bous al Carrer. ¡Y sorpresa! Corrida de irreprochable presentación, seria, con cuajo y, más importante, sin excesos. El sabor de boca al final de la corrida podría haber sido otro de invertir el orden de salida pues los tres toros con mayores posibilidades correspondieron al primero del lote de cada uno de los alternantes.
Fue bueno el que abrió plaza, protestado por blandear de salida y que se vino arriba en la muleta de Uceda Leal. José Ignacio comenzó su elegante estilo a conjugarse con la embestida del fuenteymbro que escondía un gran pitón izquierdo. El torero comenzó por el derecho bajando la mano y alargando el muletazo. De nota alta. Tomó la izquierda y los naturales hacían presagiar una obra de calidad, de las que se espera de Uceda. Faena con buen sabor, para paladares acostumbrados a lo bueno pues por ambos pitones Uceda desplegó su toreo clásico y puro. Quizás faltó un postre para que la obra fuera completa. La estocada fue segundo plato de la mejor boda. De esas que otrora valían de por sí una oreja. Con el cuarto, violento y complicado, no pudo reeditar sus buenas sensaciones y la tarde quedó sin rematar.
Le sucedió igual a Matías Tejela, que sorteó un gran toro de Fuente Ymbro (3º), muy en Jandilla, que ofreció un gran pitón derecho para recuperar al Tejela perdido en temporadas anteriores. Sabía de la importancia de la tarde y Tejela dibujó muletazos con empaque, de mano baja y una ligazón incuestionable. Los que no se pueden quedar callados quisieron afear la colocación de Tejela y el torero cometió el error de escucharles en lugar de seguir por la senda de la ligazón. La espada, y luego tres descabellos, le privaron de la oreja. El sexto empujó, y derribó, al caballo. Se vengó Tejela de los de la negatividad no dejándolo en suerte por tercera vez. En la muleta no consiguió sacar nada en claro. Tampoco lo tenía el fuenteymbro más deslucido del encierro. Sí recuperar un gran par de banderillas de Ángel Otero que puso a toda, sí, sí, a toda la plaza en pie. No es para menos, se recordará en el tiempo.
Completaba la terna Curro Díaz. Desdibujado y ciertamente sin lote no se le vio confiado con el segundo de la tarde que sólo no se comía a nadie pero que sí dejaba entrever algo más de no haberlo atosigado. No faltaron sus detalles de torería que florecen siempre aunque la tarde no termine de romper. Nadie pondrá en duda ahora a Curro Díaz. Aunque las dudas siempre acompañan esta profesión. Para muestra los pitos a Uceda y Tejela. ¿Por qué dudas, Madrid, de tus toreros?