La cuarta corrida de rejones de San Isidro, con más de dos tercios de entrada, llevaba el premio gordo. Los toros de la divisa portuguesa de María Guiomar Cortés de Moura, de procedencia Murube, permitieron el lucimiento a los seis rejoneadores que hicieron el paseíllo en Las Ventas. Corrida con transmisión, movilidad, prontitud y recorrido. Un lujo porque fue el denominador común de los seis toros. El triunfo lo impidió una vez más el rejón de muerte de los seis caballeros. Triunfos de una oreja en el mejor de los casos.
Abrió plaza Raúl Martín Burgos que tras dejar el primer rejón de castigo tuvo que cambiar de montura al ser herido Dinis. El público conectó con la labor en el par a dos manos, sin mucho ceñimiento, y con las banderillas al violín. Una suerte que repitió con las cortas. El rejón no fue efectivo y tuvo que echar pie a tierra para descabellar siendo silenciado tras un aviso.
Rui Fernandes, vestido a la Federica como sus compañeros portugueses de cartel, toreó de costado con Quiebro. Le dio espacio, mucho, para luego terminar acortando distancias y consiguiendo un mayor lucimiento que llegó a los tendidos. Las piruetas y la lidia de Rui Fernandes tuvieron el mérito de realizarla en el centro del ruedo. Más aparte la suerte de las rosas inédita en esta feria. Los descabellos dejaron la labor en silencio.
Con decisión salió Mariano Rojo. Dispuesto a triunfar tras dejar solo un rejón de castigo para tener una mayor colaboración. Otro buen toro que repitió y accedió a los cites y piruetas de Mariano. Toreo bonito de costado con Goya, casi la vuelta al ruedo con el toro cosido a los lomos. Cuadra con nombres artistas, como Góngora para un teléfono al que respondió el público con ovación y Azorín para las cortas. Varios pinchazos y descabello le hicieron perder la oreja.
La misma suerte, o desgracia mejor dicho, corrió Moura Caetano al que se le fue la mano con el rejón de castigo propinando al toro un navajazo en el costado. Moura Caetano veía cómo el toro se desplomaba en mitad de la faena y a partir de ahí descendió la intensidad de una faena en la que faltó ajuste y mayor entrega a la hora de clavar.
Doma clásica de Joao Moura hijo en el quinto al que fue a recibir a la puerta de toriles. Faena de menos a más en intensidad rubricada con tres banderillas cortas montando a Perera. Tenía la oreja en la mano pero el rejón se la quitó.
Y completaba cartel Francisco Palha que después de ver cinco toros esperando su turno no dejó pasar un instante para comenzar con quiebros y piruetas. Incluso se vino arriba tras el percance sufrido mientras su caballo Ordóñez le hacía un desplante al toro. Francisco Palha volvió a su cabalgadura para reeditar la suerte, caminando en círculos al toro con el peso en las patas traseras. Palha clavó arriba y acertado, dejándose llegar al toro incluso para las banderillas cortas que remataron una faena con interés. Naturalmente, y en solidaridad con sus compañeros, también erró con los aceros y también tuvo que descabellar.
Ni los rejones entraron por arriba en los buenos ejemplares de Guiomar Cortés de Moura ni la tarde en la memoria.