Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Un 'Zahonero' de vuelta al ruedo
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Un 'Zahonero' de vuelta al ruedo
Un 'Zahonero' de vuelta al ruedo
Un 'Zahonero' de vuelta al ruedo
Un 'Zahonero' de vuelta al ruedo
Las Ventas. 31ª de la Feria de San Isidro

Un 'Zahonero' de vuelta al ruedo

Leo Cortijo

31 días después, hemos llegado al final. La Feria de San Isidro 2014 ya es historia, y lo es con la guinda de la Miurada. Interesante encierro del hierro de Zahariche, con muchísimos matices, pero con el recuerdo ya inmortal de Zahonero, un toro bravo y encastado que cumplió, -es mi opinión-, como ningún otro esta feria en los tres tercios de la lidia. Su condición brava y encastada se conjugó a la perfección con su gran clase, para dinamitar de verdad la Puerta Grande de Las Ventas. Me gustaría decir que un toro así fue premiado con la vuelta al ruedo, pero el sr. Presidente, que debe vivir en un universo paralelo, como los de Matrix, no lo creyó conveniente. Lógicamente, fue abroncado. Nueve años después de su última visita a Las Ventas, Miura colgó el “No Hay Billetes” y a punto estuvo de inscribir su nombre como corrida más completa del ciclo, pero lo cierto es que fue de más a menos y acabó dejando un sabor agridulce. En cuanto a la terna, vaya por delante decir que cuenta con todo mi respeto y admiración por el mero hecho de ponerse delante. Alguien que entiende mucho de esto me dijo una vez que la mirada de un Miura es la mirada de la muerte, y eso, señores, solo está al alcance de muy poquitos. Hoy, en Las Ventas, de Rafaelillo, Javier Castaño y Serafín Marín. Bravo.

Con una larga cambiada de rodillas recibió Rafaelillo al primero de Miura en Las Ventas, Ahumadito, que escuchó las palmas de aprobación al salir al ruedo. Si marcaba la justeza de fuerzas como su principal defecto, no ayudó en absoluto lo muchísimo que se le pegó en el primer puyazo, en el que el toro se empleó. Doblándose con el animal inició la faena muleteril el murciano, pero su labor no trascendió lo deseado, y es que al miura le costó moverse después del excesivo castigo y el inicio por doblones, y tardeó para tomarla protestando y sin repetir. Velador, que también escuchó algunas palmas de salida, galopó con alegría en varas y en banderillas antes de que Rafaelillo brindase desde el tercio al público de Madrid. Tres primeras series con la zurda bajando mucho la mano, con fijeza y humillación. No fue menos el toro por el derecho, aunque por ese lado el coleta solo se justificó. Otra vez al natural, pero ya era tarde, esta plaza pide prontitud y rotundidad, dos cualidades que no se dieron en la faena de Rafaelillo.

Sensacional saludo de Javier Castaño lanceando a la verónica a Zahonero, un tío de 611 kilos, con el que el salmantino quiso que hubiese lucimiento en varas y lo llegó a dejar en jurisdicción hasta en tres ocasiones, galopando con brío en cada una de ellas para luego empujar con fuerza en el peto. Y si el tercio de varas fue enorme, no menos fue el de banderillas, tremendo, por el que saludaron una atronadora ovación Fernando Sánchez y David Adalid. Cómo galopó el de Miura para acudir a la pañosa de Castaño en las dos primeras series por el pitón derecho, humillando y repitiendo, y con una emoción increíble. Con mucha clase, nobleza y fijeza acudió por el pitón izquierdo, sin descanso y sin reducir lo más mínimo su nivel de entrega. ¡Qué pedazo de toro! De vuelta al ruedo. Todas las condiciones a favor para tirar abajo la Puerta Grande de Las Ventas, pero Castaño no se acopló en ningún momento, sin estructura en su faena y por momentos sin ideas, dejó escapar al toro de la Feria. Tampoco estuvo acertado el presidente negando la vuelta al ruedo totalmente ganada por el toro y pedida clamorosamente por la afición.

Datario seguro que encogió a más de uno el alma al ver los dos puñales mirando al cielo que llevaba por defensas, pero su presencia en la plaza fue testimonial, pues por su excesiva flojedad fue devuelto. En su lugar salió el sobrero de Fidel San Román, Fiador, que se dejó pegar en varas, para desilusión de la afición venteña, que se quedó con las ganas de ver a Tito Sandoval. Después de las consabidas ovaciones a los banderilleros, Las Ventas, -y sobre todo el 7-, quiso ovacionar a Marco Galán, sencillamente perfecto toda la tarde (él sí que la mereció). A media altura tuvo que llevarlo el torero nacido en León, sin someter la deslucida embestida del burel, en un trasteo insustancial que dijo bien poquito. Cierto es que el oponente no era el idóneo, ni mucho menos, pero Castaño tampoco puso lo que al animal le faltaba.

Aguilero fue muy mal picado, sin medida ni colocación, por Romualdo Almodóvar; en las antípodas del extraordinario par de Curro Robles. Sin llegar a la transmisión de Zahonero, Aguilero regaló treinta embestidas como treinta soles, que de aprovecharlas en condiciones llevaban el premio de la oreja (como poco), pero Serafín Marín no lo hizo. El torero de Montcada firmó un trasteo con muchos altibajos en el que alternó la falta de ajuste en algunos momentos, con templados muletazos de nota alta. Lo mejor, dos naturales tremendos, templando y cargando, rebosantes de verdad y torería. Con todo, bagaje insuficiente para la gran condición del burel, por otra parte, lógico al tratarse de un torero con contadas oportunidades. Escribano, último toro de San Isidro 2014, fue ovacionado de salida, pues su presentación fue inmejorable. Que el capítulo de los varilargueros esta feria es para hacérselo mirar quedó más que claro cuando Pedro Geniz perdió la vara, quedando ésta adosada al toro. Imagínense la imagen… Con la franela, no hubo comunión entre el torero catalán y el toro de Miura, con las fuerzas medidas y sin clase alguna, ya que calamocheando y rebrincando afeó todas sus embestidas. No quedó por parte de Marín, que se justificó por su imperiosa necesidad, pero fue como intentar sacar agua de un pozo vacío.

PD. Me niego a acabar esta crónica sin darles las gracias por estar ahí durante estos 31 días. Por leernos, seguirnos y aguantarnos. Como he dicho mil veces, sois nuestro principal apoyo, las pilas que nos cargan de energía para seguir adelante. Gracias. Y otra cosa: si os habéis quedado con ganas, en una horas publicamos balance exhaustivo y completo de toda la feria a cargo del compañero José A. Ayuste. Yo que ustedes no me lo perdería.

 

  • Las Ventas. 31ª y última de la Feria de San Isidro. Lleno de “No Hay Billetes” en tarde soleada y calurosa. Se han lidiado cinco toros de Miura, muy bien presentados y de juego desigual: noble masacrado en varas 1º; bravo y encastado, con mucha clase y nobleza el extraordinario 2º, candidato a toro de la Feria; nobleza, humillación y repetición en el 3º; casta y clase en el 4º; y noble, pero sin clase el 6º. Y uno (5º bis) de Fidel San Román, noble, pero deslucido.
  • Rafaelillo (azul turquesa y oro): silencio tras aviso y silencio.
  • Javier Castaño (blanco y oro con cabos negros): pitos y silencio.
  • Serafín Marín (azul celeste y oro): división de opiniones tras aviso y silencio.
  • Saludaron una ovación Fernando Sánchez y David Adalid tras parear al 2º y al 5º de la tarde.
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