Como parte de las iniciativas llevadas a cabo con motivo del acontecimiento del próximo 28 de febrero en Moralzarzal, el novillero Curro de la Casa impartió una clase de toreo de salón en el Campus de Vicálvaro de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

A primera hora de la tarde de este martes, algo más de una treintena de jóvenes se reunían entorno al patio del aulario de la universidad, para recibir de primera mano algunas nociones básicas sobre el manejo de los trastos y cómo llevar a cabo diferentes suertes de la lidia. Guiados por el novillero alcarreño, y con la presencia de alumnos de la Escuela Taurina de Guadalajara y de la de Moralzarzal, que ejemplificaban lo dicho por el torero, se desarrolló en un ambiente muy ameno dicha clase.

Como para aprender algo, -sin duda-, lo mejor es ponerlo en práctica, acto seguido, fueron los propios asistentes los que tomaban los trastos e intentaban lances que les hacían por momentos sentirse toreros. Verónicas, chicuelinas, revoleras, trincherazos, naturales… todas estas suertes fueron interpretadas por los asistentes, que con mayor o menor fortuna pretendían emular a sus ídolos.

Todo ello, bajo la atenta supervisión de los alumnos de ambas escuelas, además de el novillero, que a pesar de algunos no pasar de los 11 años, ya ejercían de experimentados profesores, corrigiendo posturas, modificando trazos o incluso haciendo ellos mismos de toros, para recrear con mayor veracidad el momento taurino.

Algo más de dos horas que, en definitiva, sirvieron para acercar la Tauromaquia, como parte de la cultura que es, a las aulas de las universidades, donde entre las muchas cátedras que se imparten, al menos por esta tarde, tuvo su huequecito otra más, que a pesar de que algunos pretendan excluirla; arte y cultura es.

Ojalá corriese el ejemplo de Curro, y esta bonita iniciativa llevada a cabo en la tarde de hoy, se repita con mayor frecuencia en las universidades y demás centros de enseñanza, pues ya que a medida que avanzaba la tarde, no eran pocos los que se acercaban por curiosidad e incluso acababan tomando los trastos.