Tarde de buen ambiente en lo climatológico para ver una corrida del hierro portugués de Palha, al que hacían frente los matadores Sánchez Vara, Luis Vilches y Fernando Adrián, en la que se si nos atenemos al número de orejas cortadas (siete) podríamos hablar de una tarde con bastante más contenido de lo que se vio en el ruedo, con una corrida sosa y sin fuerzas aunque noble en líneas generales.
Aseado recibo a la verónica que remató con dos medias ante un toro bastante pobre de cara, al que llevó en un galleo por chicuelinas al caballo de Marco Antonio Coloma que dejó un puyazo tras el cual Sánchez Vara realizó un quite por gaoneras. Puso banderillas y brindó al novillero sin picadores Álvaro Gamo. Trasteo basado en el pitón derecho que no logró levantar el vuelo, ya que se acabó muy pronto el toro, que aunque con nobleza, acusó la falta de fuerzas e hizo que no tuviese gran repercusión en los tendidos. Mató de estocada entera y muy efectiva.
Más vistoso que lucido fue el recibo al 4º de la tarde, larga cambiada de rodillas y ramillete de verónicas, que por el poco acople de toro y torero no resultaron del todo exitosas. Volvió a coger los palos el alcarreño, siendo el primer par precedido por el ya tradicional salto de la garrocha por parte de Raúl Ramírez “El Peque”, banderillero de su cuadrilla. Tomó la montera y brindó la faena a sus hijos. Faena de cercanías y un tanto arrebatada donde el diestro pudo sacar cosas a un toro bastante parado y sin empuje. Despistado en la suerte suprema, costó a Sánchez Vara igualarlo, pero le recetó una estocada certera, que hizo doblar pronto al animal, lo levantó el puntillero aunque no hizo mella en el ánimo del público que le pidió las 2 orejas.
Reaparecía el utrerano Luis Vilches y no se acopló en el recibo capotero con un toro andarín y muy justo de fuerzas, que se vio agravado tras el paso por el caballo. A pesar de ello, se le puso un segundo turno en suerte, ante lo que el animal quedó muy parado y arrastrando las patas. Demasiado bronco en las embestidas y con la cabeza muy suelta. Puso de su parte el sevillano, que brindó a los asistentes, consiguiendo hilvanar algunas series de muletazos, y dejando algunos detalles de torería. Mató de estocada algo perpendicular tras pinchazo lo que sirvió para acabar con Saltillo.
Soso de salida también el 5º, justo de fuerzas, impidiendo de nuevo el lucimiento de Vilches con el capote. Puyazo único pero largo recibió el toro, que sin duda no favoreció a un animal que ya apuntaba desde el principio su condición. Lidia muy descabalada, que alargó en exceso el tercio de banderillas y al final solamente se cambió con cuatro palos. Salió muy dispuesto con la muleta el torero y dejó buenos muletazos en el inicio de la faena. Adelantaba otra vez la muleta por ambos pitones con más voluntad que resultado, el toro se quedaba demasiado corto y no concedía finales a los muletazos. Mató de media estocada muy efectiva.
Otro concepto sacó el tercero, y permitió estirarse a la verónica al madrileño Fernando Adrián, aunque justito de fuerza, apuntaba algo más de clase que sus hermanos. Puso ganas y entusiasmo empezando a pies juntos, y pronto se lo sacó a los medios. Trató de cuidar al toro tocándole a media altura, dándole tiempo entre tandas y fue estructurando la faena. Consiguió acoplarse por el pitón izquierdo y dejar muy buenas series aprovechando el fondo que tenía el burel. Muy buenas sensaciones las que dejó Fernando Adrián, que tuvo buenos momentos en los que pudo correr la mano y disfrutar del toreo. Mató de una estocada algo tendida que hizo que no fuese todo lo efectiva que por colocación debiera y fueron necesarios varios golpes de descabello que enfriaron la reacción del público.
Intentó lancear a la verónica Fernando Adrián al que cerraó plaza, pero se lo impidió el toro apretando hacia adentro e incluso llegando a desarmarlo. Brindó al público un toro que el ganadero auguró que se vendría arriba en la muleta. Trató de estructurar faena, poniendo mucho de su parte el torero, pero sin conseguir sacar nada de un toro que iba y venía sin emplearse, repartiendo tornillazos a su paso por el embroque y solo consiguiendo muletazos sueltos. Pinchó tres veces y dejó una estocada.