Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Galán acaricia la séptima
Con la firma de Alejandro Martínez

Galán acaricia la séptima

Alejandro Martínez

A la misma hora que en Berlín el Fútbol Club Barcelona se estaba jugando conseguir su quinta Copa de Europa, en Madrid, Sergio Galán se quedaba a las puertas de salir a hombros por séptima vez de la plaza de Las Ventas. Fue la suya una buena y completa actuación en la que siempre encontró el secreto de la conexión con el público, pero un pinchazo y el uso del descabello le dejaron sin el trofeo que le habría abierto la puerta grande. Fue en el quinto, tras cuya muerte saludó una ovación que seguro le supo a poco. Antes, en el segundo, sí había paseado una oreja tras una vibrante labor en la que destacó a lomos de Trópico, con el que se dejó llegar mucho al toro. También anduvo a buen nivel con otros de sus caballos estrella como Apolo, Ojeda, y Titán, un animal que demostró valor y torería y siempre galopó dando la cara al toro. Tiene Galán una más que notable cuadra; pero sobre todo tiene el concepto y la personalidad necesarios como para poder batirse con esos dos toreros a caballo que en la actualidad compiten en la cumbre: Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura. Alcanzar su nivel es casi imposible, pero este Galán de Tarancón, más maduro que nunca, está en el camino. Dentro de justo un mes, el 6 de julio en Pamplona, tiene una nueva oportunidad para subir un escalón más y desafiar tanto al genio de Estella como al ciclón de la Puebla.

Al que aún le queda camino por recorrer y mucho que mejorar, pero que ha experimentado una interesante evolución es Manuel Manzanares. El pequeño de la dinastía de toreros alicantina dejó detalles de buen toreo y protagonizó el susto de la tarde. Literalmente se echó encima de su primero, y tras el encontronazo, salió despedido por los aires cayendo dramáticamente al ruedo de Las Ventas. Fue una dura caída que aprovechó ese tercer astado para intentar hacer presa. Pero no lo consiguió -en parte, claro, porque no estaba en puntas-. A pesar de lo espectacular del percance y de que Manzanares se pasó el resto de la tarde en la enfermería, todo quedó en un susto y el caballero pudo salir a lidiar y matar a su segundo. Fue el último toro de la última corrida de rejones de esta Feria de San Isidro que mañana escribirá su última página con la esperada corrida de Miura. Ojalá que los de Zahariche nos den una alegría y remienden un tanto el muy decepcionante juego del resto de corridas toristas. Suerte.

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