Ni pies ni cabeza. Desconozco totalmente la pretensión que los productores del programa “21 Días”, de Cuatro, tenían al presentar la pasada noche su programa con el toreo como telón de fondo. Desconozco si la peste “anti” también afectó a la sensibilidad coaccionada de los productores. Y desconozco si la tal Adela Úcar vino para reírse o para mostrarnos. Si ocurrió lo primero se trata de alguien indeseable; lo último es muestra de docilidad, pero si a tal caso lo hizo con buena intención. Lo curioso de todo este marrón es que al finalizar el programa, tal periodista dejó entrever su opinión acerca de los últimas días vividos en las vísceras del toreo, y esa reflexión en contra de los valores más firmes de la tauromaquia sobró… y más que sobró. El mundo del toro no supo entonces por dónde templar el temita.

Un planteamiento aparentemente genial: un individuo ajeno totalmente a la Fiesta, sin ninguna relación directa con el mundo del toro a lo largo de su vida se adentra en éste durante 21 jornadas. En ellas aprende los valores, las técnicas y los secretos de la tauromaquia para culminar su doctrina actuando en un “festejo” (tentadero público). Cuál sería la sorpresa de todos aquellos aficionados que vimos cómo El Juli le ofreció todo durante varios días de su prestigiosa temporada y el maestro Padilla le abrió a pares el corazón torero y familiar de un héroe más humano y más valiente que la susodicha periodista. Quizá lo de Mota también sobró, entero.

No estaba loco Paula cuando, un atardecer jerezano, tomó la palabra para proclamar el Santo Evangelio de la Fiesta según San Rafael, tomo V: “El arte son aquellas bolitas mágicas que Dios reparte a algunas personas. A unas le caen y a otras no”. A usted, señora Adela, perdone pero no le ha caído y es por esta razón por la cual no ha sentido que se trataba de algo grande torear un animal bravo. Y no por ello tiene que cargar contra la Fiesta y ocultar la realidad -que es lo más grave- de un mundo que le ha mostrado su pilar más fuerte a lo largo de tres semanas: la solidaridad. Puede que no estemos haciendo las cosas bien en algunos aspectos, pero la verdad que imprime el toreo no nos la arrebatará nadie, y menos usted.