Hace algunas semanas cuando se desató la fuerte crítica, en redes sociales principalmente, a la presentación de los toros que se lidiaban en varias plazas de México, la ganadería de Villa Carmela enviaba, al mismo tiempo, a Guadalajara un imponente y muy bien presentado encierro. Un par de días antes, en Aguascalientes, sucedía lo mismo con una novillada de la misma dehesa. Ahora no fue tal caso, para lidiar en la Temporada Grande esta ganadería envío un encierro que en términos generales simplemente cumplió en este rubro; aunque, siendo los que menos, el primero de Luque y el segundo de Rivera, el segundo del sevillano fue un toro en toda la extensión de la palabra, que precioso ejemplar, lástima del juego que diera.
Por otro lado, el protagonista de la tarde del día de ayer fue el torero potosino Fermín Rivera. Éste reaparecía después de haber lidiado la corrida de Bernaldo de Quirós, en la presente temporada, donde en aquella ocasión la papeleta se la había llevado Diego Urdiales. Esa tarde a Rivera no se le había podido ver en su esplendor. Ahora las cosas fueron distintas. Una verdadera lástima que no estuviera certero con los aceros, un triunfo merecido de oreja por toro lo hubieran hecho triunfador, redondearía lo realizado en su faenas, sin embargo falló. En el cartel se anunció al rejoneador, también potosino, Rodrigo Santos, a Fermín Rivera, Daniel Luque y Sergio Flores. Los toreros de a pie saludaron al tercio al iniciar el festejo. Una pena absoluta la entrada registrada el día de ayer en el coso metropolitano, era para más, lo acontecido no es más que el reflejo de todo lo que se ha venido haciendo mal desde hace ya tiempo en la Fiesta capitalina.
Rodrigo Santos, rejoneador, abrió plaza con Fervoroso que se despitonó a su salida al rematar abajo en un burladero, a su regreso a los corrales ejerció la misma acción y se rompió el único que le quedaba. Salió, en cuarto lugar, tras haber corrido el turno de la lidia, Artillero de la ganadería de Marco Garfias; un astado mal presentado, que expresaba en su juego el tiempo de estar en los corrales y que no ayudó en nada al caballista. Sin embargo, aunque el torero de a caballo no tuvo materia prima, él estuvo mal. Pegó un petardo. Falló el primer intento de rejón de castigo, cuando pudo lo dejó contrario, el segundo fue excesivamente delantero (por poco y lo descabella). La primera banderilla avivó la apagada embestida del burel y cuando le apretó tuvieron que ayudarle las cuadrillas cortándole el viaje del socio, vendrían dos banderillas delanteras más, faena sin estructura, rejones de muerte, estocada trasera y caída. Una actuación larga y sin nada trascendental.
Fermín Rivera recibió a Ayate con algunos lances sin relevancia con el capote, desde entonces el toro ya acusaba debilidad al doblar las manos. El puyazo fue arriba sin empujar demasiado. El torero le realiza un quite por fregolinas. Con la faena de muleta, ante una labor de enfermero por la fuerza carente del astado, sacó muy buenos muletazos por el pitón derecho, con solera, suaves, entendiendo la condición del toro y con un gran temple. Ligó buenos naturales, llegando al tendido. Acortó distancias, expuso el físico de por medio, quizá alargó su faena, con muletazos por abajo muy toreros lo preparó para la muerte. Dejó pinchazo y estocada en todo lo alto, hubo petición y dio merecida vuelta al ruedo. El palco de autoridad hizo bien en no soltar la oreja fácilmente, lástima que la actuación de los jueces sean tan variante e imparcial conforme transcurren las tardes y las temporadas. El torero potosino lidió a Mestizo, un toro mal presentado, con el capote fue breve su actuación. Después del puyazo realizó un quite por chicuelinas. En el último tercio Rivera realizó una buena faena ante un toro que solía distraerse fácilmente. Las tandas fueron con varios muletazos, como gusta el toreo en México, el temple estuvo de su lado aunque tuvo un desarme. Los mejores pases fueron por el pitón derecho. Iba a finalizar con manoletinas pero entendió muy bien que por ahí no era y oportunamente cambio a llevárselo con un toreo por abajo, como en su primero, hacia la última parte de la lidia. Dejó una estocada en la que caló al burel, otra entera suficiente para finalizar su segunda presentación. Hubo ligera petición y dio merecida vuelta al ruedo. ¡Qué lástima que fallara así con la espada!
Daniel Luque le dio la bienvenida a Quatlasupe con muy buenas verónicas para rematar, muy toreramente, soltando la punta del capote simultáneamente cambiando de mano y aludiendo a lo que fuera un desdén con la muleta. El puyazo hacia el toro castaño fue breve. Realizó el de a pie un quite por chicuelinas. Tras el brindis al público se dispuso a intentar hacer el toreo, el toro no se prestó a ello; pues siempre predominaron las embestidas cortas, lo que obligó al sevillano a que acortara distancias. Pasaportó al burel con pinchazo y tres cuartos de acero. En su segundo astado, Morenito, un toro precioso y bien presentado, Luque lo recibió con verónicas. El puyazo en el tercio de varas fue breve. El socio fue complicado con la muleta, su dificultad pudo haber sido producto de su edad. Atinadamente el de a pie cortó la faena en el momento justo. Pinchazo arriba y estocada muy trasera fueron el epílogo de su labor en la tarde de ayer.
Sergio Flores tuvo en suerte como primer astado a Emperador, otro toro bien presentado y tocado del pitón izquierdo. El torero tlaxcalteca le dio algunas verónicas en el primer tercio y su remate no fue lucido, el toro se abrió mucho cuando intentó pegarle una media. El puyazo al burel fue sin recargar mucho. El de a pie realizó un buen quite, variado, que buscó más el agrado del poco respetable asistente. Con la muleta se mostró voluntarioso aunque abusa en agarrarle mucho los lomos al toro cuando va pasando. El astado le tiró un derrote, hubo demasiados enganchones y la faena se vino de más a menos. Después del pinchazo y la estocada, Flores se retiró entre algunas palmas. Con Milagroso, último de la tarde, le pegó buenas verónicas y pudo concretar su remate con una media muy torera. El emotivo brindis fue para toda su cuadrilla y equipo de trabajo. En la última parte, con la muleta, ya no sucedió nada. El astado se veía mermado de los cuartos traseros, factor para que también no se desarrollara algo más. Varios pinchazos y media estocada fueran la parte final del festejo.
Al parecer, por política de la empresa, ya es un hecho que no se permitirá el toro de regalo en lo que resta de la temporada, si ese fuera el caso, ojalá y lo hicieran público. Sería de suma importancia dar a conocer tal decisión.