Una de las faenas más importantes de la presente Temporada Grande en la México ocurrió el día de ayer a cargo del sevillano José Antonio Morante Camacho “Morante de la Puebla”. Sin embargo, así como el titular de ésta y otras crónicas se lo lleva el de la Puebla del Río por lo realizado en el cuarto de la tarde, la otra parte del encabezado corre a cargo del renglón ganadero el cual, para no variar en lo que va de la temporada, ha sido decepcionante. Teófilo Gómez mandó un encierro que dejó mucho que desear en presentación, terciado en términos generales, y en donde la falta de bravura, fuerza y transmisión, la sosería, el deslucimiento y la docilidad fueron las principales características que mostraron los astados de la dehesa queretana. Ojalá que sus dueños no se confundan y por el hecho de que se otorgó un arrastre lento inmerecido, o porque se le cortaron dos orejas a un toro (todo a mérito únicamente del de a pie), sigan pensando que van por buen camino; aunque éste no sea así y todo tenga exclusivamente como resultado el perjuicio de la Fiesta. Con todo esto, la única que pierde es la afición y, en consecuente, todo lo que tenga que ver con ella.
Con Morante de la Puebla actuaron Octavio García “El Payo”, quien acudía por su tercer tarde después de haber cortado tres dudosos apéndices en sus dos actuaciones anteriores, dos de ellos incluso fueron fuertemente protestados en su última presentación; y Fermín Espinosa “Armillita” a quien sigue sin dársele las cosas en la plaza más grande el mundo, en su corrida previa tuvo división de opiniones en su lote y, a pesar de que no volvió a suceder nada ayer, todavía le queda una tarde más.
Morante de la Puebla abrió plaza con Amigo Nacho al que lo recibió con el capote dando lances por arriba y vaciando hacia afuera. Breve fue el puyazo como todos los de la corrida (casi desaparece la suerte de varas el día de ayer y por eso omitiré mencionarla posteriormente). Con la muleta lo más destacable al inicio fueron un trincherazo y una trincherilla. Una vez que sacó más allá del tercio al toro y después de un molinete se dispuso a intentar hacer faena (cosa ya poco vista en este torero en varios cosos de la república al no poderse acomodar con ningún burel en los últimos tiempos). Aprovechó la docilidad del astado sacando muletazos tras colocarse al hilo del pitón y sin ahogarlo. Por el izquierdo Amigo Nacho salía aún más con la cabeza arriba. En resumen, solamente hubo algunos buenos momentos ante la condición descastada del socio. Ejecutó mal la suerte suprema al salirse de ella y dejar tres cuartos de acero en colocación caída. En el cuarto de la tarde, Debutante¸ lo rescatable por el sevillano con el capote fueron dos buenas verónicas, la brega que hizo en total verticalidad y la artística media verónica con la que remató. El quite acompasado fue por chicuelinas, a media altura ante las malas condiciones del astado, rematando con otra buena media. La buena colocación y ejecución del tercer par de banderillas obligó a salir al tercio merecidamente a Gustavo Campos. El inicio de muleta fue con pases bien ejecutados rodilla en tierra. La primer tanda se compuso de tres templados derechazos, la segunda también. Por el izquierdo los naturales fueron de gran factura. Mucho mejor fueron las trincherillas, incluyendo una que fue excelsa, al igual que un pase de pecho que no estuvo compuesto más que de puro arte. Hubo momentos toreros, llenos sentimiento y trasmisión que se percibieron, un desarme en la parte final fue lo previo a la ejecución de la suerte suprema. Tres cuartos de acero, en colocación tendida, desprendida y trasera, fueron suficientes para hacer doblar rápido al de Teófilo. El juez concede dos orejas al de a pie e inmerecidamente otorga arrastre lento a un ejemplar que únicamente fue manso, dócil, tardo en embestir, deslucido y falto de remate en su presentación.
Octavio García “El Payo” se enfrentó a No, dice…, nombre nada taurino, el cual echaba las manos por delante al embestir al capote del queretano, desde entonces ya acusaba debilidad. Rafael Romero se llevó ovación por llevarse el toro con la punta del capote hasta un burladero. Inició “El Payo” con algo parecido a un cambiado por la espalda pegado a tablas en el último tercio después de haber brindado al público. Los siguientes muletazos fueron en el centro del ruedo ante otro dócil que no podía ni con su alma al abrir el hocico todo el tiempo y perdiendo las manos constantemente. La emoción hacia los tendidos se vino a menos. Hubo algunos detalles por ambos lados pero faltó toro. Pinchazo hondo y tres descabellos fueron el epílogo de su primera actuación para retirarse en silencio. Ante el quinto de la tarde, Poeta, hubo buenas verónicas y media para rematar. Saltilleras y gaoneras las usó el queretano para colocar al toro en el caballo. El tercio de banderillas fue malo. Después del segundo brindis al público empezó con pases por alto con la muleta. El burel se rajó pronto por lo que predominó el desarrollo de la labor muleteril en los terrenos pegados a tablas. Aunque insistió en taparle la cara para buscar que repitiera y usar algunos recursos antiestéticos, la faena se vino a menos. La sosería, la falta de acometividad y el “embestir” echando el hocico por delante hicieron que todas las esperanzas se vinieran abajo. Pinchazo hondo y salida al tercio fueron la conclusión de la tercera actuación de “El Payo”.
Fermín Espinosa en primer turno le tocó Vas ir…, un astado carente de presentación, anovillado descaradamente, que fue fuertemente protestado y al que erróneamente, además de haberlo aceptado, el juez no regresó a los corrales. El público asistente, en situación sumamente comprensible, recriminó en demasía durante toda la lidia este hecho y no permitió hacer nada al de Aguascalientes. En el último de la ya noche, Corico, los lances con el capote no tuvieron repercusión en los tendidos. En banderillas el astado pierde las manos, situación predominante hasta su muerte. Con la muleta el burel es tardo en embestir, deslucido. La labor del de a pie se desarrolla entre altibajos, las distancias y el que repita el socio no han sido fácil conseguirlos. Tres pinchazos y media estocada fueron suficientes para pasaportar al toro y retirarse en silencio. No volvió a suceder nada con este torero. No dudo que pueda ser bueno, pero dudo mucho que por el camino que va lo logre. Además de dar la impresión de estar adelantada su carrera ¿Estará siendo llevada ésta de forma correcta?