Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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La torería morada 2.0
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La torería morada 2.0
Vistalegre. 2ª de la Feria de Invierno

La torería morada 2.0

Leo Cortijo

Tarde llena de emociones la vivida en el Palacio Vistalegre de Madrid. Volvían dos toreros a vestirse de luces después de que la parte más ingrata, pero a la par la más real de esta Fiesta, les golpease duramente. Desde el primer instante, nada más sonar clarines y timbales, nos dimos cuenta del ambiente que iba a embriagar toda la tarde. Solo ellos saben por lo que han pasado, que será poco menos que un calvario. David Mora así lo ha hecho saber en diferentes entrevistas, por lo que su regreso significa tanto, pero tanto… Y ojo, que la torería morada volvió en una versión 2.0 que sorprendió a muchos. Ha vuelto un Mora más torero que el que se fue. Al valor que siempre ha atesorado se le sumó un empaque, un temple y un concepto del toreo mejorado. Ya forman parte de la memoria colectiva de la temporada 2016 las dos series a derechas al gran 5º, por figura encajada, toreo desmayado y templada naturalidad. Eso fue lo mejor de toda la tarde, de largo. Y ese 5º, precisamente, salvó los muebles del desigual y muy decepcionante encierro de Parladé. Valió por todos sus hermanos (también de largo). La cruz de la tarde se la llevó Fortes, que pechó con un lote casi imposible, y ante el que sus ideas se nublaron demasiado, dejando entrever altibajos y atropellamiento.

Un año, nueve meses y un día después, David Mora se quitó todo el peso de encima al saludar de forma notable por armónicas verónicas a Insuperable, que abrió festejo. Inició por estatuarios una faena que brindó al público, incluyendo remates por abajo en los que el parladé perdió las manos marcando su carestía de fuerza. Esa condición sumada a la falta de humillación en un principio, hizo que el torero tuviera que mimarlo a media altura, sin exigirle ni pedirle en excesos. Así logró un trasteo asentado y templado por ambos pitones, con muletazos al ralentí y con la figura desmayada que conectaron con intensidad arriba. Se vivieron momentos de entrega total por parte del torero, y el destino quiso que el animal –un bendito– se sumara a la fiesta para que todo fuera perfecto. Con todo sobre la mesa para que la reaparición fuese la deseada, la espada, aunque ésta no fue la más pulcra de la historia, ni mucho menos, fue efectiva y eso le granjeó las dos orejas.

No hubo lucimiento en el saludo a su segundo, Granuja, al perder las manos en el embroque. Picotazo en varas antes del templado quite por chicuelinas del de Borox. Ángel Otero saludó una ovación tras parear, como también lo hizo Iván García, notable en la brega. También escucharon las palmas en el brindis los médicos que trataron al torero durante el periodo de inactividad. Midió bien las distancias y los tiempos en las tres primeras a derechas, que aunque hilvanadas, no lograron la limpieza ni la ortodoxia deseada. Si el deslucido animal no terminó de ser franco por el derecho, menos todavía lo fue por el izquierdo, por el que el torero no encontró el acople en ningún momento, con demasiados altibajos. Como baja cayó la estocada antes de saludar una ovación como premio a su segundo parlamento.

Con un recibo aseado saludó con el percal a Cantaclaro, que cerró su lote. Quite por verónicas del sobresaliente Chapurra, a las que replicó por el mismo palo pero de forma más personal David, que luego brindó a su nuevo tándem de apoderados, Tejero y Casas. Genuflexo inicio de trasteo entre las dos rayas, muy torero, especialmente un cambio de mano extraordinario. Empezó a apuntar alto la cosa y más en las dos primeras series por el pitón derecho, a las que el toro acudió con prontitud, transmisión y entrega total en la muleta. Toreo relajado, erguido y con la figura desmayada, consiguiendo una templada naturalidad que fue lo mejor de toda la tarde. Bajó de grados la caldera por el izquierdo, faltando ese toreo puro y de verdad demostrado por el otro pitón. Lo mejor ya estaba hecho y todo lo que pudiese venir sería para peor. Y eso hubiera sido en que la voltereta que le propinó este buen Cantaclaro le hubiese hundido el pitón. No fue así, y salió enrabietado el toledano para dejar unas manoletinas finales antes de pinchar una faena que prolongó más de la cuenta y que a buen seguro le hubiese valido un premio mayor. No ayudó el pasarse de faena a la hora matar.

Gentecillo, que abría hecho segundo, se fue para atrás por inválido, y en su lugar salió el que estaba reseñado como cuarto, el justo de presencia Linchador, que en el recibo capotero de Jiménez Fortes tampoco dio muchos ánimos en cuanto a su fortaleza. Ajustado el quite por chicuelinas del malagueño tras el insustancial paso por varas y antes del brindis al público. Tanteó por alto para ver la condición del animal antes de dejar un bello remate por abajo en la primera serie muleteril, que fue lo único positivo de la labor, pues el descastado y blandísimo animal aguó la fiesta de reaparición. El coleta lo intentó por ambos pitones sin lograr conectar con el tendido ni dejar tampoco nada más allá de lo efímero por la baja condición de su oponente y por lo amontonado que resultó lo poco dispuesto.

Al Lampiño que hizo cuarto se le pegó duro y de no muy buena manera en el peto antes del brindis a su padre. La labor del malagueño no terminó de llegar a buen puerto debido a la descastadísima condición del ejemplar de Morenés, mirón y más pendiente del torero que de entregarse en las telas. A la defensiva, su acometer fue una continua protesta, y así, lo dispuesto por Fortes resultó atropellado con continuos desarmes y punteos de la franela. Terminó alargando más de la cuenta y en las manoletinas finales se respiraron momentos de tensión… Lo que pone en juego este torero es tan valeroso como temerario. Ofú. El vareado sobrero de Juan Pedro Domecq que cerró el mano a mano fue brindado por Fortes a Mora en un gesto de torero que le honra. Emocionante detalle, sí señor. Qué pena que luego no acompañase el animal en la labor del diestro, que alternó ambos pitones del deslucido animal. Cierto es que el torero no inició con el mimo y el tacto que su escaso oponente hubiese agradecido, pero ni por esas. En fin, que no tuvo suerte Fortes pues sorteó el peor lote con diferencia.

 

  • Plaza de toros de Vistalegre (Madrid). 2ª de la Feria de Invierno. Media plaza en tarde soleada, pero fresquita. Se han lidiado cinco toros Parladé, desiguales de presentación y uno de Juan Pedro Domecq (6º), terciado. Escaso de fuerza, pero un bombón en la muleta el 1º; descastados, deslucidos y blandos 2º bis, 3º, 4º y 6º; gran toro en el último tercio con un gran fondo encastado el 5º.
  • David Mora (verde manzana y oro): dos orejas, ovación con saludos tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso.
  • Jiménez Fortes (grosella y oro): ovación con saludos tras aviso, ovación con saludos tras aviso y ovación con saludos tras aviso.
  • Ángel Otero saludó una ovación tras parear al 3º, en el que también escuchó las palmas Iván García por su notable brega.
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