Interés, poco al parecer, es lo que había el día de ayer por parte de los verdaderos aficionados al asistir a la Monumental de Aguascalientes. Todavía hace algunos meses don Alejandro Arena Torres Landa, extinto propietario de del hierro de Villa Carmela, curaba al astado que le proporcionó heridas graves y que fueron la causa de su lamentable pérdida; sin embargo, ver anunciada a su dehesa en esta ocasión, alojaban la esperanza de ver salir por la puerta de toriles algo no tan mal presentado y de buen juego. Lo primero no falló, lo segundo sí. La corrida en términos generales fue muy complicada, no se prestó para el lucimiento de los coletas y la falta de fuerza se hizo presente. Ojalá que los herederos de esta ganadería no descuiden de este renglón. Gracias a ello, fue que la tarde de ayer se vieran en el ruedo nada más voluntades por parte de algunos diestros.
Por otro lado, la expectación se aunó al ver en un cartel a Paco Ureña junto con Fabián Barba y Mario Aguilar. El torero originario de Lorca, en Murcia, quien en septiembre próximo cumplirá diez años de alternativa, venía de hacer una temporada en su país un tanto buena. Al final, fue una pena no haberle visto en su total apogeo como torero. Un detalle deberá cuidar: la canción popular aguascalentense “pelea de gallos” no se pide ni se toca por un mal consejo desde el callejón. No fue bien visto que por un momento centrara su atención en buscar más esa melodía, que no tiene nada de taurina, que su labor en el ruedo.
Lamentable fue la entrada, es de esperarse que repunte en los dos últimos festejos de feria.
Fabián Barba abrió plaza con Feriante que se prestó poco para el lucimiento de capote pues desde entonces ya acusaba quedarse parado. El puyazo al burel fue sin recargar. Después del discreto segundo tercio, brindó la muerte del astado al público. En el inicio de la faena perdió nuevamente las manos el de Villa Carmela el cual fue deslucido y débil. Los pases fueron a media altura. Probó por el lado izquierdo pero fue poco lo que consiguió. Mató al toro de estocada entera y el juez concedió, tal vez de forma exagerada, oreja ante la aparente petición mayoritaria (quizá la ejecución de la suerte suprema fue lo que hizo sacar el pañuelo a varios).
Con Verbenero fue discreta la actuación con el percal. En el instante del puyazo vino un desmonte del picador en turno. Con la muleta el comienzo fue por el pitón derecho. El de Villa Carmela volvía pronto las manos, fue tardo en la arrancada y no fue nada fácil. Sonó la música y Fabián insistió. Pinchazo y estocada entera fueron el epílogo de la actuación de este torero hidrocálido.
Paco Ureña se enfrentó a Carrusel con el que tuvo discreta actuación con el capote. El puyazo al castaño fue bien señalado. El quite fue por delantales. El segundo tercio tampoco fue bueno. Brindó al matador de toros Arturo Macías. Constante, con la muleta, fue que Carrusel manifestará ser muy agarrado al piso. Por el pitón derecho en algún momento no metió mal la cabeza el toro. Éste ya reculaba ante el toque del torero. Ureña acortó distancias e insistió. En la primer estocada caló al burel. En el segundo viaje logró hacer que doblara.
Lidió, en quinto orden de la tarde, a Apostador y con el que hubo algunos pequeños detalles con el capote, como una verónica que ligó por el derecho. Este toro perdió las manos desde antes de que salieran los caballos de pica a hacer su labor. El puyazo fue breve. Complicado fue el segundo tercio. En el tercero, inició por el pitón derecho en los medios. El astado acomete rebrincando y volteando pronto. Por el lado natural no sucedió nada puesto que no hubo materia prima. Volvió a la mano diestra donde conectó con los tendidos, tras haber ligado algunos pases. Manoletinas y estocada en colocación caída fueron suficientes para haber pasaportado la vida del socio y hacer que el juez diera una oreja ante otra petición mayoritaria.
Mario Aguilar, en su única actuación en la feria, se presentó ante Tamboras dejando algunos buenos detalles con el capote aunque sin tanta relevancia como se hubiera querido. El puyazo al toro fue sin recargar mucho la vara. El quite fue por chicuelinas. El segundo tercio fue tardado y nada fácil para su colocación. En la parte de la muleta, primeramente brindó al público. El toro fue débil y le faltó ese fondo de bravura tan necesario; su embestida era corta. Los tendidos esperaban un poco más del torero; éstos desesperaron al último de la labor muleteril del diestro. Tres cuartos de acero, en colocación arriba, fueron suficientes para que se retirara entre algunas palmas rumbo a las tablas.
Con Palenquero, último de la tarde, solo pudo dar Mario Aguilar unos lances con el percal. El derribo vino tras el buen puyazo en la querencia del picador Guillermo Cobos. En la contraquerencia hubo una vara más. El brindis fue para el periodista Agustín Lazcasas. En el último tercio, el toro tuvo un comportamiento extraño ante la aparente problemática de visión que tenía y el sentido que a su vez pudo desarrollar. Además fue débil y rebrincón. Predominó la labor con la muleta al hilo del pitón. Para mala fortuna, no se pudo ver al Mario Aguilar que se esperaba repuntara en esta tarde clave.
Para hoy se anuncia un interesante cartel con Emiliano Gamero (rejoneador), Miguel Ángel Perera, Juan Pablo Sánchez y Joselito Adame con un encierro, al parecer, compuesto de toros de Julián Hamdan y San Isidro.