Un año más, las Corridas Generales se abrían con un festejo de rejones y una pobre entrada. Media plaza de Vista Alegre cubierta para presenciar un cartel en el que se echaban en falta algunos de los mejores toreros a caballo del momento. Ni Diego Ventura ni Leonardo Hernández habían sido contratados para una de las ferias más importantes de la temporada. Insólito.
El que sí estaba, como siempre, era Hermoso de Mendoza, uno de los dos rejoneadores que, al final, se marcharon a hombros. El de Estella lo consiguió gracias a un magnífico rejón de muerte con el que rubricó su actuación frente al cuarto. Un gran final para una labor que, sin embargo, no alcanzó altas cotas. Es verdad que Pablo anduvo templado y fácil, pero el premio concedido por el presidente Matías González fue más que excesivo.
Tres orejas por su parte se llevó Andy Cartagena. Más circense y populista que nunca, llegó mucho a los tendidos, pero no toreó en ningún momento.
La que sí toreó a caballo, y bien, fue Lea Vicens. La joven amazona francesa sorprendió a todos con dos labores reposadas de gran clasicismo en las que anduvo muy acertada con los palos. Infinitamente mejor que en anteriores tardes, puso el contrapunto al triunfo fácil de sus compañeros y se llevó un trofeo del sexto.