Es una axioma comúnmente aceptado dentro del mundo taurino que el crítico que solamente sabe de toros, o sólo escribe de toros, tampoco sabe de toros. En efecto, un recorrido por la historia del periodismo taurino demuestra que revisteros, cronistas, críticos, o como quiera llamarse a quienes se ocupan de los lances taurómacos eran, o son, algo más. Así, se puede establecer una relación de críticos bastante representativa:
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Santos López Pelegrín, alias Abenamar, fue articulista político, poeta y director de periódico.
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Serafín Estébanez Calderón, alias El Solitario, dedicó buena parte de su vida a la poesía y al periodismo de confrontación, así como a escribir la historia del Ejército Español.
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Joaquín Simán, alias Pero Grullo, estaba más preocupado por la política que por las corridas que, en ocasiones, despachaba con unas pocas frases; era, además, comentarista de carreras de caballos.
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Antonio Peña y Goñi fue un experto en ópera, crítico musical y miembro de la Academia de Bellas Artes.
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José de la Loma, alias Don Modesto, hizo compatibles la crónica de toros y otros temas con igual grado de excelencia.
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Mariano de Cavia, alias Sobaquillo, se desempeñó brillantemente como articulista político.
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Gregorio Corrochano fue corresponsal en la guerra de Marruecos y director de la publicación España en Tánger.
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López Barbadillo fue traductor de la tórrida literatura de Aretino.
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José María del Rey, Selipe, fue crítico de arte.