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Simón se ha enamorado de otra
Editorial

Simón se ha enamorado de otra

Redacción

14 de febrero. Día de San Valentín. Día de los enamorados. Para muchos un invento de los grandes almacenes para acumular grandes colas de clientes frente a sus cajas registradoras. Para otros tantos, un día ideal para demostrar su amor a aquella persona que más cerca tienen. Nos guste o no, y de una forma o de otra, se trata de un día especial.

Por eso, en un día tan señalado y en vistas a que los mentideros no paran de susurrar presencias y no presencias en la plaza más importante del mundo, a uno le da por mirar al artífice del tinglado que allí se está montando. El enamoradizo Simón Casas, enamorado confeso –según cuenta él mismo– de la Tauromaquia, echa humo para determinar de qué manera cuadra todo.

Madrid le ha robado el corazón. El francés se está volcando en este noviazgo de reciente inicio, y es que apenas llevan unos meses saliendo. Ahora bien, que la acabe conquistando ya es otro cantar. Madrid es una novia tremendamente exigente con la que muy pocos saben lidiar. No basta con cuatro piropos. Hay que ser un caballero y hacer las cosas muy bien para que ésta te abra su corazón.

Este empeño del empresario francés por su nueva novia trae consigo unos daños colaterales. Los sufre la de siempre. La que hasta hace nada y durante los últimos años ha sido su querida mujer: Valencia. En la primera gran cita de la temporada –lo que viene siendo el aniversario de boda– Simón ha naufragado estrepitosamente. Le ha descuidado por completo. Llegó el día de la celebración y cayó en la cuenta de que no había comprado ningún regalo para ella. Ni siquiera el manido ramo de flores o una simple caja de bombones.

Presentó el importante ciclo fallero valenciano como el que presenta las fiestas patronales de Caudete de Abajo en honor a San Hermenegildo. O peor. Con una nota a los medios y sin ningún acto de ningún tipo. Ni una triste rueda de prensa. Vamos, que para celebrar el aniversario se llevó a la mujer a la tasca de debajo de casa a comer un menú de 9,90.

Cuando le presentó el regalo que le había comprado ese mismo día y de manera improvisada, la mujer no pudo poner peor cara. Una mera justificación para salvar el expediente comprada en un bazar de chinos. Así es la Feria de Fallas. Más allá de las ausencias notables y de las presencias injustificables, un ciclo hecho en apenas diez días, a contracorriente, sin dedicación ni esmero. No hay ni un solo cartel redondo. O rematado, que les gusta decir a los taurinos. Y para colmo, a nivel ganadero es un batacazo en toda regla.

Pero eso ya da igual. Al enamoradizo Simón, los reproches de la mujer de toda la vida cada vez le importan menos. Ahora la niña de sus ojos es Madrid, a la que quiere conquistar por todos los medios. Con ella sí se está devanando los sesos para hacerle el mejor regalo posible. Todos los días recorre las mejores tiendas para comprar el regalo perfecto. Ese con el que sabe seguro que se la llevará a su terreno.

Ya veremos a ver cómo acaba este triangulo amoroso. Aunque es algo más que triángulo…, y es que la tormentosa y ajetreada vida de Simón tiene más partes implicadas. Véase Zaragoza o Nimes, entre otras. Pobrecitas... ¡Qué quedará para ellas! Y es que ya se sabe: el que mucho aprieta…

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