La serie de cinco festejos seguidos que comenzó desde el viernes, con cuatro corridas de toros y una novillada, después de lo bueno vivido a la mitad -lo del domingo con Jaral de Peñas y Roca Rey-, empezó a tomar un declive que culminó el día de ayer. Fue una tarde de monotonías.
Pablo Hermoso de Mendoza en sus dos faenas recibió al toro, colocó los rejones de castigo –uno a su primero y dos a su segundo- en ambos dejó cuatro banderillas dejándolas al quiebro o a la grupa, les colocó tres cortas cerca del tercio final, intentó algunos detalles mínimos -sobre todo en el último astado-, y se tiró a matar; todo en monotonía. Se empieza a observar que acusa el estar muy visto ya por el público. Pareciera que el rejoneador navarro está próximo a terminar un ciclo dentro de la fiesta de los toros.
Arturo Macías a sus tres enemigos los recibió de rodillas pegado a tablas, por la zona de los medios les pegó pases con la muleta al principio de cada faena, no faltaron los molinetes ni los ligados de pecho de hinojos, los muletazos en redondo agarrando los lomos de los astados, y como dejar atrás las “lesiones” o el “arrollo”, que terminan en nada, producto de la “entrega” en la suerte suprema; todo en monotonía.
El palco de la autoridad ordenó, como ha venido siendo en lo que va del serial, tocar la música cuando vio que era necesario ayudar a los toreros, sin importar el tiempo de la faena en que se hiciese o en la inmediatez al ver que la primera tanda de muleta era “buena”; además de haber estado instruyendo a que se toque la pelea de gallos, aunque no fuese necesario ni se pidiera, en la vuelta al ruedo que dan los toreros con su “premio”; todo por esa monotonía.
Definitivamente, el día de ayer en el público –siendo éste más generalizado por tratarse del día de la feria y el haber estado en el cartel el rejoneador quien lleva a la plaza otro tipo de adeptos- figuró que el requisito indispensable para solicitar premio para los toreros de a pie era el ligar algunos muletazos y dejar una estocada entera (independiente de la colocación), como ocurrió con Flores y Macías, convirtiéndose en exagerados sus auriculares otorgados, e incluso, el del último recibió algunas protestas; todo por esa monotonía.
Creer en Arturo Macías, como hace una década lo llegaron (o llegamos) a hacer más de alguno, era saber que, aunque la técnica faltaba, la esencia de la verdad era la que hablaba en el ruedo –como pasó en aquella sonada faena a “Don Palillo” en su confirmación en la México-. Ahora, más que nunca, es todo lo contrario, en el albero se observa un torero amañado, que busca torear más al público y lo consigue bien, aunque logra su objetivo y le da resultado, taurinamente ello es una verdadera lástima.
Un detalle aplaudible a la empresa fue el que evitara que entrara una camioneta para rastrear el ruedo después de la actuación del caballista y se hiciera, en una estampa muy antigua y llena de solera, tirando la barra de acero con los percherones del arrastre, sin la necesidad de la unidad automotora.
Pablo Hermoso de Mendoza escuchó silencio después de haber pasaportado a Tule, buen toro de Los Encinos para el de a caballo. Con Roble, de la misma dehesa, tras haber dejado el mismo número de palos y después de un pinchazo y un rejón caído escuchó división de opiniones.
Arturo Macías enfrentó a Aprender a vivir, del fierro de Julián Hamdan, en el tercio final sacó al toro a los medios. La primera tanda fue por el pitón derecho. El astado rebrinca cuando pasa por ese lado. Por el izquierdo esta situación fue aminorando. No es del todo aseada su labor. Sonó la… ¿Música?, a su estilo el coleta hidrocálido ejecutó una mejor tanda por la mano diestra. Sopló el viento, vino el desarme. Recibió el coleta un aviso después de haber dejado estocada tendida y seis descabellos. Con Hoy eterno, éste no colaboró en la última parte. Macías intentó pero no hubo nada. Volvió a sonar la… ¿Música? y el diestro decide hacer faena a base de valor, con un toreo temerario. Molinetes, se fue la luz de una de las torres de la Monumental, también hubo manoletinas. Terminó dejando dos pinchazos, uno más que fue hondo y un descabello. El de regalo se llamó Dentro del corazón. Tras la música todo fue jolgorio recayente en la espectacularidad. Dejó el matador una estocada entera y contraria, descabelló una vez y le otorgaron una oreja que recibió algunas protestas.
Sergio Flores no estuvo mal con su primero Por todo lo alto. Le bajó la mano en un principio y el de Julián Hamdan perdió las manos. Lo fue llevando el diestro tlaxcalteca. Por el lado natural no tuvo tanto éxito hasta que le ayudó saliéndole adelante entre cada pase. Se dejó escuchar de las alturas la… ¿Música?, culminó con manoletinas, dejó en los lomos del burel tres pinchazos y finiquitó al segundo descabello. Con Virtud del tiempo fueron dos tandas en el tercio final por el derecho antes de haber pasado a los naturales ayudados. Le costó llegar al tendido. El aplomado toro, producto de su peso, no le ayudó en demasía. El torero le buscó. Dejó estocada entera y contraria. Petición mayoritaria con sabor inexpresivo y oreja concedida.
El viernes 28 de abril torearán en una mano a mano Sebastián Castella y Joselito Adame quienes despacharán un encierro de Los Encinos.