Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Un toro encastado para Ventura
Un toro encastado para Ventura
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Un toro encastado para Ventura
Un toro encastado para Ventura
Un toro encastado para Ventura
Un toro encastado para Ventura
Crónica Sevilla. 5ª Feria de Abril

Un toro encastado para Ventura

María Vallejo

Aunque antaño se han utilizado como sinónimos, el arte del rejoneo no coincide ya en todas las tardes con el toreo a caballo. Ello se debe a que, movidos por el afán de enfatizar la espectacularidad de las suertes, muchos rejoneadores han convertido el arte de Marialva en algo más parecido a la doma que al verbo torear. Un verbo cuya pronunciación requiere pureza, realizar de las suertes en la cara del astado y clavar los hierros por delante y en lo alto. Por concretar, rejonear sin más, sin ningún atisbo de torero, es exactamente lo que Lea Vicens, con sus adornos vacíos, hizo hoy en Sevilla. Mientras que torear a caballo se asemeja mucho a la labor de Sergio Galán, y a lo que hubiera hecho Diego Ventura de haber tenido un oponente digno.

También en este arte es la bravura lo que sustenta y permite hacer el toreo. Y cuando un peso pesado del escalafón como es Diego Ventura reivindica públicamente un toro con casta que le permita expresar su concepto y trasmita emoción a los tendidos, es de ley reconocer su gesto. Mucho más en estos tiempos, en los que las figuras firman y reclaman, año tras año y feria tras feria, las mismas divisas por inválidas que resulten en el ruedo. ¡Chapó, torero!

A lomos de Amuleto se fue hasta la puerta chiqueros Sergio Galán para recibir al primero de la tarde en lo que resultó ser una porta gayola de cercanías inverosímiles. Sacó a la res hasta el centro del anillo, dejándoselo llegar a centímetros de la grupa, donde la clavó un sólo rejón de castigo. En las tres primeras banderillas, Embroque demostró ser un caballo con oficio, que permitió a Galán clavar en corto y rematar las suertes toreando de costado. Montó a Titán para colocar dos banderillas más y adornarse en piruetas ante un toro venido a menos y sin acometividad para seguir el viaje, antes de poner banderillas cortas a lomos de Óleo con el toro ya parado. Descordó a la res con el rejón de muerte, pero afloraron aun así unos cuantos pañuelos, muy del rigor sevillano. El cuarto de la tarde embistió con celo en la grupa de Artista antes de recibir un rejón de castigo. A lomos de Ojeda y Bambino, Galán hizo el rejoneo clásico, colocando las banderillas en lo alto y toreando con clase y sobriedad. Puso un buen par a dos manos con Apolo y volvió a los lomos de Óleo para colocar dos rosas rematadas con el desplante del teléfono y matar con un certero rejón de muerte. Una oreja fue el justo premio a su sobria y notable actuación.

Tres lances de cartel con el cuerpo de Lambrusco fueron el saludo de Diego Ventura al segundo de la tarde. Un toro con la misma nobleza y falta de transmisión que el resto de sus hermanos, al Nazarí toreó con temple y cosido a la grupa en banderillas. Completó la suerte a lomos de Fino, un potro que debutó hoy en el albero maestrante con toreras piruetas en la cara de la res. Con el toro totalmente venido abajo, Ventura clavó dos rosas que evidenciaron la falta de oficio de Bombón, también debutante, e hizo rodar sin puntilla a su oponente con un rejonazo bajo, que le valió una oreja muy del gusto del rigor hispalense. El parado y rajado quinto dio al traste con las opciones de un Ventura que, desde los chiqueros -donde fue a recibirlo a lomos de Añejo-, intentó llevarlo cosido a la grupa. Toreó por dentro, jugándose el costado de Sueño en un ajustado cambio de pitón y clavó las banderillas por delante. También a lomos de Chalana realizó piruetas ajustadas en la cara de una res incapaz de seguir el viaje. Dispuesto a no dejarse nada en la recámara, quitó la cabezada de Dólar para dejar un buen par a dos manos toreando sin riendas, antes de errar con el rejón de muerte a lomos de Remate. Saludó una calurosa ovación en reconocimiento a una labor de entrega absoluta ante un toro que nunca estuvo dispuesto a embestir.

La otra cara de la tarde fue la protagonizada por Lea Vicens. Tras ser silenciada en una labor repleta de pasadas en falso, en la que toreó lejos de la grupa, colocó las banderillas fuera de sitio y erró con el rejón de muerte, tuvo la oportunidad de tumbar Sevilla con el toro de la tarde. Romance se arrancó pronto y de largo a los cites de la cuadra de la francesa, embistió con celo y transmitió a los tendidos. Lejos de ello, colocó banderillas caídas con Gacela y se le cayeron los hierros que intentó poner a toro pasado sobre los lomos del buen Bético. Con Deseado se adornó fuera de la cara de la res para calentar los tendidos, antes de volver a colocar banderillas fuera de sitio. Y, como parece que para la francesa hasta el rabo todo es toro, abrochó su labor con dos rosas caídas y un rejonazo a la altura del guarismo, antes de echar el pie a tierra para dar muerte al malogrado Romance a golpe de cruceta. Pero ya desde el comienzo de la Feria quedó claro que lo que se premia en Sevilla es la “rotundidad”, su labor fue reconocida con una ovación. Aunque a mí, que no soy tan rigurosa, me hizo preguntarme qué hace acartelándose con figuras y en las grandes ferias una rejoneadora que no es capaz de clavar un sólo garapullo en el sitio.

Espero en estas líneas haber logrado reflejar lo ocurrido esta plúmbea tarde en el albero maestrante. No obstante, disculpen la falta de oficio de quien hoy se enfrentaba a la hoja en blanco con el escaso rodaje de haber visto sólo tres corridas de rejones.

 

  • Sevilla. Real Maestranza de Caballería. 5ª de la Feria de Abril. Lleno aparente en los tendidos. Se lidiaron seis toros de Fermín Bohórquez. Corrida mansa y bien presentada. Manso y noble el 1º; venido a menos el 2º; manso y flojo el 3º; parados el 4º y el 5º; y encastado el 6º.
  • Sergio Galán: ovación con saludos tras petición y oreja.
  • Diego Ventura: oreja y ovación con saludos tras petición.
  • Lea Vicens: silencio y ovación con saludos.

 

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