Ay, San Román. Hay que cuidar la ganadería, Fidel. Lo putrefacto de hoy en Madrid que encima cayó en manos de tres chavales con ganas de ser alguien en este sistema que también peca de estar podrido es para no volver en un tiempo. San Isidro también atestiguó el mal momento del hierro en plazas de importancia, de una ganadería al que el boom afectó gravemente y que la mano santa de Paco Medina con su gran sueño de El Ventorrillo se esfumó a otro –illo pero con Monte delante llevándose las pelas y la suerte a su nuevo proyecto que ahora está fructificando.
Mientras tanto ahí permanece Fidel viendo la sombra de lo que un día fue este hierro señero del campo bravo toledano. Y tres chavales pagaron lo que salió por chiqueros. Tres toreros de los que solo uno y otro en potencia están llamados a mandar en el nuevo escalafón mayor: un Colombo firme y un Ochoa garboso. Más sombras que luces de Valadez evidenciaron que la alternativa, de momento, será un mero trámite para un torero que debe evolucionar mucho para ser alguien en el mayor.
La pureza de Carlos Ochoa que cautivó al Alfarero de Oro de Villaseca de la Sagra también lo hizo, aunque sin lote, con la primera plaza del mundo. Porque fue sorprendente que el tendido no se enterase ni se diese cuenta de la proposición llena de pureza del joven madrileño en el tercer novillo de la tarde. Un joven en su sazón en la profesión que ha elegido para convencer a Madrid por ambas manos, especialmente al natural. Le pitó éste su ímpetu en colocarse, en formar su figura y en saberse grande aun estando en el escalafón menor. Sí es cierto que no tuvo lote, pero derrochó actitud el pupilo de Rafael de Julia ante dos novillos podridos.
A Jesús Enrique Colombo se le sigue quedando pequeño su escalafón. Lo demostró en los tercios de banderillas, en los muletazos por detrás y por delante, en la reposición pronta y efectiva de los volteretones que sufrió y, sobre todo, en el poso entregado a sus oponentes de El Ventorrillo. Ovacionado fue en su primero, un toro desagadecido y que le duró dos tandas pero ¡cómo fue la proposición del joven en ellas! A menos fue entonces la condición de un novillo del que se esperaba más. En el cuarto, en el que fue fuertemente volteado sin consecuencias aparentes, el venezolano derrochó también entrega palitroques en mano y posteriormente hizo lo que pudo para rematar por bernadinas y escuchar de nuevo entre las rayas del tercio las palmas del respetable venteño.
Leo Valadez y su intermitencia se despidió esta tarde en Madrid. No ha tenido su año precisamente el mexicano, apoderado por la Fusión Internacional por la Tauromaquia y al que la alternativa le servirá como mero trámite. No hubo más que rescatar.