Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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«Victorino puso el nombre del toro en superlativo»
Curro Díaz, ante la cita de Vistalegre

«Victorino puso el nombre del toro en superlativo»

Darío Juárez

Dicen que la oliva de Jaén embellece los paladares cuando el oro líquido transmite al gusto esa sensación dinástica de placer, que da sentido y curiosidad por los orígenes. No en vano, esa tierra significa esencia, dogma de perpetuidad de las raíces, que unen en sangre o parentesco el sofisticado reflejo del arte. Estandarte y profeta de su tierra, ha hecho crecer las fronteras de su toreo sin limitarlas ni ponerles un techo. Es humano y reza por bulerías esa tauromaquia que aglutina y realza el vello cuando surge la emoción.

De Linares-Baeza toreaba con el bolso a los tranvías, llevaba medias negras, cantaba Joaquín Sabina. Curro Díaz no induce a medias tintas ni confía en medios tontos. Su concepto es fiel y puro, y responde a una implícita personalidad en cada uno de sus actos. Rompe esquemas sin esconderse y acata lo que sale.

Tras un temporada muy intensa, el primer paseíllo para Curro Díaz de este año será en Madrid. Un cita ineludible enmarcada por la emoción del homenaje a Victorino Martín en la cubierta de Vistalegre y a la que llega con una convicción categórica de lo que representa anunciarse en una tarde así, ya que la tilda de «importante e ilusionante por lo que representa y significa para mí».

La preparación deja las secuelas de un invierno duro en el que ha prevalecido el trabajo en el campo, donde va cada día con la ilusión de «intentar torear más despacio e intentar corregir los defectos que tiene uno, dado que allí es donde te invade la emoción y las ganas por empezar la temporada», asegura el diestro jiennense.

Pisar Madrid, en este caso Vistalegre, es una responsabilidad añadida puesto que quisieron contar con él desde un primer momento y el hecho de homenajear a «uno de los mejores ganaderos de la historia es muy bonito». Curro Díaz ya sabe lo que es triunfar ante esta afición, pero de lo que no alardea es de ello, puesto que «cuando vuelves debes pensar que el triunfo nunca ha llegado y que todo es un volver a empezar y reafirmar todo aquello que has podido dejar en el tintero otras veces».

Llega sin nada y responsabilizado a una cita que para él es ilusionante por lo que representa y por trascender en el comienzo de su temporada. Es un torero que ha estado muy ligado al hierro de Victorino Martín durante toda su carrera, aunque muy especialmente en ésta pasada, «en la que coseché grandes triunfos que me ayudaron a crecer profesionalmente y personalmente».

Curro Díaz ensalza la figura de Victorino Martín Andrés, al que le tuvo una gran estima por todo lo que significó, y por ello considera que su nombre debería estar en el diccionario de la Real Academia Española. «Desde los orígenes más humildes consiguió ser importantísimo en todos los aspectos de la sociedad y, sobre todo, poner el nombre del toro en superlativo».

En lo referente al cartel, reconoce que es muy atractivo para el aficionado porque se concentran muchos alicientes. A sus compañeros los menciona entre elogios como «grandes toreros que atraviesan un momento de forma extraordinario». Recalca, para terminar, que es un comienzo de año soñado, porque «triunfar en Madrid conlleva una responsabilidad tremenda, pero es una ilusión extraordinaria a su vez».

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