Hace setenta y dos años hacían el paseíllo inaugural en la Monumental Plaza de Toros México: Luis Castro “El Soldado”, Manuel Rodríguez “Manolete” y Luis Procuna para lidiar un encierro de San Mateo. A partir de aquella ocasión vendrían cosas emblemáticas para la tauromaquia. En este importante coso se presenciarían grandes toros y toreros que revolucionarían el mundo taurino, cultural, artístico y social de un bello país como es México. Poco más de siete décadas, en la septuagésima segunda conmemoración del comienzo de este ciclo, este importante recinto tuvo un inmerecido aniversario.
La mansa corrida de Jaral de Peñas brindó pocas posibilidades de emoción en este festejo de celebración. El encierro cumplió en presentación pero lo faltó lo principal: ¡La bravura!, lo más preocupante es ver el duro bache por el que pasa el campo bravo mexicano y conforme transcurre la temporada no se ve luz alguna que pueda brindar esperanza a que esto resurja, tan siquiera con un poco de todo el ímpetu con que nació en el año de 1946 la que llegara a ser la plaza más importante de América: La México.
En el rubro de los actuantes, el día de ayer, Jerónimo tuvo aquilatados instantes sobre todo al momento de tener que lidiar a los descastados toros de su lote; Sebastián Castella, realizó lo mejor de la tarde, aunque le concedieron una oreja un tanto excesiva; Joselito Adame, voluntarioso, fue exigido por parte de la asistencia, tal vez su estilo y el manejo de su carrera no caen ya del agrado de la mayoría que acude a verle; Roca Rey, intentó pero no pasó nada.
Queda una corrida más, según lo que anunció la empresa para la segunda parte de la Temporada Grande 2017-2018 y el balance final tendrá que ser contrarrestado por decisiones contundentes que beneficien a la fiesta de los toros. Afición hay y mucha, pero con situaciones como las de este fin de semana, más otros abusos carentes de seriedad que se propician contra el asistente, alejan a éste de entrar a la plaza. Ganaderos, empresarios, autoridades y toreros tienen un gran reto y en un tono de consternación la petición es que no le sigan dando puntilla a una tradición tan importante como la fiesta brava que de por sí ya hay muchos que desde afuera quieren acabar con ella.
Jerónimo con el que abrió plaza, Maple, lo lidió en el último tercio dejándole la muleta en la cara. Tuvo un buen trincherazo y detalles. Toreo de aliño y mató de estocada entera en buen sitio para retirarse entre palmas. Con Ciruelo los momentos artísticos fueron pocos, pues no había más opciones. Volvió a hacer lidia por la cara, en la zona de toriles. Tras pinchazo y estocada se fue al callejón escuchando silencio. Lástima que no hubo materia disponible para haber visto a este buen torero en todo su esplendor.
Sebastián Castella enfrentó a Luminoso al que le realizó un quite por saltilleras. Con la muleta supo aprovechar la huída del descastado burel, dejándosela en la cara y ligando relevantes instantes. Tres excelsos naturales llegaron. El diestro galo terminó por entender al de Jaral. Finalizó su primera actuación con molinete, dosantina, circular prolongado y manoletinas. Le concedieron una oreja después de que mató de estocada entera, trasera y caída. Guindoso sustituyó a Bohemio que se partió un pitón en el peto del caballo. El matador francés cuidó al toro que aunque era fijo carecía de fondo de bravura. Toreó con suavidad y haciendo bien las cosas de acuerdo a las mermadas condiciones de la res. Terminó su actuación dejando pinchazo y estocada caída.
Joselito Adame, tras el pellizco que recibió por puyazo Agua Roja (situación que se dio en casi todo el festejo), le realizó un quite por chicuelinas. El comienzo muleteril fue con ayudados por alto. El de Jaral fue débil y deslucido. No pasaba algo importante y la gente le recriminó estrictamente al coleta. La estocada fue caída y escuchó silencio. Con Bohemio transmitieron las verónicas y el recorte capotero utilizado como remate. El tercer tercio principió con cambiados por la espalda con la muleta. El toro se sintió podido y fue deslucido. Aparentó meter la cabeza mejor por el izquierdo pero el torero poco le insistió por ese lado. Vino el toreo espectacular, aventó el matador la espada para ejecutar luquesinas. Despachó al burel con tres cuartos de acero en colocación caída y un descabello. El desenlace terminó en división de opiniones.
Andrés Roca Rey con una larga de rodillas junto a tablas recibió a Lírico. Sentidas fueron las verónicas y la media. Comenzó su labor de muleta con cambiados por la espalda. El toro fue soso y deslucido. El matador peruano tiró de él, ligando y bajándole la mano. Hubo altibajos en su faena. La estocada fue en buen sitio y se retiró entre el silencio multitudinario. Con Poeta destacó el quite por gaoneras. El burel fue de embestida corta en la muleta, sin fondo de bravura. Tras el pinchazo y la media estocada llegó la división de opiniones.