Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Hasta siempre, Mario Aguilar
Último adiós al matador de toros mexicano

Hasta siempre, Mario Aguilar

José Aguilera

Puntual llegaste a tu última cita en un coso, en esta ocasión el de San Marcos de tu merito Aguascalientes, ese mismo que te vio nacer como torero y ver como emprendías el vuelo para haber sido un gran novillero, un mejor matador y un artista inigualable.

Partías plaza bajo las notas de Cielo Andaluz y era inevitable no sentir un nudo en la garganta. La noticia de tu deceso había conmovido al mundo taurino entero. Veinticuatro horas antes circulaba en los medios que habías perdido la vida, muchos pedíamos a Dios que no fuera cierto, pero así fue. Te fuiste, como lo habías decidido; te fuiste recriminando las injusticias que da la propia vida; te fuiste saliéndote de la línea ortodoxa; pero siempre con la frente en alto, así te fuiste. Porque genio y figura, hasta la sepultura.

La emoción dominaba el albero hidrocálido, tus compañeros, tu cuadrilla, tus amigos, tus seguidores y la afición que te vio crecer estaban ahí acompañándote. Tu familia veía como partías en plan grande, con la gloria que solo los artistas tienen, tu incondicional Mariana te veía cual flamenca va a ver su torero y Miguel tu hermano, con el corazón destrozado, anunciaba desde el viejo continente que serás aún más ese motor que tanto necesita para llegar lejanamente dentro del mundo de los toros.

Levantaste velas y zarpaste. Reuniste a dar contigo, en tu última vuelta el ruedo, bajo las notas de la Pelea de Gallos a matadores como Gerardo Adame, Octavio García “El Payo”, Arturo Saldívar, Juan Pablo Sánchez, José María Pastor, Israel Téllez, Leo Valadez, Ricardo Frausto, Fabián Barba, Cesar Pastor, Cesar Delgadillo, Jorge Adame, José Manuel Montes, Javier Reynoso, Pepe Murillo, Christian Ortega, Jorge Delijorge, Javier Castro, entre varios más que había. Las lágrimas en el tendido ya no se podían contener.

Partiste y nos dejas en el recuerdo tu toreo artista, fino, lento,  con clase. Te vas pero nos dejas en la memoria el gran ser humano que fuiste con cada uno de los que te conocimos, porque en cada corrida, en las charlas, en cada instante, en toda reunión, tenías una cualidad que muy pocos tienen hoy en día: Te sentías torero. Gracias matador por lo que aportaste a la fiesta.

Gracias, Mario, por siempre haber dado arte para el alma… Y sí, algo se muere en el alma cuando un amigo se va…

¡Hasta siempre, torero bueno!

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