Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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«Quiero demostrar el poso de la madurez»
‘Serranito’, ante su compromiso en Huesca

«Quiero demostrar el poso de la madurez»

Darío Juárez

Ser torero por vocación no consiste únicamente en entrar en todas las ferias. A través de los triunfos y los golpes de efecto un torero persigue ese objetivo, como una aspiración casi onírica. Sin embargo, esa vocación parte de un todo y, dependiendo del caso, se manifiesta de una manera o de otra. Ese algo que hace levantarse cada mañana y ponerse a entrenar, algo que colma de profesionalidad y madurez –no digo ya voluntad– sabiendo que se está preparado para cuando suene el teléfono. Esa sensación vital pero a su vez extraña que se hace llamar afición. Paúl Abadía Serrano, Serranito, es un ejemplo de ello. A sus 14 años de alternativa regresa a una de las ferias mejor renovadas de su tierra aragonesa, como es la de Huesca. Lo hará el próximo 11 de agosto, después de un invierno preparatorio y triunfal en América.

Su paso por el invierno de Perú y la incesante preparación y puesta a punto del campo, hace que Serranito desembarque en tierras oscenses con frescura de ideas y sensaciones positivas. En definitiva, «esas buenas vibraciones ante una feria que para mí es importantísima», destaca.

Volver a casa para encontrarse con su afición y con él mismo, en una tarde que tiene marcada a fuego en el calendario, porque entre otras cosas, «es la única corrida que tengo en España y además es una feria de la que todos están pendientes de lo que pueda ocurrir». Así todo, uno de los objetivos primordiales es que los aficionados, tras verle torear, «vuelvan a ilusionarse con un torero como yo», apunta.

Tras década y media como matador de toros y saber lo que es la dureza del banquillo, explica que eso sirve para aprender a conocerte a ti mismo. Por ejemplo, «saber cuáles son tus carencias y tus virtudes, potenciando ciertos aspectos mentales a los que antes, quizás, no les dabas tanta importancia». Asimismo, ese peregrinar en el desierto sirve también para darse cuenta de que la madurez se consigue viendo pasar a los compañeros por las ferias, reconociendo que «no ver tu nombre en un cartel duele mucho, y es que o te renuevas y te haces fuerte, o mueres en el intento».

Posiblemente Huesca sea la llave de esa primera puerta, para volver a llevar su carrera hacia ese sitio en el que nunca dejó de perseguir su sueño. Paúl considera que el próximo 11 de agosto «puede suponer un espaldarazo fuerte en el nombre de Serranito para las futuras ferias, y más en esta segunda etapa vital tan bonita que estoy afrontando». También recalca que Huesca es una feria en el que «si das un nivel importante, tiene repercusión lo que hagas». Por ello, esa tarde «será importante para llenarme de moral».

La competencia estará servida gracias a un cartel muy rematado en el que se encuentra otro veterano y experimentado torero, como es Juan Bautista, y una de las revelaciones de la temporada, Emilio de Justo. Además de sus compañeros de paseíllo y su regreso a sus orígenes, la base fundamental del cartel volverá a ser el toro. Un encierro del hierro de Adolfo Martín, del que nos comenta que conoce muy bien y con el que ha tenido la oportunidad de triunfar en alguna ocasión. Sin duda alguna, «es una ganadería muy exigente que en estos momentos está en boca de todos los aficionados por el gran toro que echó en Madrid, además de ser un tipo de toro que me va». Serranito dice querer dar lo mejor de sí mismo en esa tarde, como en otras ocasiones ha sido capaz, y «demostrar ese poso de madurez que me han dado estos 14 años de alternativa», concluye.

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