Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Ni chicha ni limoná, ¡casta!
Crónica Valencia. 2ª de la Feria de Fallas

Ni chicha ni limoná, ¡casta!

Darío Juárez

Valencia estaba de resaca con la tarde heroica de Octavio Chacón. Era obvio que la feria había empezado con mucho interés y después de ello era el tiempo de las novilladas. Concretamente dos: la que relata esta crónica y la de mañana. Tres novilleros diferentes. Dos de ellos muy rodados, como son los casos de Ángel Téllez y Francisco de Manuel, mientras que el primero, el torero local Juan Cervera, venía sin cartel y, hasta el pasado año, eran ocho temporadas en el dique seco alejado del traje de luces. Anodina tarde para el joven valenciano, que lejos de dejar una impronta a tener en cuenta pese a su bagaje, se conglomeró de prisas y circunstancias frente a un lote noble y con movilidad. Exceso de nobleza y falta de casta es lo que acusó la novillada de Guadajira, aunque bien es cierto que se dejó pudiéndole cortar bastantes orejas. No fue así. De Manuel demostró el valor y el poder que impone sobre los animales, además de haber liderado los puestos de cabeza del escalafón el pasado año junto a Téllez, que se valió de inteligencia y paseó una oreja muy facilona en una novillada que pasó muy de puntillas… y en el que el ganado, todo hay que apuntarlo, estaba muy tocado de pitones.

Esa oreja se la regaló Valencia por la faena del primero que erró con el acero y que –entre comillas– acertó con el quinto, ya que dejó una media ligeramente desprendida, pero que valió. Antes, Ángel Téllez quiso recoger al feo, escobillado y playero utrero guadajiro en los vuelos del percal, antes de salir con brío y lucimiento al peto, donde se le desvenó y no quiso volver a pelear. El castaño arrollaba con brusquedad sin querer emplearse en el trazo en ningún momento y Téllez le aguantó. Dos, hasta que pudo dar con la tecla del temple en la siguiente, pese a seguir aguantando arrancadas imprevistas sin mover las zapatillas. El primero de su lote fue un animal manso, sin fijeza y con un derroche de sosería abrumador. Buscó las tablas desde el principio, con la mirada y la iniciativa en su caminar. Llegó al último tercio con alegría en su movilidad pero saliéndose de los vuelos de cada muletazo, y de los que el torero –casi toricantano– se aprovechó tapándole la cara y sin colocación. Más puro se le vio por el izquierdo, ensimismado con la rectitud de plantas y esas manoletinas que miraban a los pitones. Una vuelta al ruedo le valió como consolación, en detrimento de un premio mayor de no ser por la espada.

Francisco de Manuel era el debutante de la tarde. A sus 19 años y llamado a ser importante en un futuro próximo en el escalafón superior, hacía el paseíllo destocado de montera y con una trayectoria importante de festejos. Se estrenó en Valencia con Postinero, un novillo que se dejó torear y no pegar en varas, como la mayoría del encierro. Tampoco logró meterlo en el percal ni afianzarse con él hasta la faena de muleta, ya que el tercio de banderillas, ejecutado por el propio matador, no fue afable en ningún caso. De rodillas y tras brindar al Soro, empezó una faena de detalles: pases de pecho larguísimos, otros que llegaban al hombro contrario y algunos naturales que terminaban al final de la cadera. Convencido, colocación sin improperios y un poder sobre el animal muy notable. La espada también le privaría de tocar pelo. Con el que no tuvo opciones fue con el sexto, el más toro y en el que sólo destacó el tercio de rehiletes ofrecido por Juan Carlos Rey y Fernando Sánchez. Por ayudados por alto inició una faena que se iría diluyendo poco a poco por la falta de casta y fondo del utrero.

Por su parte, Juan Cervera no tuvo realmente que lamentarse por nada, sabía a lo que venía y cómo venía. Se le fue un primer novillo nobilísimo al que no le cogió el aire, debido a lo que reponía el torete, además de lo acelerado de su actitud delante de él y la falta de seguridad en sí mismo en una plaza de primera después de nueve años. El cuarto fue otro manso redomado que pidió todo en tablas. Cervera aceptó su condición para hacer prosperar una faena larguísima y sin contenido. El novillo en su querencia se iba a tragar todo. Con todo y con ello estuvo a minutos de escuchar el tercer aviso en los dos de su lote.

 

  • Plaza de toros de Valencia. 2ª de la Feria de Fallas. Un cuarto escaso de plaza en tarde soleada y agradable. Se lidiaron seis novillos de Guadajira, muy sospechosos de pitones y sin exageraciones. Muy noble y con movilidad el 1°, manso y sin fijeza el 2°, con cierta transmisión el 3°, muy manso el 4°, bruto y desclasado el 5° y apagado y venido a menos el 6°.
  • Juan Cervera (grana y oro): silencio tras dos avisos en ambos.
  • Ángel Téllez (celeste y oro): vuelta al ruedo tras petición y aviso y oreja.
  • Francisco de Manuel (frambuesa y oro): palmas y silencio.
  • Raúl Martí y Alberto Botijo se desmonteraron tras parear al 4° y Juan Carlos Rey y Fernando Sánchez hicieron lo propio en el sexto.

 

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