Aquí me pongo a contarles lo que ha sido un nuevo tortazo a la Fiesta de los toros. Un nuevo ejemplo del principal mal que carcome por dentro al espectáculo que más nos gusta, ya saben, lo que ya hemos denominado en porelpitonderecho.com como el antitaurinismo interno. En este caso, la víctima ha sido la localidad conquense de Iniesta.
En Iniesta, tradicionalmente, la organización de los espectáculos taurinos ha corrido a cargo de la Peña Taurina de la localidad, que si bien es cierto que el principio de su andadura fue una época muy buena, ahora llevan unos años de capa caída gracias a su colaboración con el tristemente famoso empresario taurino Francisco Romero Leal, -cuya reputación en el mundo taurino no es para nada buena-, y el ayuntamiento de la localidad. Por ello, ya el año pasado, y en vistas a que la Fiesta de los toros en Iniesta se estaba perdiendo irremediablemente debido a las malas gestiones de la Peña Taurina y del empresario Romero Leal, el otro colectivo de la localidad conquense, la Asociación Cultural Taurina “Aficionados al toro, Villa de Iniesta” intentó organizar la feria.
Directamente se les vetó con el argumento de que sólo “la otra peña” y el empresario anteriormente mencionado, estaban autorizados para organizarla, a pesar de que muchos Ayuntamientos de Castilla-La Mancha habían renunciado ya a que este empresario siguiera gestionando sus plazas. Pero no. Aquí no. El particular cortijo de Romero en Iniesta seguiría intacto. La idea de la Asociación para este año era distinta. Muy distinta. Mucho mejor que la del año pasado. Tenían en la mano a una persona que les había puesto en contacto directo con Adolfo Martín y un empresario solvente. Siguiendo con el curso de los acontecimientos, la junta directiva de la Asociación le expuso el tema al alcalde de la localidad y este accedió a la propuesta. Al menos se iba a estudiar la oferta. Es entonces cuando Adolfo Martín habla con el alcalde de Iniesta y éste da el visto bueno. Parecía ser que la feria este año iba a dar un giro de 180 grados.
Se preveía una corrida de toros con reses de Adolfo Martín y tres toreros que el nuevo empresario, de la máxima confianza del ganadero, y este mismo, ya tenían casi atados. Se hablaba de Javier Castaño, Fernando Robleño, Alberto Aguilar, Manuel Escribano, Sergio Serrano, Luis Bolivar..., incluso de Iván Fandiño. Un grupo de toreros que estarían dispuestos a venir a Iniesta a matar la de Adolfo. Aparte de esa corrida de toros, habría programada también una novillada con picadores con una ganadería de garantías y tres novilleros punteros. Alcalde y ganadero quedan, pues, para hablar en persona el lunes 10 de junio y rematar los flecos de la feria de Iniesta 2013.
Adolfo Martín viaja a Iniesta, con su empresario, -a propósito, tal y como ha prometido-, y cuando está hablando con el alcalde se presenta en la reunión un socio de la Peña Taurina de Iniesta, la que siempre ha organizado los toros, y dice que la feria ya está hecha con otro empresario, C. S., que al parecer no está muy lejos de Romero, y que ya tienen el cartel. Adolfo no da crédito a lo que oye y ahí se acaba la reunión. El alcalde, supuestamente, no sabe nada de lo que le cuenta el socio de la Peña Taurina, el cual ha dado al traste con la negociación. Pero lo más grave de todo es que el mismo alcalde se pliega a lo que le dice ese socio de la Peña Taurina y da por rotas las negociaciones con Adolfo, dejando claro quién es el que manda en asuntos taurinos en un pueblo como Iniesta.
Que yo sepa, las corporaciones municipales tienen mucho que decir y que decidir en estos asuntos. Y es que para mí, cuando un alcalde con todo el poder de sus votos en las urnas se deja manipular por una persona, es cuanto menos extraño. Que cada cual saque sus conclusiones. En consecuencia, Adolfo y su empresario de confianza han venido para nada. Tras la infructuosa reunión, la junta directiva de la Asociación come con el ganadero y el empresario en un restaurante de Iniesta y tras ella, ambos se van por donde han venido, eso sí, muy decepcionados con el ayuntamiento.
Esto fue, con detalle, lo que aconteció la mañana del lunes 10 de junio en Iniesta. Sinceramente, creo que no saben lo que han hecho. El atropello ha sido mayúsculo. Y el feo al ganadero todavía más grande aún. Esa corrida de Adolfo Martín, con tres toreros de primera línea, habría sido un bombazo para el pueblo. A Iniesta habría venido gente de todos lados y a buen seguro la plaza habría registrado un lleno de “No hay billetes”. Por si fuera poco, desde recientes fechas, la Asociación ha entrado a formar parte de la Unión Taurina Joven, compuesta por asociaciones de jóvenes aficionados a los toros de Valencia, Ronda, Madrid, Valladolid, Salamanca y Murcia. Muchas de estas asociaciones ya habían confirmado su asistencia a la corrida, con lo que eso hubiera supuesto, económicamente hablando, para el pueblo.
Por otro lado, dudo mucho de que el señor alcalde de Iniesta, incluso el socio de la Peña Taurina que desbarató la operación, supieran quién es Adolfo Martín. Lo dudo muchísimo. Adolfo lleva siendo ya durante muchos años uno de los mejores ganaderos de la cabaña brava española, si no el mejor. Este año en concreto ha recibido el premio al mejor toro de la feria tanto en Valencia (por segundo año consecutivo) como en Madrid. Por eso, una corrida de Adolfo en Iniesta este año era un sueño. Un sueño que se ha roto por vete tú a saber qué intereses ocultos. Lo que se le hizo a este gran ganadero el lunes en el Ayuntamiento de Iniesta fue una marranería superlativa. Pero algunos no se han dado cuenta ni se van a dar. Es más, seguro que hasta se han enorgullecido de ello. Sinceramente, Iniesta tiene lo que se merece. Estoy convencido de que como no cambien mucho las cosas, en unos años no habrá toros. Y todo por las malas artes y las manos sucias de muchos que se creen los amos y señores de la fiesta de los toros en ese pueblo.