Después de 1355 números editados, el semanario taurino 6Toros6 echa el cierre para siempre. «Nos ha vencido una crisis mundial, y esta empresa, como otras, no ha podido sostenerse. Pero hemos luchado hasta el final, con tres últimos meses brutales, por la intensidad de todo lo vivido dentro y fuera de 6Toros6. Nuestros especiales de Gallito y Belmonte son un legado último», argumenta Alfonso Santiago, su director adjunto, en su cuenta de Twitter.

Desde que en 1991 José Carlos Arévalo decidiera fundarla, esta revista cuenta con casi treinta años de historia unida a la información y cobertura del mundo del toro, donde ha recogido numerosos reportajes, análisis, opiniones, crónicas, especiales, galerías y los escalafones de todas y cada una de las 29 temporadas de su trascendente existencia, saliendo cada semana en los kioskos.

Muchos han sido los aficionados, profesionales y gente del toro que a través de las redes sociales han querido despedirse de la revista con un profundo lamento por la pérdida.

La desaparición de 6Toros6 supone otro puyazo en mal sitio para la tauromaquia. Un espacio abierto a la comunicación taurina y con amplitud de información de los ocho países donde se dan toros. Su punto final deja un vacío inmenso dentro del periodismo taurino, con lo que eso supone, donde se pierde otro gran espacio en el que han dejado su impronta periodistas y críticos como Paco Aguado, Jose Luis Ramón –su último director–, Paco March, Carlos Ruiz Villasuso, David Jaramillo, Luis Miguel Parrado, Federico Arnás, Maurice Berho o el propio Alfonso Santiago, entre otros.

Los últimos tres meses «han sido muy difíciles» y, pese a la lucha incesante de la redacción de la revista hasta el final, ha sido imposible la sostenibilidad del semanario: «Esta aventura se debe a unos pocos de miles de aficionados que han sido fieles siempre. Esos lectores se merecen mi gratitud. Os doy las gracias. El toreo pierde un altavoz, y no sé si los profesionales lo echarán en falta, pero el cerco cada vez es mucho más pequeño…», lamenta y concluye Santiago.