Por el piton derecho
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Ginés Marín: arrollar o morir en el intento
CRÓNICA ARÉVALO | Corrida de toros

Ginés Marín: arrollar o morir en el intento

Darío Juárez

Arrollador es el adjetivo que poseen los quehaceres de Ginés Marín en los últimos tiempos. Un torero que sigue demostrando ser poco dudoso delante de la cara de los toros, con un exquisito temple que lleva cosido a los vuelos de su capote, y una improvisación inesperada que, aunque parezca lo contrario, viene muy hecha del campo. Con tres orejas se iría el diestro extremeño de Arévalo. Una primera de un escurrido segundo que fue de más a menos, y al que templó con manos de seda hasta que echó el cierre tras el de pecho de la tercera serie. Dos apéndices más se llevó del quinto después de una faena de empeño y catedralicia solvencia para hacerlo humillar a base de paciencia, mucha entrega y pisando el sitio donde queman los pies. Por allí se dejaron caer dos pulcras y mandonas tandas de naturales, que terminaban con los pitones tatuando la taleguilla, el desplante sin engaño y la consiguiente entrega de la plaza, a la que logró poner en pie después de epilogar la obra de hinojos. Tesón, perseverancia y un afán por arrollar o morir en el intento.

Hasta Arévalo llegaron los ecos del monumento a la verónica que esculpió Finito de Córdoba el pasado día 13 de junio en el Coso de los Califas. Un comentario que nacía de un corrillo de tres aficionados mientras les acomodaban en su localidad del alto del 2. Treinta años de alternativa que vinieron a citarse en homenaje a esta villa abulense por San Victorino, con un muy terciado y desigual encierro de Domingo Hernández y Garcigrande, con sus caritas de tercera pero con muchas carencias de hierba y pienso, para desaprovechar la embestida dulzona y noblona de ese primer castaño, muy rematón en tablas, que le dio la oportunidad de cruzar la raya para fajarse con él en la media altura; premisa de la que rehuyó el de Córdoba, al que le valió con efímeros, torerísimos y templados detalles preñados de gusto, pero vacíos de entrega.

Entrega y compromiso fue lo que faltó también con la lidia del 4º, al que no quiso ni llevar ni sacarlo del caballo después que le pusieran la vacuna, obviando la lógica aplastante de tantearlo tras el encuentro para dejar todo el peso a los peones. Tres series fueron las que por el derecho recetó con cadencia, llevándolo atrás y exprimiendo a ese torito que, junto con el sexto, fueron los únicos que salieron con la divisa rojiblanca de Garcigrande. Tras el pinchazo, la comedia de la oreja.

El infortunio que persigue a Fortes quiso que su lugar lo ocupara David de Miranda en la tarde de hoy, tras la grave lesión de rodilla sufrida el pasado sábado en la Monumental de Las Ventas con la corrida de Victorino. La guardia que hizo esa espada se llevó las dos orejas que tenía cortadas el onubense, después de una torerísima, seria y comprometida actuación con el más eral de los seis, él cual fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Un animal que recibió un liviano picotazo y al que había recibido con la suavidad templada de los vuelos de su capote. Desde los medios y con la arrucina marcando el embroque lo esperó el matador de Huelva. Allí, novillo y torero apalabraron una bella reciprocidad para conjugar las mimbres de un toreo abandonado y de manos muy bajas que propuso el onubense, y al que el de Domingo Hernández respondió con casta y una embestida que iba siempre hasta el final con el hocico haciendo surcos por el ruedo arevalense. La mano fue la que viajó hacia las blanduras para terminar haciendo guardia, emborronando una meritoria y torerísima actuación. Inédito de opciones de triunfo le dejaría el descastado y aburrido sexto garcigrande con el que anduvo por allí de turisteo.

 

  • Plaza de toros de Arévalo. Menos de media entrada permitida. Se lidiaron 4 toros de Domingo Hernández y 2 de Garcigrande (4º y 6º), desiguales y muy terciados, pero de buen juego en su mayoría, destacando la calidad del 3º, de nombre Sonsonete, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
  • Finito de Córdoba (catafalco y azabache): silencio tras aviso y oreja.
  • Ginés Marín (ceniza y oro)oreja y dos orejas.
  • David de Miranda (azul marino y oro)oreja y silencio.
  • Se desmonteró Rafael Viotti tras parear al segundo y se guardó un minuto de silencio por las víctimas del Covid tras romperse el paseíllo.
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