Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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La entrega sin lucidez de Lamelas
La entrega sin lucidez de Lamelas
La entrega sin lucidez de Lamelas
La entrega sin lucidez de Lamelas
La entrega sin lucidez de Lamelas
La entrega sin lucidez de Lamelas
Crónica Madrid | 3ª de la Feria de Otoño

La entrega sin lucidez de Lamelas

Darío Juárez

Volvía el toro a Madrid después de que la lona o el escrache a sí mismo de Simón, no permitiera que el pistoletazo de salida de la Feria de Otoño 2021 lo diera la corrida de Jandilla y Victoriano del Río. Pospuesta ésta para el próximo día 8, la novillada de Fuente Ymbro abriría el serial madrileño en la tarde de ayer, seguido del descastado y muy vulgar encierro de Victorino que hoy cerraba el primer bloque de la feria, en el que destacó la disposición y le entrega de Lamelas en toda la tarde, pese a tardar en verle el buen pitón izquierdo al 2° y en no haberle sabido adivinar la media distancia al 5° que previamente cantaría en el de brega de Marco Galán; sin ser nada del otro mundo, el lote de la tarde.

Madrid hoy parecía de todo menos Madrid: toros indignos -como el 3°- de aparecer por la manga de toriles de la primera plaza del mundo; ovaciones a puyazos en la paletilla, a pares a toro más que pasado; oír a Victorino resentido con el público de Madrid, en vez de analizar lo que le vale y no le vale de un tiempo a esta parte para venir a Madrid; un ruedo parcheado con arena de río sin asentar transformado en una de las playas de Benicarló... ¿Pero qué es esto?

A la puerta de chiqueros, capote en mano, se dirigió Alberto Lamelas a recibir al segundo de abordo del sexteto de Las Tiesas, como lo haría también frente al quinto. De veletas y indefinidas maneras le dio las buenas tardes a su matador, que lo tuvo que lidiar por abajo para terminar sacando y guardando los brazos a casi un tiempo, dejando la media en la boca de riego. El cárdeno había salido del jaco colocando la cara por el pitón izquierdo de primorosas maneras, pero Alberto tardó en verlo. Muy asentado se plantó en los medios con el toro en el tercio, para citarlo y lucir por el derecho esa embestida que venía franca hasta el tercer muletazo; momento en que el animal se afligía y, o bien perdía las manos, o bien se paraba y al volver, lo hacía sobre los pies. El bueno era el otro, pero Lamelas seguía con su dosis de entrega; cruzarse de pitón a pitón y no pegar muletazos porque sí, no era una opción. En el epílogo de la obra, el jiennense daría con la tecla que no era otra cosa que dejarle la muleta muerta en el hocico por debajo de la pala y tirar del natural. Demasiado tarde para enarbolar una faena estructurada, pero sin una pega a cómo debe estar un torero en Madrid.

El mimo y lo exquisito del capote de Marco Galán le habían cantado a Alberto el tranco del también muy veleto victorino en la media - larga distancia, minutos después de uno de los momentos más vibrantes cuando volvió a esperar a su par de hinojos frente a chiqueros. Lamelas, tras brindar a los ganaderos de Mollalta, se eternizó liándose por intentar pegarle muletazos con la muleta planchada entre los pitones, cuando el cárdeno pedía esa distancia que su peón de brega le había dejado escrito minutos antes. El exceso de toques y el volcarse de raza cruzándose y jugándose la vida de lado a lado, ganaron el pulso a esa lectura de faena que a Lamelas le habían puesto delante y, lamentablemente, no supo ver. Pronto y en la mano... Oh, !qué frase!

Otro potable toro para diez muletazos buenos sería el sexto, al que Colombo desordenó su embestir como se desordenó él mismo, con exceso de brusquedad en los toques que descomponían el trazo, pese a no estar mal colocado. Al tercero -la indignidad en hechuras vestida de toro de Madrid por chico y mal hecho- no supo templarlo ni buscarle las vueltas para decir algo con cierto sentido. La suerte quemada de banderillas, muy espectacular,  pero todo a toro pasado.

La bolita del infortunio residiría en el matador de Ledesma, López Chaves, el cual no pudo desdibujar un atisbo del buen toreo que tiene en la cabeza, frente a un primero inválido que el peor presidente que tiene la plaza de Las Ventas –Gonzalo de Villa Parro- no quiso devolver, y dándose de bruces contra un cuarto descastado y muy e inentendiblemente castigado en varas, con el añadido de alargar la faena sin necesidad.

 

  • Monumental Plaza de Las Ventas. 3ª de la Feria de Otoño. Más de 3/4 del adoro permitido. Se lidiaron seis toros de Victorino Martín, de dispar y muy reprochable presentación, sobre todo el indigno 3°; descastados en su mayoría y regalando poco. Destacaron 2° y 5°.
  • López Chaves (caldero y oro): silencio en ambos.
  • Alberto Lamelas (lila y oro): ovación con saludos tras aviso en ambos.
  • Jesús Enrique Colombo (azul noche y oro): silencio en ambos.
  • Se guardó un minuto de silencio al finalizar el paseíllo en memoria de Francisco Rivera, 'Paquirri', en el XXXVII aniversario de su fallecimiento en Pozoblanco.
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