Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Un gran Ferrera en una mala corrida de Victorino
Crónica Sevilla | 6ª del abono maestrante

Un gran Ferrera en una mala corrida de Victorino

Ignacio Muruve

Se suele decir que después de la tormenta llega la calma. Pero además, a Sevilla llega la seriedad. La fachada de los grises de la A coronada contrastó con el poco juego, en la tarde del Sábado de Pescaíto.

La tremenda clase del quinto le valió a Ferrera para formar un total alboroto. Desde que salió ya le enseñó a la plaza la capacidad de reducirse, sin rebrincarse ni romperse. El apartado del bochorno y lo indigno corrió a cargo de un invitado sorpresa: Joaquín, jugador del Betis. Pegar un brinco en Sevilla, en la Maestranza, para que Ferrera le brindase el toro. Como dato, recordar que Espartaco (figurón del toreo) le negó eso mismo a Javier Jiménez días atrás. Centrándonos en la lidia, el trasteo de Ferrera estuvo englobado en una inspiración total, sin salirse de lo que es él. Templó aún más el temple que ya traía el animal y acarició una embestida que teniendo esa clase, no tuvo la chispa propia de la ganadería. Pinchó en un nuevo encuentro y se esfumó el doble trofeo que con insistencia se pidió a pesar de ello. De nuevo, bien el presidente negándose a algo que hubiera sido surrealista. Oreja y doble vuelta al ruedo.

Tener a Fernando Sánchez y a José Chacón como peones además de ser un seguro de vida es una extraordinaria forma de calentar el plato antes de comértelo. Qué tres banderillas colocaron entre los dos para acabar saludando en el tercio. Del primero, una interesante forma de embestir por el izquierdo, ralentizándose en territorios del torero dejando profundidad y clase. Ferrera (previo capote azul) inició muy toreramente la faena y extrajo lo poco que tuvo por duración por naturales.

El tercero vio la luz con más brío, metiendo mejor la cara en la capa azulina de Ferrera. El público se calentó en un eterno tercio de varas mientras el toro le enseñaba a Antonio la poca capacidad de respuesta, de encenderse e ir al encuentro con la puya. En cuanto a la embestida, la película fue similar a la primera de esta saga, de este mano a mano. El intríngulis del trasteo estaba en dejarle la muleta puesta, pero los muletazos con profundidad del extremeño  estuvieron contados. La petición de oreja y posterior vuelta al ruedo vino a colación de una buena estocada al paso. Gran criterio el del presidente aguantando el tirón.

Mosquetón fue una preciosidad que, lógicamente, recibió aplausos de salida pero que no tuvo ni fondo ni recorrido. Una de cal y otra de arena. Perera lo intentó, pero hasta el medio muletazo se le acabó pronto. Entre la sosería en el tranco y la flaqueza de patas y manos del cuarto estuvimos listos de papeles. Perera lo amasó como pudo y lo intentó, pero todo estaba enfrascado en nulo interés y hastío. Ni el temple pudo con aquello. En el sexto, el extremeño sí conectó con el tendido. Fue prendido aparatosamente en una de las tandas, pero volvió con torería a la cara del toro. Dio tandas con mérito, pero todo bajó de intensidad tras el percance.

 

  • Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 6ª del abono maestrante. 3/4 largos de entrada. Toros de Victorino Martín, excelentemente presentados pero sin fondo, ni empuje ni casta.
  • Antonio Ferrera: ovación con saludos, vuelta al ruedo y oreja.
  • Miguel Ángel Perera: silencio, silencio y ovación de despedida.
  • Saludaron José Chacón y Fernando Sánchez en el 1°.
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