Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Sevilla sigue perdida
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CRÓNICA SEVILLA | 12ª del abono maestrante

Sevilla sigue perdida

Ignacio Muruve

Siempre se buscan las causas de un gran acontecimiento, de un suceso tan magnifico en caso de que lo sea pero, ¿cómo se justifica la concesión de dos orejas en una plaza de primera categoría con una media estocada? ¿Hay causas? ¿De verdad se puede justificar? La tauromaquia, esa verdad hecha espectáculo, ya ha fallecido en la orilla del triunfalismo. Este no es el rito donde todo detalle tiene importancia.

La gran pena de todo este sin sentido es que a ojos del aficionado se trata más este tema que la importancia y el calado de la faena de quien se pone delante y es que, al fin y al cabo, Roca Rey estuvo para reconocerle una firmeza tremenda. Corrió la mano y le pudo al toro metiéndolo en el canasto sin tregua alguna. La gente se volcó con él, saliéndose completamente de la labor fundamental, que debió ser premiada con una oreja. Dos orejas impropias de una plaza como Sevilla. El sexto se dolió de un encuentro que tuvo contra las tablas, sin dar más de lo que podía en la muleta de un Roca Rey que sufrió una voltereta. El animal se rebrincaba y se dolía. El público pidió una oreja sin sentido que menos mal que no fue concedida.

Del frenetismo emocional y festivo del trasteo anterior pasamos a un trasteo del que pocos se enteraron. Se pidió la oreja como se pide una cerveza, sin saber del homenaje que el cigarrero le hizo a Pepe Luis con el cartucho de pescao ni del compromiso tan tremendo en el sol. En fin. Se le rajó a Jose Antonio el toro tras dos tandas tremendas en los medios. Ya en la puerta de toriles se fajó con él sacándole varias tandas profundas en el límite de una bravura que se consumió segundos después. No se habían calentado aún las tejas de la plaza cuando el corpulento segundo le regaló a Morante siete embestidas templadísimas para que el de La Puebla relajase la figura y echase los vuelos como si estuviera en su casa. Qué suavidad a la verónica, por favor. El primer capítulo acabó ahí, pues se quedaba corto tras pasar la pierna de salida del diestro.

La clase de José Palomares en el tercio de varas del segundo fue de cualquier manera. Aguantó contra viento y marea en el primer encuentro la insistencia y la tremenda forma de recargar del precioso sobrero colorao, y en el segundo colocó la puya en todo el hoyo de las agujas. Para la franela y tras un mayúsculo inicio de Juan Ortega por abajo, volvimos a lo mismo de la historia anterior: nulo fondo. El sexto, una mezcolanza de clase y nula fuerza. Protestaba cuando se le obligaba y el diestro no tuvo opciones.

 

  • Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 12ª del abono maestrante. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados y variados en comportamiento.
  • Morante de la Puebla: ovación con saludos y oreja.
  • Juan Ortega: saludos y silencio.
  • Roca Rey: dos orejas y ovación con saludos.
  • Saludó la cuadrilla de Roca Rey en el sexto.
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