Mañana histórica en Tafalla, los toros para ser lidiados en la corrida -encerrona de Sánchez Vara- de la tarde con Casta Navarra de Reta protagonizaban por primera vez un encierro. Máxima expectación y como tal las calles masificadas de mozos y espectadores. Nervios, miedo y ganas en la interminable hora de espera, se sabía que solo corrían cinco toros, pues uno anoche ya no corrió el encierrillo. La incertidumbre era máxima al no tener precedentes de estos toros rojos, fuertes e imponentes en un encierro corrido. Al lío:
9 de la mañana, primer cohete al cielo y la torada resistiéndose a salir, interminables los segundos que han pasado hasta que ha sonado el segundo cohete que ha anunciado que todos los animales estaban en el asfalto. Los mozos han aguantado esos interminables segundos a porta gayola, ya decíamos hace dos días que eso es una de las cosas que hace especial a Tafalla.
La manada salía completamente estirada, muy disgregada de salida, con bueyes por delante y los toros sueltecitos, abiertos y con distancia entre uno y otro por detrás. Emocionante salida con uno de los morlacos lanzando muchas miradas al lado derecho de la carrera. Bonito.
Antes de llegar a la curva de la Farola, dicho toro se ha subido a la acera y los mozos le han aguantado muy bien corriendo por ahí, a pesar de las miradas. Por el lado izquierdo otro toro hacía lo mismo. Emoción.
Al llegar a dicha curva de la Farola, 4 de los toros han resbalado, los bueyes seguían mandando por delante, con dos de ellos muy lejos del grupo mayoritario. Por este motivo se han abierto los huecos en la Avenida Sangüesa y los mozos han podido disfrutar a placer, regalándonos maravillosas carreras. En todo momento los toros miraban, pero no hacían mención de embestir.
A la mitad de dicha Avenida uno de los cuatro toros ha metido la directa pero con un ritmo asequible, distanciándose de sus hermanos, después venían dos más con trote más lento, después otro, aún más lento, y para finalizar el último que se ha parado y del que hablaremos después. Los mozos aguantando y disfrutando, era una sucesión de carrerones hasta la plaza de toros. Muy bonito de ver.
Mientras estos cuatro primeros morlacos llegaban a la plaza, todavía quedaba suficiente multitud para guiar al toro que estaba parado en mitad de la Avenida Sangüesa. Poco a poco, incluso un pastor ha tirado a punta de vara para reconducirlo en la curva, que una vez que la ha cogido ha comenzado a bajar al paso, andando, y con mozos tirando de él. Juventud y veteranía navarra compartiendo toro suelto. Muy emocionante. El toro miraba desafiante, pero en ningún momento ha metido un arreón o ha hecho por embestir a los mozos que lo han guiado extraordinariamente. Perfectos.
Por fin ha llegado a la plaza, y ahí ha estado más de veinte minutos en el ruedo hasta que han conseguido meterlo a toriles, no quería entrar, suponemos que no quería reencontrarse con sus hermanos. Recordemos que a estos toros no los corren y que no están hermanados.
En definitiva, un encierro muy lento, muy bonito, pero tal vez esperábamos más chispa de la Casta Navarra. Suerte a Sánchez Vara y a su cuadrilla esta tarde. Gesta histórica. Mañana más.