Salamanca se consagró como tierra de toreros en la cuarta de feria con los triunfos rotundos de Ismael Martín y Marco Pérez en dos faenas llenas de personalidad y gusto que lograron subir la temperatura de La Glorieta en una desapacible tarde. Reapareció Morante tras un mes de ausencia de los ruedos en una versión gris que terminó en bronca y dejando con la miel en los labios a los salmantinos.
Con el revuelo y la expectación por las nubes regresó Morante de la Puebla a una Salamanca que cada tarde le guarda un mayor cariño. Tras un mes de ausencia de los ruedos, el cigarrero escogió La Glorieta para reaparecer en un cartel de máximo interés con dos jóvenes de la tierra y tras la histórica tarde del rabo cortado a Repique el toro de Garcigrande el pasado 14 de junio en la corrida extraordinaria por San Juan de Sahagún. Vestido con un bello terno frambuesa y oro vio como su primer toro de nombre «Filósofo - 18» era cruelmente castigado en el caballo de Ángel Rivas, teniendo que ser devuelto a posteriori por su invalidez.
El viento no quiso perderse tampoco el regreso del sevillano dificultando por momentos su trasteo ante «Almendrito - 61», primer sobrero de la tarde, al que logró dibujarle algunas tandas llenas de detalles de su esencia propia. El burel fue soso y deslucido, y aun así, se impuso Morante con muletazos con ambas manos con temple, encaje y sutileza haciendo sonar olés rotundos de un público demasiado predispuesto. La medida de la faena fue la justa y tan solo el fallo a espadas dejó el premio en una cariñosa ovación. Con «Zalabando - 48» recuperamos la versión más rápida de Morante dándole muerte al toro tras apenas realizar el inicio por alto de muleta en la bajos del tendido uno. Abrevió y acortó la faena con lluvia haciendo acto de presencia recibiendo una bronca por parte del público que tanto le estaba esperando. El cigarrero estaba malacostumbrando demasiado a un público ocasional y a algunos esta cura de realidad seguro que les ha venido bien. El domingo esperemos que sea. Causó baja del cartel inicial el alicantino José María Manzanares al que vino sustituyendo el triunfador del sábado pasado, Ismael Martín, en su segunda oportunidad en su plaza y no la desaprovechó. La entrega total del de Cantalpino puso al coso charro totalmente de acuerdo y como un hervidero tras cuajar una faena completa en todos los tercios que le permitió cortar dos orejas con las que se postuló como máximo triunfador de la feria.
De presencia anovillada saltó en segundo lugar «Esaborío - 65» al que recibió Ismael con una larga cambiada desde el tercio seguida de sendas verónicas con temple y personalidad hasta los mismos medios. El galleo por chicuelinas hasta el caballo de picar y el posterior quite de oro culminaron un tercio de capote muy asentado. La plaza se puso en pie para ovacionar al diestro charro en un tercio de banderillas con rotundidad. Brindó a Morante para comenzar con un afalorado con la franela de rodillas y doblones con una en tierra con poder y mando. La sosez y poca fuerza de su animal la suplió con arrojo y raza en un trasteo lleno de querer y ganas. Se templó y asentó de talones por derecho llevándolo siempre metido en las telas imponiendo con firmeza su concepto. Bajo la intensidad del trasteo y decidió con madurez volver a echarse de rodillas para subir la temperatura de la plaza con un valor incalculable por circulares de mucho mérito. Se dejó llegar los pitones a la chaquetilla y finalizó con unas bernardinas sin ayuda cambiadas de entrega total. Estocada en lo alto y dos orejas.
Ante «Clandestino - 66» no pudo redondear su segunda tarde de triunfo con un astado de García Jiménez manso e incierto en todos los tercios. Con el respetable más pendiente de huir a los suburbios de La Glorieta y de refugiarse de la lluvia que arreciaba con fuerza, deslumbró nuevamente el salmantino en un tercio de banderillas lleno de clamor. En la faena de muleta quedó inédito ya que pronto su oponente huyó a la querencia de toriles y no pudo demostrar la madurez y entrega de la que consta su toreo. Tras una estocada en todo lo alto, le pidieron la oreja, pero el presidente no tuvo a bien atender la propuesta recibiendo la segunda bronca de la tarde. En Ismael Martín hay torero para conjugar unos interesantes carteles en las ferias de los próximos años, tenganlo en cuenta, empresarios. Vestido en un grana y azabache en honor al eterno maestro Julio Robles hizo su tercer paseíllo de luces Marco Pérez, el primero como matador de toros, ante la expectación de todos sus paisanos.
Con una larga cambiada recibió a «Discreído - 4», un toro de pobre presencia que desarrolló casta y peligro sordo en las telas del salmantino. El tercio de picar en el caballo de Alberto Sandoval fue un mero trámite para después continuar con un quite variado en suertes que permitió lucir su personalidad capotera. Bregó Elías Martín con lucimiento al burel de García Jiménez que permitió al charro cortar una oreja. Inició su labor en los medios luchando contra el viento y pasándose al astado por la espalda en la suerte del péndulo. Estructuró una labor por el pitón derecho por donde logró los pasajes más asentados y entregados, pero carentes de ajuste. En las primeras tandas el toro se lo echó a los lomos en una imagen sobrecogedora tras un derrote espeluznante en el cuello que por suerte quedó en un susto. Volvió a la cara del toro con arrojo y raza para enjaretarle varias tandas más lidiando con firmeza con el peligro sordo de su oponente. Enterró un estoque trasero y cortó una oreja.
Con unos tendidos medio vacíos por el temporal acudió a porta gayola el joven salmantino dispuesto a darlo todo con «Volador - 67». Resolvió con solvencia la papeleta frente a toriles para después continuar con varias largas cambiadas y chicuelinas con temple y cadencia. Se desmonteró la cuadrilla en banderillas, destacando Elías Martín. Brindó al público que tan solo llenaba la mitad de los tendidos, comenzando con la franela de hinojos en el tercio. Manso y noble fue el de El Cabaco en las telas del charro que cuajó un trasteo rotundo que le permitió abrir la puerta grande. Rugió el coso del Tormes en las tandas por derecho, erguido, componiendo la figura y encajándose de riñones, se pasó a su oponente por la barriga con profundidad conjugando pases con mucha pureza. La lluvia amainó y con la muleta puesta por delante ligó tandas con arrebato y entrega, asentado de talones y llevándolo hasta el final. Lo intentó al natural, pero con inteligencia volvió a la mano derecha con firmeza, toreando en redondo con el toro a menos para terminar de recoger el clamor del público. Se metió en los terrenos del toro en un final de faena que culminó con una estocada entera. Dos orejas y Salamanca rendida a su joven torero.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de Salamanca. 4ª de abono de la Feria Virgen de la Vega. Casi lleno en una tarde nublada y ventosa. Se lidiaron toros de García Jiménez; de pobre y anovillada presencia y de manso e incierto juego.
Morante de la Puebla (de frambuesa y oro): ovación y bronca.
Ismael Martín (de gris perla y oro): dos orejas y vuelta al ruedo tras petición.
Marco Pérez (de grana y azabache): oreja y dos orejas.