Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro
Las Ventas. 4ª de la Feria de San Isidro

Flaco favor a Román en la mansada de Fuente Ymbro

Leo Cortijo

Mansada insufrible de la ganadería gaditana de Fuente Ymbro en la cuarta del abono isidril. La primera del ciclo era una novillada ilusionante y que había despertado interés por los novilleros anunciados, pero todo quedó en casi nada con semejante material. Y digo en casi nada porque hay que destacar a Román en su primero. Es paradójico, pero cuando mejor toreó el valenciano es cuando menos premio obtuvo. Una vuelta al ruedo merecida tras su primero demostrando cómo se viene a Madrid, en novillero. Una oreja regalada e incomprensible en su segundo. Aquellos que crean que la oreja le hace más bien que la vuelta, están muy equivocados. Pasará el tiempo y si Madrid recuerda algo de esta tarde, -que está por ver-, será lo que dijo en su primer parlamento, no en el segundo. Flaco favor. Apuntar también la disposición y las buenas maneras de José Garrido con su lote, de nulas opciones.

Blandeó de salida el justito y aquerenciado Señorío, primero de la tarde, que no fue picado de la mejor manera posible. No ayudó tampoco el amago de quite de Román, ya que tras la primera chicuelina se fue al caballo que guardaba la puerta. Lo que cantó en varas el de Ricardo Gallardo lo corroboró en la muleta, con las fuerzas muy justas poco permitió a Mario Diéguez en cuanto le exigía lo más mínimo. Con todo, apuntó buenas maneras. El susto vino en una voltereta tremenda, por suerte sin consecuencias más graves que el fuerte golpe contra la arena venteña. Se recompuso y estoqueó de forma efectiva, pero heterodoxa. El sobresalto gordo, pero gordo de la tarde, llegó cuando Mimoso saltó al callejón de Las Ventas. Como consecuencia, un herido con una brecha en la cabeza y otro con una posible lesión en el tobillo. No hubo que lamentar males mayores, afortunadamente. Ya en faena, el de Coria del Río lo intentó por ambos pitones, pero el novillo del hierro gaditano embestía de forma descompuesta y sin transmisión alguna. La plaza, helada, aún tenía el susto en el cuerpo.

El abanto Hortelano atendió tarde, mal y casi nunca a los capotes de Román y cuadrilla, y costó dejarlo un mundo en el peto. Mismo problema a la hora de parear, poniendo en complicaciones a los subalternos del valenciano. Papeleta importante la que tenía Román por delante, y su inicio de trasteo con estatuarios no era lo que el fuenteymbro pedía. Pegadito a las tablas, donde el mansurrón se sentía como en casa, logró Román una buena tanda por el pitón derecho. Firme y valeroso, estuvo en novillero. Vino a Madrid como hay que venir, y eso le llevó a pecar en algún momento de exceso de confianza, estando a punto de ser prendido por el novillo. La estocada, en mal sitio, enfrió el fragor de lo dispuesto, aunque dio una merecida vuelta al ruedo.

Rabadán no iba a ser menos que sus hermanos y tras cada lance buscó el olivo como alma que lleva el diablo. Aseado quite por saltilleras de Garrido a un animal al que le costó atender al percal. A punto estuvo de coger a César Fernández tras banderillearlo. Madre mía, qué tardecita… Brindó Román a la afición de Madrid en su primera y última comparecencia como novillero. Con la primera tanda por el derecho se empezó a gustar con el tardo quinto, que embestía a trompicones. Puso todo de su parte el novillero ché en las posteriores, planteando una faena de corta distancia. Habría que haber visto al novillo en una faena no tan encimista, otro gallo hubiese cantado. Posiblemente. Lo cierto es que Román paseó una oreja, eso sí, protestada por una parte importante del público. Ya me he pronunciado al respecto. Nada más que añadir.

Volante barbeó las tablas de todo el redondel hasta que lo embarcó José Garrido en el recibo por verónicas, cargando la suerte y con el mentón en el pecho. Disposición en las tres primeras series por el derecho, con las que la faena no levantó el vuelo. Lo intentó por el izquierdo, con idéntico resultado. Y volvió una vez más a la diestra, pero ya no había nada que hacer. Se desesperó el pacense con el reservón burel, que se movió sin clase y le exigió. Marró con los aceros y su labor fue silenciada. A porta gayola recibió a Comisario, apostando todo y dejando claro que no se iba a guardar nada. Así, sí. Sabedor de la importancia de la cita. Pero el sexto no iba a romper la línea marcada por la mansada de Fuente Ymbro. Al hilo de las tablas y de uno en uno tuvo que robar muletazos intercalando ambos pitones mientras el novillo buscaba la puerta por la que salir. El extremeño puso todo por su parte, pero fue imposible.

 

  • Las Ventas. 4ª de la Feria de San Isidro. Algo más de tres cuartos de plaza en tarde agradable. Se han lidiado seis novillos de Fuente Ymbro, desigualmente presentados, mansos, desclasados y reservones en líneas generales.
  • Mario Diéguez (blanco y azabache): ovación y silencio tras aviso.
  • Román (burdeos y oro): vuelta al ruedo y oreja.
  • José Garrido (grana y oro): silencio tras aviso y silencio.
  • Jesús Díez "Fini" saludó una ovación tras parear al 6º novillo de la tarde.

 

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