Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
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'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras
CRÓNICA FALLAS

'Babieca' oxigena a un Talavante de dos caras

Darío Juárez | Valencia

"Si no te importa, te dejo aquí" es la frase más repetida por los taxistas en estos días. Valencia sigue intransitable y todavía no ha llegado el fin de semana gordo. La mascletá es muy tarde, los toros muy pronto y el caloret te intenta vacilar a ratos. Llegaban las figuras a Xátiva 28 y con ellas el arreón final de una taquilla que, sobre el mediodía, parecía pobre colmada de puntitos verdes en el plano de la web de la empresa. Finalmente casi acabó rozando el lleno aparente. Las figuras se han hecho con Valencia y con su toro; la vergüenza se cuenta sola. 

Garcigrande - Domingo Hernández y Puerto de San Lorenzo llegaban a la ciudad del Turia con un encierro de a 3 por barba que debiera ser indigno de presentación para esta plaza -aunque eso de la dignidad suene muy arcaico para la Fiesta triunfalista del relato de piruleta reinante-, al que maquilló un pelín el toro de la tarde, el 6°, resucitando y siendo desorejado por un hierático y virtuoso Talavante de dos caras, que previamente quiso mendigar la oreja del 3° sin haberle dado ni uno. 

Un (otro) borrón en Fallas hubiera sido nefasto para el devenir de la temporada de Alejandro Talavante, después de cómo se le vio la anterior, sobre todo en Madrid. Muy de puntillas fue a por la espada para acabar con la vida de ese animalito famélico del Puerto que hizo 3°, descastadito, menudo, poquita cosa, con el que se empeñó en intercalar molinetes, arrucinas y enganchones sin decir nada más. Pero Babieca aguardaba en toriles su momento: el de resucitar y oxigenar al mejor Talavante embistiéndole como un Boeing 747 las veces que fueran precisas para decirle: ¡vamos, espabila! 

Siento decir que no daba un duro por Talavante cuando el de Conchita saltó al ruedo por la manga de toriles. El "cierraplaza", como le llaman los modernos, se llamaba Babieca. Un toro bien hecho para la Valencia de antes -fuera de tipo para la Valencia actual-, sin estridencias de hechuras ni ofensivo de defensas, al que recogió en los medios. Medido sería el castigo y el quehacer del toro cuando lo sintió, antes de que er Talavante de ante firmase un faenón redondo el jueves de Fallas. Con la muleta en la mano izquierda y sin prólogos de faena quiso dirimir los comicios con cuatro naturales acinturados y el de pecho para empezar a creer. El pulso con la diestra lo quiso tomar enseguida en la siguiente serie ligada sobre una baldosa, reposada en la media muleta, electrificada con el natural eterno que trajo a remolque el cambio de mano. Babieca pedía su sitio y Alejandro se lo dio. Dos tandas más de naturales enfrontilados se intercalaron antes del inicio de la mascletá. Ese momento y no otro, cuando er Talavante de ante volvió a decidir su tarde por el pitón derecho, recogiendo al toro con las yemas en un tercio de metro cuadrado: erguido, recio, estoico, muñequeando el muletazo. La plaza ya era un manicomio, pero faltaban los doblones ligados también por el derecho. Y las bernadinas de postín para terminar de rendir Valencia antes de enterrar la espada en el hoyo de la agujas. Dos orejas y a hombros con Manzanares

Que cortó tres o le dieron tres, como ustedes lo quieran ver. Templado y airoso fue el recibo a la verónica que recetó al galgo 2° de Garcigrande y al que replicó por el mismo palo Talavante en el quite. Tras ver la movilidad y la humillación del toro en los tercios anteriores, Manzanares sabía que en cuanto ligara los cuatro primeros aquello se pondría del revés. Y así lo hizo. La tierra tira y fue el alicantino el que acabaría tirando del torito para empujarlo a romper a embestir por abajo, templado, pero viendo muy de lejos el cuerpo de su matador. Manzanares degustaba las inercias que se engarzaban al trazo largo del muletazo que gusta despedir hacia fuera. Lo de la espada ya era de oreja, pero le dieron dos de ese dócil y obediente contendiente de Garcigrande, con hechuras de eral fuerte a vista de naya. Otra más le cortó al 5° del Puerto al que tiró en el primer doblón y tuvo que darlo distancia y tiempo después para ligar tres tandas con ambas manos dejándoselo venir, pero embrocando, despidiendo y colocándose para el siguiente desde el jardín de su casa en algún lar de Alicante. Otro puñetazo con la tizona aumentaba en uno los trofeos para el esportón de su tarde en Fallas. 

De Chenel y plata reaparecía Castella en ruedos españoles y peor no se pudo dar tal señalada fecha para el francés, pues después de toparse con el manso e imposible 1° del Puerto, Manuel José Bernal malpicaba al 4° y José Chacón dejaba medio garapullo dentro de aquel boquete. El toro se acobardó, se entregó a la causa mendigando un sorbito de casta para regalar una sola embestida con cierta entrega. Castella erre que erre y el de Domingo amenazando con echarse. No había para más. 

"Tres toros como este es lo que necesita Talavante", dijo Pablo Ramos, fotógrafo de POR EL PITÓN DERECHO en la tarde de hoy,.

* Ficha del festejo:

Plaza de toros de Valencia. 5ª de la Feria de Fallas. Casi lleno aparente. Se lidiaron 3 toros de Puerto de San Lorenzo (1°, 3° y 5°) , 2 de Garcigrande (2° y 6°) y 1 de Domingo Hernández (4°), vergonzosamente mal presentados, famélicos, indecentes para esta plaza. Se salvó el 6°. Manso el 1°, noble y con movilidad 2° y 5°, sosito el 3° y descastado el 4°. Destacó la clase y la casta del 6°. 

Castella, de lila y plata. Pinchazo y estocada desprendida (silencio). En el 4°, estocada (silencio). 

Manzanares, de azul marino y oro. Gran estocada (dos orejas). En el 5°, estocada traserita y ligeramente caída (oreja). Salió a hombros por la puerta grande. 

Alejandro Talavante, de blanco y oro. Estocada (ovación con saludos). En el 6°, estocada (dos orejas). Salió a hombros por la puerta grande.

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