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¿Bienvenido, Mr Marshall?
OPINIÓN | La Gira de la reconstrucción

¿Bienvenido, Mr Marshall?

Darío Juárez

Acostumbrado a aguantar chaparrones, dudo mucho que Morante se haya metido en una cueva cuando Victorino, como presidente de la Fundación Toro de Lidia, haya descubierto gran parte de sus naipes, que el de La Puebla creía haber descartado. De hecho, se declaró antifundación por no creerse las propuestas o promesas que ésta acordó hacer efectivas en una reunión con toreros celebrada en el mes de junio. Una de ellas fue la programación de una feria para dar festejos de cuatro toros con la televisión presente. Hoy ya es una realidad. Este miércoles, Victorino, acompañado de un elenco de toreros, empresarios y representantes de las diferentes asociaciones de profesionales, presentaba la 'Gira de la Reconstrucción'. Un ramillete de 21 festejos entre plazas de segunda y tercera, en las que actuarán un total de 42 toreros con sus correspondientes cuadrillas y amparados por la televisión.

Y es que hay a quienes les ha caído en gracia la palabra 'reconstrucción'. Les suena a Bienvenido, Mr Marshall en mitad de una pandemia, aunque luego se nieguen a reconocer que el sector del toro, tal y como lo conocemos a día de hoy, está desfasado; reducido a cenizas en las que todavía quedan ascuas diminutas que lo mantienen atado a una línea de vida. Esas ascuas, esa vida en cuenta gotas, son sin duda la afición. Ese ente extraño que cuesta mucho mantener en pie, el cual se dejó de fomentar hace tiempo, degenerándose por su distanciamiento con la sociedad actual, habiendo dejado ser engullido por un nido de víboras políticas y que, sobre todo, cuesta defender desde dentro cuando se pone en jaque los valores del toreo. Valores que hoy se ven difuminados con retina abstracta, cuando se ha dejado que la tauromaquia pase a un segundo, tercer o cuarto plano por no haber sabido dignificarla a tiempo; por no haber inducido a que el público inusual se hiciese buen aficionado, o simplemente aficionado, pero a partir de la emoción. La madre del cordero, esa que ahora padece de anemia.

Dejando a un lado la tromba de opiniones, a partir de que hayan visto la luz los carteles, el apósito que actúa como ‘Gira de Reconstrucción’ no sana, pero tampoco deja que se infecte (más). Además dice ayudar al futuro próximo. Si se es un poco coherente, creo que nadie está de acuerdo con la forma de esta feria, pero sí se debe aplaudir el fondo. Si se hubieran apuntado todas las figuras, eligiendo compañero y ganadería –nada nuevo–, como confirmaba Cristina Sánchez que se habían confeccionado los carteles, estaríamos hablando de que acceden a ello para llevárselo crudo. Además, con toda razón de ser. Porque no se puede malacostumbrar a la parroquia como se ha venido haciendo durante tantos años. Desde ver un tendido alto de sol por 50 euros, pasando por la degradación de la integridad del toro y del espectáculo en sí, vetos u otras injusticias por poner ejemplos. Pero no lo han hecho y tampoco creo que haya sido por no querer arrimar el hombro, sino más bien una cuestión de posturas opuestas. ?

Decía Simón Casas hace unos días que este invierno el sector se ha de sentar a hablar. No le falta razón, pues además de reestructurar radicalmente su columna vertebral, no estaría de más que el productor francés, y otros, pusieran encima de la mesa de una vez el fin del cambio de cromos entre empresarios. Al menos de una manera más razonable y por el bien del momento en el que atraviese el escalafón, ya que hay ferias breves de primera en las que siempre faltan muchos nombres propios, mientras que otros se repiten. A veces sin mérito alguno. Pero no lo van a hacer...

Por otro lado, lo que se debería de exponer en esa reunión si de verdad quieren dar motivos para que el aficionado pueda creer en ellos, legislando con tintes sin duda penales, es la denuncia directa en cualquier plaza a la manipulación de las astas; el requerimiento a reformar pliegos basados en la lógica y la definición, pero ante todo a unificación de unos criterios mínimos en los palcos de primera; la creación de un único reglamento que regule y sea juez y parte para con la normativa que éste lleve implícita; la imposición de la razón en las taquillas a partir de la reducción de honorarios en los cachés de las figuras, la lucha por conseguir la autarquía de un sector que vuelva a ser autosuficiente para poder ampliar el número de festejos que se puedan llegar a dar, sobre todo las novilladas, y apostar de manera incesante y a contracorriente por la necesidad de que, el toreo como arte y cultura de nuestro país, vuelva a darse la mano con la sociedad. Pero tampoco lo van a hacer. A día de hoy es una catedralicia utopía.

Toca trabajar mucho y muy duro si de verdad se quiere levantar esto. Nadie dice que vaya a ser fácil, pero si se hace que no sea una letanía que se quede en un tintero de borrajas. Al término de la presentación de esta ‘Gira de Reconstrucción’, Ignacio Fracua, director del canal Toros de Movistar +, decía: «2020 ha marcado un antes y un después. La pandemia ha demostrado que la tauromaquia es muy vulnerable porque no está bien organizada. Hay que vertebrarla y crear niveles de interlocución». Esto es una verdad como un templo y ahora, viendo las orejas al lobo, es de obligado cumplimiento llevarlo a cabo. De lo contrario, aquí no quedará ni el canto del gallo.

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