Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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'Castaño y Sandoval dan luz a la decepción de Escolar'
Foto: Plaza 1
22a de San Isidro

'Castaño y Sandoval dan luz a la decepción de Escolar'

Darío Juárez | Madrid

No le había dado tiempo a tomar vuelo al comunicado oficial que traía a Mbappé (por fin) al Madrid, cuando la Fundación Toro de Lidia ya le estaba invitando al callejón de Las Ventas. Hay que ver la rapidez con la que se hacen las cosas que se quieren hacer (...) Como rápido se esfumaron los frasquitos de esperanza que portaban hoy los aficionados de Madrid antes de sonar el clarín, sabiendo que en toriles había enchiquerada una señora corrida de José Escolar, la cuál terminó resultando descastada, probona y muy deslucida, dejando todo el quehacer en manos de los tres coletas.

Treinta y siete días ha sido el tiempo que Damián Castaño ha pasado recuperándose de la fractura de costilla que sufrió en San Agustín del Guadalix a finales de abril, en la Feria del Aficionado del Club Taurino 3 Puyazos, hasta llegar a la tarde de este martes donde el salmantino inauguraba su San Isidro con ese segundo toro de Escolar. Que acudía con alegría al tercer encuentro de un gran torero a caballo como es Alberto Sandoval, moviendo el jaco con garbo y prestancia, citando con el pecho y tirando el palo con muchísima más voluntad que acierto, buscando siempre la rectificación de inmediato.

Sin probaturas empezó Castaño a trastearlo más allá de la segunda raya, descolgando los hombros con premura y metiendo en la tarde a Madrid, que visualizaba un bonito melón sin haberlo abierto. Damián lo partió y se lo enseñó, pero allí no concordaban los paladares de toro y torero fundiéndose sólo en uno, pues el acople no existió en lo que el cárdeno regaló para ligar. Al entrar a matar, no le dejó pasar. Los segundos que pasaron con el pitón perdido por el chaleco fueron eternos. Ahora bien, el que no se lo regaló fue el cabrón 5º, entablerado y apretando siempre hacia dentro, con el que se fajó de frente y de uno en uno, robándole naturales con una verdad categórica pero mudos para una gran parte de la plaza. Raza, pundonor y una entrega sin mácula.

Abrió la vigésimo segunda del abono el veterano Fernando Robleño con un primer toro mansurrón y muy justo de fuerzas, al que pasó por el derecho confiándole la media altura para mantenerlo pero quedándose siempre al hilo, momento en el que el toro siempre le radiografiaba con un ligero gazapeo. Por el izquierdo, al principio imposible por esa manera tan fea de rebañar, le costó meterlo en el engaño, aunque lo terminó por conseguir en los bajos del 7, hasta que sonó el aviso. Y otro más, que hacían dos, sin la oportuna ayuda de un descabello certero. Hasta nueve. Con el inválido 4º se puso, pero ahí no había nada que rascar.

Cerraba el cartel Gómez del Pilar, que saludó una ovación de ese encastadito tercero que reventó en una muy exigente, larga y templada primera tanda de derechazos, tragando lo indecible por el pitón zocato con el toro parándose y mirando a mitad del viaje. No tuvo opciones con el soso y descastado 6º.

Ficha del festejo:

Monumental de Las Ventas. 22ª de la Feria de San Isidro. Menos de 3/4 de entrada. Se lidiaron 6 toros de José Escolar, bien presentados, muy astifinos; descastados, mansurrones y sosos.

Fernando Robleño, de mostaza y oro (silencio tras dos avisos y silencio)

Damián Castaño, de obispo y oro (ovación con saludos en ambos)

Gómez del Pilar, de gris perla y oro con los cabos negros (ovación con saludos tras aviso y silencio)

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