Por el piton derecho
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'Dos grandes dimensiones'
Exigente derechazo de El Cid al primer toro de La Quinta:/ MP
Feria de Abril

'Dos grandes dimensiones'

Ignacio Muruve | Sevilla

Barruntaba el ambientazo de este jueves de farolillos un aire de afición importante, contrastado con el notición de un lleno para nada esperado y que se traduce en gran noticia para Ramón Valencia. Quién diría que nos iba a costar ver huecos en el día de hoy. Cartel «tapado» de una feria de papel agotado entorno a las figuras, con tres espadas en buen momento sobre el que se alzaba un Daniel Luque con vitola de superioridad, todo con argumentos verdaderos: no hay nadie mejor que este torero en la actualidad. Pero quien dio una gran tarde… alma inmortal de Salteras. No pasan los años por El Cid. Emilio, reafirmó su buen camino. El lunar de la tarde, la ausencia total de la suerte de varas. En un encaste que lo pide a gritos no vimos la corrida en el peto.

Baldeó El Cid el ruedo de la plaza, su plaza, con la experiencia que dan los años. Como el buen vino, guardado en barrica fabricada con la madera del temple. El de La Quinta, chato y de carita recortada, bien hecho aunque limitado de cuello, entregó su embestida en una movilidad que se crecía en el castigo. Prueba de ello, la serie que terminó de crujir de verdad un ambiente encelado con una faena de gran categoría del torero de Salteras. Saliendo con la cabeza por arriba del muletazo, aprovechaba El Cid ese tranco de más que tenía el toro. Las tandas, por ambos pitones, iban in crescendo conforme avanzaba el trasteo. Sublime en su expresión, el torero relajó hombros en los compases finales para agrandar la emoción que da la plenitud. Extraordinaria la dimensión de un sevillano que se fue para volver como nunca. Esos pitos en pos del mensaje de vida, tan pesando en nuestras plazas, sobraban. Tanto, que hasta el maestro frunció el ceño hacia el público. Sacó rápido el pañuelo azul el presidente -discutible-, bajo el clamor de una petición doble que se guardó. El peso de esta oreja, descomunal, debe valer para recibir más en muchas ferias. Sensacional El Cid y buen toro salido de Fuen La Higuera.

Sevilla premió la entrega de Lipi y la solvencia y exposición de Juan Maguilla antes de la labor insulsa, por culpa de la mortecina embestida del cuarto, de Manuel Jesús El Cid. Cruzado siempre, la materia prima no funcionó y el hispalense se marchará de Sevilla con el peso mayúsculo de su trofeo en el primero.

Más suelto de carnes el segundo, de belleza infinita en expresión y conformación de pitones, tuvo menos emoción que una misa de doce. Pasaba por los bajos de Luque sin decir ni mú, con el poder bajo mínimos. Antes, Iván García puso a punto el terreno con dos templados pares. El quinto, de llamativa longitud de pitón y hondo en su cuajo, fue aplaudido de salida. En su comportamiento, la casta desvanecida. Bajó la intensidad de su comportamiento tras el primer puyazo. Como de la clase no se vive, más que palpable en una forma de volcar la cara muy especial, Daniel puso todo… y ni con esas. Se llegó a echar tras un manojito de naturales con mérito. Tarde en blanco de un Daniel Luque perfecto técnicamente.

Enfriado el ambiente en el tercero, apretado y en el mismo tono de hechuras que el anterior, no surgió la chispa en el discurso muletero de Emilio de Justo, que cortó un sorprendente trofeo de peso ínfimo. Entregado cuando se le empujaba, a este cárdeno oscuro había que llegarle a la cara sin mediación, con toda la panza. Aplicó esa medida el extremeño, que dio pases buenos en una composición de muchos altibajos. Interesante animal de La Quinta, noble, con clase y con profundidad.

Para la última historia de la tarde, un engatilladito que mostraba las palas por donde pasaba. Viéndole en la muleta y tras los buenos pares de Abraham Neiro, podemos decir que a la corrida, en tónica general, le ha faltado fondo. Y a este, en concreto, buenas intenciones.Venciéndose por los adentros, el público captó rápidamente que a la mínima -marca de la casa esto- no iba a perdonar. La sensación de que en cualquier momento podía ir al pecho de Emilio. Que estuvo. Siempre estuvo con este pájaro. Tremendo trago pasó. Qué valor había que tener. Le recetó la medida de la entrega, justo la que le faltaba al toro. Extraordinarios los muletazos, siempre trasladados al público con el peligro que traía el animal. Oreja de peso para Emilio.

Ficha del festejo:

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 12ª de abono. Casi lleno.Toros de La Quinta: De extraordinaria presentación y variado juego. Sin fondo 2° y 4°, con ritmo y clase el 1°, premiado con la vuelta al ruedo. Noble y con profundidad el 3°.

Manuel Jesús “El Cid”: Oreja con fuerte petición de la segunda y palmas tras aviso.

Daniel Luque: Ovación con saludos en su lote.

Emilio de Justo: Oreja y oreja tras aviso.

Se desmonteraron Jesús Arruga e Iván García y Lipi y Juan Maguilla así como Abraham Neiro.

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