El abulense de Las Navas del Marqués, Sergio Rodríguez, es ya el nuevo triunfador de la quinta edición de la Copa Chenel. Una final a dos, tras la final a tres de ayer en la que Álvaro Burdiel cayó herido, de la que el navero sale vencedor y con billete directo a la próxima Feria de Otoño. Premio excesivo de tres orejas, pese a no haberle perdido la cara a la tarde sin obviar los matices que quedan por pulir.

Daniel Crespo se fue de vacío pese a dejar impreso el sello templado y torero que atesora. El caso es que al ralentizar tanto los tomos o partes de la faena, hace que aquello tienda a lo bonito pero en clave de sosería. Porque sabe decir el toreo pero necesita gritarlo. Como le ocurrió frente al noblote 1º de Concha Sierra, con el que se asentó y al que hasta se pudo subir a echarse la siesta encima del lomo si hubiera querido. Un medio toro al que pudo en todo y sometió, buscando el tempo del piano y el trazo bueno, atalonado. Después, al astifinísimo 3º, de Victoriano del Río, no supo meterle mano. El animal, serio y zancudo, no se dejó ganar la pelea. De hecho se la ganó a Daniel al hacerle hilo saliendo de cada muletazo sin encontrar respuesta. Fue al Zacarías Moreno y sus chispazos de emoción por el izquierdo con el que de verdad rompió la plaza con él. Pero poco más.

Con una oreja al otro de Zacarías abrió el conteo de despojos el abulense Sergio Rodríguez, tras una faena de menos a más habiéndolo sobado sin reunión, más para lucir la calidad del animal. Que de prente de esfumó y al abulense le tocó remar, ahora para él, para levantar aquello. Estocada y oreja.

Dos le dieron del 4º, también de Victoriano. Un toro que hizo suya la plaza y se empeñó en colgar el no hay billetes en la enfermería. Rodríguez le tenía cogido el pulso por el pitón derecho pero fue echársela a la zocata y se le vino por dentro. Lo cogió, lo levantó y le pegó una soberana paliza. Cornada fue la que se llevó uno de sus peones, Jesús Fernández, acto seguido, al venírsele recto. Recompuesto o aparentemente recompuesto, volvió a la cara del toro sin chaquetilla para hundirse en la arena y dejar los mejor pasajes de la faena. Estocada trasera y caída.

Falló a espadas ante el 6º y último de Concha y Sierra. Un colorado de pitón blanco, casi inmaculado exceptudado por el negro de las puntas, al que acabó convenciendo y metiendo en la muleta para volver a descolgar los hombros y torear relajado. Un ejemplar para quitarse el mal sabor de boca de la cogida del 4º y despedirse del certamen, levantando a su término ese trofeo que le acredita como el triunfador de la V Copa Chenel.