Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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'El espejismo de Perera y la técnica olvidada en un bus de la EMT'
'El espejismo de Perera y la técnica olvidada en un bus de la EMT'
'El espejismo de Perera y la técnica olvidada en un bus de la EMT'
'El espejismo de Perera y la técnica olvidada en un bus de la EMT'
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'El espejismo de Perera y la técnica olvidada en un bus de la EMT'
'El espejismo de Perera y la técnica olvidada en un bus de la EMT'
'El espejismo de Perera y la técnica olvidada en un bus de la EMT'
CRÓNICA MADRID | 6ª de la Feria de San Isidro

'El espejismo de Perera y la técnica olvidada en un bus de la EMT'

Darío Juárez | Madrid

Es de suponer que 'el de la idea' no hubiera tenido bemoles para proponérselo a ningún matador madrileño, si la empresa hubiera tenido a bien incluir a uno de ellos en el cartel del día del patrón, pudiéndole encasquetar la bromita de ir en un bus de la EMT del hotel a a la plaza al mexicano Fonseca, ni más ni menos que el día de su confirmación de alternativa. Horas después de que el fenómeno Marco Pérez conquistase a un público enfervorizado que le sacó a hombros por la Puerta Grande de Madrid, después de cortarle cuatro orejas a dos erales de Jandilla. El tercero lo pinchó. Todo ello al mismo tiempo que El Juli, otro niño prodigio de Madrid hecho hombre, recogía la Medalla de Madrid 2023, de manos del alcalde de la Villa, por sus 25 años de alternativa. 

No dijo demasiado el primero de los dos remiendos de José Vázquez que hizo las veces del toro de la confirmación de Isaac Fonseca. Un mansurrón muy suelto en los de brega, yéndose de largo hasta tres veces al caballo de Héctor Vicente, quien lo tuvo que picar desde el estribo después de que el toro derribase al equino en el primer encuentro. El mexicano primó la colocación a la ligazón en esa faena que inició genuflexo en redondo, buscando el pitón contrario, metiéndole la muleta en el hocico. Madrid lo respetó pero en ningún momento crujió con toro y torero, aunque los finales atisbaran algo más de frescura. 

Mucha entrega despachó el joven matador de Morelia ante el inválido y desrazado 6°, que no sirvió y con el que Fonseca volvió a tirar de recursos de valor, pero sin llegar a estructurar en ningún momento la faena con los tiempos, las alturas ni las distancias, carente de una técnica que pareció quedarse en el bus de la EMT en el que apareció. Técnica que con el tiempo, esperemos, acabará puliendo. Gran tercio con los palos, una vez más, de Juan Carlos Rey. 

Le devolvió los trastos el mexicano a su padrino de confirmación, Miguel Ángel Perera, para dar muerte a otro manso de José Vázquez al que le costó mucho al extremeño robarle muletazos con un son de continuidad y no de ese aburrimiento al reclamo de los avisos -dos-, siempre con las tablas a la espalda y la imprevisible traición del viento, como en ese segundo muletazo cuando le dejó totalmente descubierto.   

Pasaban tres minutos de las 20:15 cuando Perera se encomendaba a Dios para ser capaz de domeñar su capote frente al viento y lograr parar al talgo de El Parralejo que se le venía como un tejón. La espada del extremeño se llevaba el orejón de ley que le tenía cortado Perera a ese animal que cumplió con sobriedad en el peto, empujando con entrega en el segundo puyazo, y que duró hasta la segunda tanda de naturales sin reunión entre el binomio, donde el toro se apagó. No sin antes haber regalado un ramillete de quince embestidas por abajo, labradas y consentidas en el compás templado del trazo del matador por el derecho; con hondura y hacia atrás las dos primeras y más al hilo la tercera, pero sin tocarle nunca la muleta. A la altura el uno del otro en otra faena larga del extremeño que cerró con ajustadas bernardinas antes de pincharlo hasta cuatro veces. 

Las esperanzas puestas en el 'favorito de El Batán' se fueron demasiado rápido por el sumidero. Una lámina ensabanada de El Parralejo, de larguísimos pitones, había enamorado a los aficionados que lo habían visto días antes en los aledaños de la Casa de Campo y aguardaba en toriles como el 3° o primero de Ángel Téllez, que regresaba a San Isidro tras el percance del viernes con la de Juan Pedro y la voltereta de Orgaz en la tarde de ayer. Simón Casas y su modus operandi de explotar a chavales que buscan torear; nada nuevo... Muy desibujado se vio al toledano con el ensabanado, carente de fuerza y pujanza para seguir la muleta con celo aunque con cierta calidad, con el que no apostó ni porfió en ningún momento su matador haciendo todo en contra del animal. Ni toro ni torero se encontraron en las distancias cortas que le propuso en las rayas de entre el (4) y el (5), echándolo y quedándose fuera de la suerte. Faena cargante y sin contenido.   

Otro torazo, morfológicamente hablando, fue ese 5° que se quedó en el segundo encuentro con el jaco, al que derribó las dos veces que se citó con él. Al sesgo tuvo que ser Navazo quien cerrase el tercio de palos, ante la imposibilidad de sacarlo algo más allá de la primera raya con los capotes. Agarrado y sin vida llegó a la muleta de un Téllez que por allí anduvo. 

 

Ficha del festejo: 

Monumental de Las Ventas. 6ª de la Feria de San Isidro. Más de 3/4 de entrada. Se lidiaron 4 toros de El Parralejo y 2 de José Vázquez (1° y 2°), mansos estos últimos, sin fuerza 3° y 6°, a menos 2° y 5°, siendo el 4° un torrente de calidad. 

Miguel Ángel Perera, de verde hoja y azabache. (Silencio tras dos avisos y ovación con saludos tras aviso) 

Ángel Téllez, de grana y oro. (Silencio tras aviso y silencio) 

Isaac Fonseca, de grosella y oro. (Silencio tras dos avisos y silencio tras aviso).

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