Por el piton derecho
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'El Parlament de Cataluña se olvida de la inconstitucionalidad de abolir la cultura del pueblo'
Foto:Calafellvalo
con la firma de cristina p. blasco

'El Parlament de Cataluña se olvida de la inconstitucionalidad de abolir la cultura del pueblo'

Cristina P. Blasco

El Parlament de Cataluña quiere abolir los correbous; el Parlament de Cataluña quiere acabar con los festejos populares de la comunidad autónoma; el Parlament de Cataluña se quiere cargar la tradición de un pueblo.

En la mañana de este miércoles, los toros han vuelto a ser protagonistas en la cámara catalana, después de que en 2010 dicho parlamento aprobara la abolición de las corridas de toros en esas tierras. Parlamento conformado por partidos constitucionalistas e independentistas, al que habrá que recordarle que en 2016 el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional esta prohibición, al invadir la norma autonómica competencias de Estado en materia de Cultura.

Fue también en 2010 cuando el mismo Parlament aprobó una moción de reconocimiento y protección a los Correbous pero, como todos ustedes saben, “donde dije digo, digo Diego”; algo muy típico en la clase política. A la luz de los últimos acontecimientos acaecidos entre los muros del propio Parlament de Cataluña, la única certeza es la demostración fehaciente de una clase política parapetada en un postureo animalista que intenta acabar con todo aquello que les recuerde a la marca "España", pero yerran en el tiro. Porque el correbous o cualquier festejo taurino que se precie, la única marca propia que tiene es la del pueblo. La del pueblo y sus gentes, su tradición, su cultura, su identidad y su historia.

Ellos, que tanto disfrutan parlando de su historia y su cultura —lógico por otra parte—, quieren cargarse una parte fundamental de ella. Pero, ojo, son antitaurinos, aunque no mucho, o no del todo: quieren prohibir tres variantes del correbous —el "bou embolat", el "bou capllaçat" y los "bous a la mar"— , no vaya a ser que si prohíben todas se queden sin los votos de las tierras del Ebro donde tienen más de una alcaldía. Y ya que hablamos de gente con miedo a perder votos, hablaremos de la otra parte; la que se quiere apropiar de la imagen del toro para arañar votos en el resto del territorio nacional, pero en Cataluña se baja los pantalones para no perderlos.

Señores políticos y señoras políticas, a ver si de una vez les entra en la cabeza que los toros son sólo del pueblo y para el pueblo. Y que cuando el pueblo deje de ir a los festejos será entonces cuando se acaben, pero ese momento todavía no ha llegado, nada más lejos de la realidad. Les invito a que acudan a esas localidades a ver si es verdad que “sólo hay un par de espectadores”. Un pueblo sin sus tradiciones es un pueblo sin alma. Así que, por favor, dejen de condicionar las diferentes ideas políticas de un pueblo manoseando y jugando con su identidad y su cultura; más de medio millar de festejos en tierras catalanas en este 2023 merecen un respeto.

No quiero cerrar esta pieza sin contarles cómo me sangraban los ojos buscando información sobre los correbous, encontrándome con infinidad de entradas en Google protagonizadas por lobbys animalistas. El negocio de estos mal llamados animalistas es nauseabundo, supongo que siempre dirigido y enfocado a esos animalistas urbanitas de sofá, que los únicos animales vivos que han visto son los perros y gatos que tienen encerrados en sesenta metros cuadrados. Esa gente, que los únicos animales que ha visto han sido en las bandejas del supermercado, en el plato de la mesa o en una mera fotografía. Para mí, el animalismo es otra cosa.

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