Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Fotos: Plaza 1
'Entre apuntes, vientecitos y manías'
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'Entre apuntes, vientecitos y manías'
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'Entre apuntes, vientecitos y manías'
Cuarta de la feria de san isidro

'Entre apuntes, vientecitos y manías'

Darío Juárez | Madrid

Se tropezaba un encierro de utreros potable pero deslucido y falto de casta de Montealto con la festividad del Santo Patrón, en el día de su víspera, para despachar la primera de las tres novilladas conformadas dentro del serial isidril, en una tarde muy lastrada por el constante bufido de Eolo. Más de tres cuartos de entrada en los tendidos y una boina de nubes cárdenas amenazantes esperaban ver presentarse a tres novilleros muy distintos -como cada uno de los seis pupilos de Agustín- que, entre apuntes, vientecitos y manías -malparafraseando al gran Manolo Escobar-, dibujaron y desdibujaron la cuarta de San Isidro.

No engañó ese segundo, marcando las querencias después de salir de la primera vara arrollando, a milímetros de llevarse por delante a José Manuel Más, saliendo después de najas del segundo picotazo. El novillo con el que Nek Romero se presentaba en Madrid no era la tonta del bote, dejándolo patente en el tercio de garapullos cortando tela en la espera al peonaje. Sin embargo, el de Agustín era agradecido. En su terreno, claro: de las tablas al tercio. Donde Nek empezó entalavantizado, con el inicio viral que un San Isidro de hace seis años levantó Alejandro vestido de blanco y oro, poniendo a Madrid a cavilar. Pero el valenciano no tenía sólo a Churrero como enemigo. También al viento. Y contra este último se puso a torear con la mano bajísima dejandosela puesta, sin llevar el trazo largo para echarlo hacia fuera; no sólo para no aliviarse sino, también, para que el novillo no pensara y eligiera la desacertada decisión de rajarse definitivamente. Cambió rápido de mano y aquello se vino abajo. El utrero de Agustín seguía siendo pronto pero más desentendido por ese flanco. Nek tampoco lo entendió y al volver a la diestra el viento se levantó. Las manoletinas de cierre no lograron que la faena volviera a levantar el vuelo.

El cornalón torito quinto quiso coger el capote con buen aire desde el principio. El joven torero ché lo vio y, de nuevo, el de Montealto se lo volvió a demostrar en el capote de J.M. Más, antes de que Víctor del Pozo dejase arponado el par del día. Con la electricidad de los cambiados por la espalda comenzó Nek a prologar la segunda faena de la tarde de su presentación. Cambiados -o culerinas para los de la LOGSE- hilvanados a dos series con media muleta arrastrada y el novillo en diapasón respondiendo. De nuevo, por la izquierda ni se le vio. Y de ahí en adelante, Eolo mediante, todo se desmoronó. En cualquier caso, creo que hay que esperar a Nek.

Como hay que esperar a Diego Bastos que, como el azabache de su vestido, vistió de negro a sus suerte con un lote descastado y muy deslucido con el que tan sólo pudo apuntar las maneras clásicas y templadas con las que busca hacer las cosas.

No más templado que el semblante de Ignacio Sanjuan negándole acertadamente la oreja del buen tercero a un afanoso Samuel Navalón, al que le pudieron las ganas de ser torero. Pues no se dejó nada el otro valenciano, pero ahijado de Albacete, desde que pisó la arena de Las Ventas. Presto en quites, cabeza despejada y unas ganas locas por acabar montado encima de los novillos. Ahora bien, lo de torear de verdad buscando, además de la inercias en los animales con tranco de más, el trazo con mayor pureza hacia atrás, lo dejamos para la próxima vez. También para Samuel era el día de su presentación, pero Madrid le midió como a un matador y le enseñó lo que no debe hacer si quiere triunfar en su plaza. Porque sabe que, pese al toreo de ventajas en ciertos pasajes de la faena y el trance arrebatado pero desordenado por triunfar en la tarde de este martes, a este chico hoy por hoy no se le ve techo. Cerró por bernadinas antes de dejar una estocada trasera y caída, que le quitó el trofeo de las manos, pero no la vuelta al ruedo.

A porta gayola se iría a recibir al sexto. Un animal deslucido, al que intentó dar fiesta abriendo otro catálogo de afanes, pero al que acabó pinchando finalmente, teniendo a la parroquia enfervorecida por dejarse llegar dos veces los pitones a la banda de la taleguilla.

Ficha del festejo:

Monumental de Las Ventas. 4ª de la Feria de San Isidro. Más de 3/4 de entrada en tarde de mucho viento. Se lidiaron 6 toros de Montealto, bien presentados pero muy desiguales; faltos de raza, con movilidad en líneas generales. Destacó el 3º.

Diego Bastos, de azul rey y oro. (Silencio en ambos)

Nek Romero, de negro y oro. (Silencio tras aviso y ovación con saludos)

Samuel Navalón, de corinto y oro. (Vuelta al ruedo tras petición y tras aviso y silencio)

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