Si cambiar el nombre del último astado del festejo del día de ayer, Juezpen (Arte era como estaba originalmente en la tarjeta del sorteo), fue para describir al ocupante del palco de la autoridad como un juez pen…sante -desde un punto de vista muy optimista y que al parecer, por obviedad de hecho, no fue así- o como un juez pen…dejo -como tal lo indica el acto cobarde de haber hecho tal permuta sorpresivamente, sin autorización y al último instante para agredir a usía- dicho adjetivo también pueden adoptarlo los propietarios de la dehesa de La Punta, autores de tal acto que son quienes ponen los nombres, y de acuerdo a la circunstancia que les haya aplicado... “Ganaderospen”. A la Fiesta se le respeta, se le da seriedad. Si el actuar del juez no les parece, habrá juzgadores y críticos al respecto; pero no se puede intervenir de esa forma cuando solo les aprobaron cinco de seis toros para ser lidiados y los cuales fueron terciados, carentes de trapío y juego que dio mucho a desear.
Ante tal razón es entendible que la autoridad haya rechazado un burel (aunque debieron de haber sido más, por lo menos otros dos) y que la manera de desquitarse de los ganaderos fue mediante una acción que no es correcta y que únicamente perjudica a la Fiesta. ¿Para qué tener antitaurinos si con personajes como los actuales ganaderos de La Punta, la empresa de la plaza y entre otros, la Fiesta tiene para que se vaya abajo?; si don José y don Francisco Madrazo, fundadores de lo que fue un importante hierro en México, vieran en que se ha convertido su legado de seguro se infartarían al ver como ahora se actúa con tanta prepotencia y cinismo; sobre todo, como se vino para abajo lo que fundaran vía Parladé y Marqués de Saltillo hace 97 años. Es una lástima que esté pasando esto, luego nos preguntamos por qué las entradas, por qué no hay ese repunte tan necesario de la tauromaquia. La respuesta es muy sencilla: A la Fiesta no se le respeta ni se le da seriedad y sus enemigos no cabe duda que están dentro. Hoy el titular se lo debió haber llevado Barba o Escribano, pero no se puede dejar a un lado el exhibir los actos que tanto perjudican a lo que es nuestra pasión: los Toros.
Fabián Barba ante su primero de la ganadería de San Marcos, Cuadrado, dio algunos lances con el capote. El puyazo que recibió el toro fue breve. El tercio de banderillas fue caótico y puso en aprietos a las cuadrillas, hasta gallearon, perjudicialmente para la posterior lidia, y como un recurso para recortarlo cuando apretaba en la embestida. Con la muleta, el torero hidrocálido, ha estado bien. El burel no era fácil, cuando pasaba salía con la cabeza arriba y tenía la mirada fija en el de a pie. Fabián entendió las condiciones del socio, realizó una faena a base de perseverancia y de encontrarle las distancias a las que debía estar. Por desgracia falla con el acero para irse abajo, en un metisaca, calándolo; consiguió dejar al segundo viaje una estocada entera para retirarse entre palmas tras haber escuchado un aviso. En su segundo, Miguelito, de La Punta, Fabián fue a recibirlo de rodillas en los medios, le pegó un par de faroles para enseguida darle algunos buenos lances con el capote. Realizó quite por tafalleras. Con la muleta empezó con pases por alto y muletazos muy toreros por abajo. Sufrió un levantón al adelantarle el engaño al toro lo que le ocasionó un puntazo en el escroto. El torero volvió a la cara del astado para volver a hacerle una faena de entendimiento ante las embestidas no fáciles, cortas y de mucho observar al poseedor del engaño. Terminó su labor con toreros muletazos de pitón a pitón. La estocada que dejó fue entera y desprendida para dar merecida vuelta al ruedo tras algunas peticiones de la oreja que atinadamente no se otorgó.
Manuel Escribano ¿confirmó?, si es que se le puede llamar así cuando no hay toro de por medio, con un auténtico novillo de la ganadería de La Punta, Cielo, el cual recibió fuertes protestas desde su salida hasta el tercio de varas. Nunca se cambió. Los lances con el capote no fueron tomados en cuenta. Hubo derrumbe al caballo de pica. El tercio de banderillas lo cubrió el torero sevillano, el tercer par fue tardío con tal de intentar hacerle un quiebro para terminar dejándolo al irse por fuera. El burel en la muleta acusaba falta de recorrido y nobleza. Hubo buenos derechazos y naturales, el temple fue cualidad del de a pie mediante el acoplamiento a la embestida pastueña del astado, pero cuando no hay toro se pierde la totalidad del mérito de lo realizado. Pinchazo, estocada entera y caída tras aviso fueron la parte final para saludar en el tercio. En el quinto de la tarde, Mati, Escribano lo recibió con buenas verónicas, quizá los mejores lances con el capote de todo el festejo. Volvió a cubrir el segundo tercio también haciendo que fuera prolongado, no era un astado para poner banderillas. Con la muleta hubo, casi al principio, dos buenas tandas por el derecho aunque en la última no faltaron los enganchones. Vendrían una serie de buenos naturales, templados, en una faena desarrollada al hilo del pitón y por momentos con altibajos, dio la sensación de que faltó algo. Despachó al ejemplar de estocada entera y trasera. El juez concede erróneamente una oreja que fue protestada al ser entregada por el aguacilillo al originario de Gerena.
Víctor Mora saludó a su primero, Malagueño, con algunos lances con capote sin trascender mucho. Después del puyazo realizó un quite por chicuelinas que resultaron enganchadas por el burel. Con la muleta el astado no fue fácil, estaba mucho con el torero. El, también, torero hidrocálido no estuvo bien. No se le vio firme, intentaba provocar las embestidas pegándole con la mano en el testuz, acusó su poco rodaje. La gente se metió con él por momentos. Despachó al socio de estocada entera para retirarse en silencio. En su segundo, Juezpen –originariamente Arte- el burel fue abucheado a su salida. Con el capote no sucedió nada relevante. Con la muleta volvió a estar mal. Se le vio una vez más fuera de sitio, sin firmeza, las zapatillas en constante movimiento, demasiados enganchones en su labor muleteril, fueron pases los que pegó sin tener ese calado hondo. Estocada, dos descabellos y un aviso son la parte final del festejo. No fue el torero que en 2008 cortara las orejas a un toro de Malpaso y se convirtiera en la esperanza de ser alguien importante para la Fiesta.
Se hablaba de alguna sanción a la ganadería de La Punta por parte de la autoridad ante lo realizado por sus dueños en el cambio de nombre del último de la tarde (si es que fueron ellos directa o indirectamente), uno o dos años de veto parecieran poco, ojalá se lleve a cabo una medida correctiva importante y de gran significado que dignifique y no algo que pase a ser una simple burla para el anecdotario de los personajes que intervinieron en tal acontecimiento.