Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Volver
'Les gestes' de la tauromaquia inclusiva
OPINIÓN | Morante pide la corrida de Miura

'Les gestes' de la tauromaquia inclusiva

Darío Juárez

Filomena sigue su gélido curso por la península. También por Sevilla. Por el ala derecha del Guadalquivir, los vencejos cumplen su cuarentena invernal escondidos en los recovecos de las fachadas del Paseo de Colón, mientras la calle Iris se observa fría, sórdida y desnutrida de color, toreros y jaleo. Pero hace unos días, Jesús Bayort publicaba en el ABCdeSevilla la intención confirmada de Morante por matar la corrida de Miura en la próxima Feria de Abril –en caso de que se dé, claro–, como homenaje a Joselito El Gallo por el 101 aniversario de su triste final en Talavera. Y, ¡sorpresa!, el melón se volvió a abrir. ¿Gesto o gesta?

Ante tanta contienda tuitera llegué a pensar que dándole un toque en un momento dado a Irene Montero, podría ser luz en la mañana y sacar de dudas al tuitendido, pese al miedo de que tirase por la calle de en medio y lo dejara en 'gestes', para darnos así la bienvenida a la tauromaquia inclusiva. Bueno, el plan B era razonar y analizar un poco aquello por encima. Así que, ya que Irene no nos iba a hacer ese favor, sin que la hubiera costao na, porque no la hubiera costao na, creí que no quedaría más remedio que darlo una vuelta.

Vete al diccionario, no seas bobo. Y allá que me fui, porque la hermana de Siri, la de Android, ya pasa de mí, así que empecé a leer. Gesto: Acción realizada por un impulso o sentimiento, especialmente cuando con ella se muestra educación, delicadeza o cariño. Gesta: Hecho o conjunto de hechos dignos de ser recordados, especialmente los que destacan por su heroicidad o trascendencia. En ese momento, en mi cabeza empezaron a caer en fila de a uno nombres de toreros como en los créditos del western de los 70; aquel código de barras en movimiento, con el blanco y el negro invertidos, donde no se leía un puñetero nombre. Lo que sí logré vislumbrar, como dentelladas fotográficas flasheadas en la memoria, fueron los tintes de tardes epopéyicas unidas a esos nombres propios que, curiosamente, se encasillaban todos en la definición femenina: Antonio Bienvenida, Paco Camino, Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá, César Rincón, El Fundi, Iván Fandiño... Hombres de gestas con 'a', capaces de echarse a los lomos tardes de emoción y verdadero circo romano, vertiendo su sangre por castigo del bravo –y también del manso– y realizando un tributo a tumba abierta por su profesión y por el toro que tuvieran delante, independientemente de su sangre.

Hay que decir que Morante hace tiempo que no duerme en blando. La telúrica y moderna bohemia de Kodak, camisas estampadas y habanos de una cuarta, a veces no es tan práctica ni sosegada como parece. Le apasiona velar por sus intereses como torero y por los que le obliga el personaje que se apropió de su persona. Sin deducciones maquiavélicas pero, en su caso, el fin o los fines parece que sí justifican los medios.  Allá por el mes de noviembre de 2017, este portal adelantaba en primicia que sería el primero en firmar para Sevilla 2018, con una sola tarde, y en San Miguel. La sorpresa no terminaba en que el de La Puebla fuera la primera figura en dar el paso para hacer el paseíllo en la Maestranza al año siguiente con tanta premura y vendiendo una única tarde a bombo y platillo, sino que donde todo verdaderamente empezaba y terminaba era en la fotografía que ilustraría 'el suceso', queriendo dejar patente su pleitesía hacia la sevillanía y a la memoria del Rey de los Toreros. Pues la rúbrica de ese contrato se haría efectiva en el propio despacho que fuera del maestro de Gelves, hoy propiedad del torero de La Puebla. Un detalle de tantos a los que me refiero que le obliga el personaje. 

Lo que Morante hará la tarde de Miura, si es que se da, es un grandioso gesto, pero con 'o'. ¿Puede convertirse en gesta? Por supuesto, faltaría más. ¿Quién dice que Morante no podrá? ¿Quién se atreve a vaticinar un desastre como prejuicio retrospectivo contemplando la posibilidad de que te pueda dejar con el rabo entre las piernas? -servidor incluido-. Ojo, ¿hay motivos para pensar que no? También, muchos. Pero ajolá, pues sería algo literalmente extraordinario y de una trascendencia nada prosaica. Entonces sí se podría debatir el cambiarle el género a 'gesto'. Sin embargo, resulta curioso que se tome como gesta matar dos toros. "Pero es que son de Miura". Ya, ya... Con lo cual, damos a entender que en cualquier tarde que lidie la divisa sevillana en una feria, la terna de turno va a realizar una gesta por decreto ley. Gesta es matar un elenco de encastes diferentes para darle vida al rico abanico de la cabaña intentando escribir tu nombre -o escribiéndolo más aún- en la historia del toreo; gesta es ser figura y apuntarte a la de Miura en Sevilla y a las que quieras después, a la de La Victorino en Madrid y a las que quieras después y a la de Torrestrella en Bilbao y a las que quieras después; gesta es poderle a un toro encastado hasta que siente el frío del acero y el cual te advierte que te quiere dejar en bragas desde que toma el capote; gesta es sobreponerse a la gravedad de una cornada para volver a la cara del toro por amor y devoción a tu profesión, se sufra lo que se sufra y cueste lo que cueste.

Por tanto, puestos a no dejar de insistir en banalizar la tauromaquia como se lleva haciendo de un tiempo a esta parte, no sigamos el mismo ejemplo con el diccionario y respetemos las acepciones. Pero que si es por dejar de discutir, hablamos con Irene, lo dejamos en gestes y ya está. Ya ves tú qué problema.

Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @dariojuarezc
Comparte y comenta esta noticia: