Cada mes de mayo, Madrid se magnifica como la Venus de Botticelli. Su santo, sus verbenas, sus toreros, los colores de su impúdica primavera, su Real galopando hacia la gloria bajando Concha Espina una vez más. 6 kilómetros hacia el sureste lo separa de la Monumental de Las Ventas: el epicentro mundial del toreo durante más de treinta días, el sino del toro y sus consecuencias, la esperanza de la casta y la buena lidia que a diario nos visita a las siete en punto de la tarde.

Una feria que dará comienzo este próximo viernes, día 10, con el encierro de Alcurrucén, la confirmación de alternativa de García Pulido y la primera aparición en la feria de Morante tras su discreto paso por este último Abril sevillano, cuando se cumplía un año de la hazaña del rabo 52 años después de que Ruiz Miguel cortara el último a la vera del Guadalquivir.

La estampa triste y sufrida del genio de La Puebla orillado a un lado del portón de cuadrillas de la Maestranza, liado y esperando a sus compañeros para iniciar el paseíllo el Domingo de Resurrección, era un poema; el momento exacto en el que dudé seriamente sobre su presencia en San Isidro.

Que José Antonio no está bien es un hecho. La enfermedad psiquiátrica que arrastra desde hace años, no le impide dar al mundo su mejor versión cuando nos la regala, pero sí le limita a hacerlo en plenitud debido a sus cambiantes estados de ánimo. Que para un artista de su talla es imprescindible. Por aquello de la alineación astral, los sorteos, las directrices a los del castoreño (...) o lo que puede o no puede caer del cielo en forma de musas.

Tres citas que arrancarán este viernes con lo de Alcurrucén y el primer "no hay billetes", con Urdiales y la confirmación del ya citado García Pulido, a la que le seguirá la de Juan Pedro el día 29, con Talavante y Aguado, cerrando el serial con la extraordinaria de la Beneficencia el 9 de junio, junto a Castella y Fernando Adrián con lo de Justo Hernández.

Madrid quiere a Morante y Morante quiere a Madrid. Posiblemente, tras un Abril quebrado entre anhelos artistas a borbotones que no llegaron y fatigas silenciosas pero evidentes, el de La Puebla podría haber renunciado a otro puerto de primera como pudiera ser Pamplona o Bilbao, retirarse y volver a coger sensaciones a final de temporada en San Miguel, para sacarse la espina del mes de Abril. Sin embargo, viene a Madrid con tres tardes, parece que convencido y, esperemos, responsabilizado de ello. Porque, aunque pasarán muchos y buenos toreros por la feria más importante del mundo, Madrid siempre espera al mejor Morante.