7 de julio, día internacional del miedo, día de reencuentros, de felicitarse el año, día de muchas emociones, día de volver a vivir. 7 de julio, pero también domingo, la calle estaba completamente masificada, los empleados de la limpieza lo han tenido muy complicado por la excesiva suciedad de la fiesta de esta noche, en Santo Domingo a las siete y media de la mañana los pies se pegaban en el suelo, preocupante.
A las ocho menos cuarto de la mañana Susana Nagore anunciaba que se retira este año, que de su garganta ya no volverán a salir los versos de la jotica al Santo Morenico en el próximo 7 de julio. Los miembros de La Jarana, su peña, le han realizado un precioso homenaje, el cual mientras escribo estas líneas todavía continúa. Le ha pasado el testigo a Haizea Mayo, su alumna en la escuela de joteros de Huarte, y mano a mano han bordado la jota y han llenado de lágrimas.
Cuando todavía esta emoción se sentía en La Cuesta, el cohete ha subido al cielo y los seis de La Palmosilla junto a los cabestros han enfilado Santo Domingo para protagonizar un encierro trepidante, accidentado -dejando el primer herido por cuerno de toro -en la mandíbula- de las fiestas y el corneado en la historia del encierro de La Palmosilla en Pamplona- y con un final en el que dos toros se negaban a entrar, pero vayamos por partes:
De inicio, como era previsible, cabestrada por delante, mandando e imponiendo un ritmo muy alto a la carrera. A la altura del hospitalico de La Cuesta, dos mozos han sido arrollados de mala manera por los bueyes, siendo pisoteados por toda la manada.
Volaban por la segunda parte de Santo Domingo, los mozos poco más podían que ir apartándose, aunque más de uno ha conseguido mantenerle metros a los animales. Y con esas, han llegado a la plaza Consistorial, donde un mozo se ha visto desbordado por la torada y finalmente ha sido el castaño que iba por la izquierda quien lo ha arrollado, siendo también pisoteado, este mozo, además, no se sabía muy bien las recomendaciones para correr el encierro, puesto que ha intentado levantarse antes de que le sobrepasara del todo la torada, volviendo a ser derrotado por otro de los castaños de La Palmosilla.
Enfilando Mercaderes un toro negro se ha puesto por delante, y a su vez el último de los castaños caía en la parte izquierda de la calle, quedándose rezagado de sus hermanos. Aquí los mozos también iban apartándose por la gran velocidad de los morlacos, muy poquitas carreras aunque meritorias. Un poco antes de La Curva, cuatro corredores se han hecho el lío, entorpeciéndose entre sí y acabando Lis cuatro en el suelo para ser pisoteados por los dos toros que mandaban ya para entonces.
En La Curva, los bureles se han ido contra el vallado ciego, y aunque no han caído, han perdido esa gran velocidad que llevaban, volviéndose a poner los mansos a controlar la carrera. Increíble como un mozo se ha quedado en medio de la manada en la curva y ha salido de la situación ileso, sin ir al suelo, San Fermín le ha echado un buen capotico.
A partir de entonces la manada ha comenzado a estirarse, y aunque los bueyes no lo ponían nada fácil, hemos comenzado a ver muy buenas carreras. Quisiera decir, que a esa altura del encierro había demasiada gente apostada en los laterales de la calle, demasiados espectadores, habrá que recordarles lo peligroso que es no correr en un encierro.
Y con la manada complemente disgregada y rota hemos llegado al tramo final de Estafeta, donde corredores con muchas piernas y maravillosas cabezas nos han deleitado con extraordinarias carreras a diferentes toros para guiarlos de manera sublime hasta el albero, realmente precioso.
Los tres primeros toros que han llegado a la plaza se han dirigido a toriles muy diligentes, pero los tres siguientes, los tres siguientes han decidido brindarnos su show particular. Un castaño se ha abierto a la derecha, y otro castaño junto a uno negro a la izquierda, poniéndose a dar vueltas al ruedo, como quien pasa a saludar. El castaño que se ha abierto a la derecha después de media vuelta al ruedo ha decidido entrar, pero sus hermanos han decidido cotillear en la plaza, y digo esto porque afortunadamente no les ha dado por embestir.
Con la cantidad de gente que había en el ruedo, sumado a esos individuos que son unos notas, que no deben saber mucho de qué va esto e intentaban agarrar los pitones de los toros la situación era realmente peligrosa. Los bureles hacían caso omiso a los dobladores, varios corredores habituales y con mucha experiencia han intentado colaborar a reconducir la situación a punta de periódico o brazo, desde mi humilde opinión, aunque sea políticamente incorrecta, una decisión acertada dada la masificación de insensatos que poblaban en esos momentos el ruedo.
¡Bendita nobleza de La Palmosilla en este primer domingo!