Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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'Por sus cojones'
Daniel Luque saliendo a hombros por la Puerta del Príncipe: MP
Feria de Abril

'Por sus cojones'

Ignacio Muruve | Sevilla

He de decir que desde El Juli, en esa época de morder y no soltar la presa, no veo a un torero que transmita tantísima seguridad como Daniel Luque. Es poderoso desde que sale de la boca del burladero para abrirse de capa. Domina la escena con el amparo de los gestos, de las actitudes arrogantes Y la labor en el tercero es buena prueba de ello. Iván García ya le dejó calentito el ambiente con dos pares monumentales. La sonrisa de su torero mientras salía de la cara del toro lo dijo todo. Y sobre la obra construida… apabullante. Queriendo siempre ante un oponente al que empequeñeció desde el minuto uno. La dificultad, un batiburrillo de carácteres negativos como ser reservón y tardo, algo que ni atornillando la zocata a la testuz se pudo solucionar. Aprovechó los viajes Luque para empujarlo al máximo, con el alma en cada toque. Ahí estuvo el contenido de la faena, que se cantó a los cuatro vientos por un público entregado. Oreja tras el tercer espadazo de la tarde.

El zambombazo llegó en el sexto. Un potable toro de Cuvillo, el típico toro que en manos de una figura es moldeable a todas las formas posibles. Y como Luque está en figura y puede considerarse figura, así ha sido. Una mezcolanza de entrega, facultades y técnica, una técnica apabullante. No había otra opción que obedecer al mazo que el de Gerena tiene como muleta. Apretándose con él en dos tandas plenas en ajuste por el pitón derecho y sometiendo a la vez que lo metía en el canasto por el izquierdo. No hubo un respiro para el animal. Llegó a meterse entre los pitones en el tramo final de la faena y a cerrar por luquecinas. Todo vivido en una explosiva sensación de furia, de que tenía que ser porque sí. Daniel ha descerrajado la Puerta del Príncipe de una forma muy española: ¡por sus cojones! Y quien golpea primero… golpea dos veces.

Empezamos la tarde frunciendo el ceño. Alarmados con ese gazapeo que aparentaba poca fuerza que mostró de inicio el bello primero, cuajado en su volumen, sin exageración pero con el remate de esta plaza. Pudo expresar Urdiales en un par de verónicas sueltas antes de que perdiera ajuste el saludo. Lo que nos enseñó el de La Rioja es que la naturalidad es un valor añadido en esto. Si posees ese don que muy pocos reciben desde la salida del vientre materno, partes con ventaja. Es un nexo con el público que resulta infalible. Pues ahí quedaron tres por el derecho y dos por el izquierdo, esta última de un temple faraónico, supremo. Con el mentón hundido en el pecho mientras soltaba la muñeca en un gesto de relajación total. Hilando fino, siempre bien colocado y tirando con una sutilidad mayestática. Y la Maestranza, lógicamente, sucumbió. La estocada fue inapelable, tanto que rodó en segundos. Y si tal vez faltara cierto argumento, este puñetazo terminó de aportarlo. Oreja de peso de Diego Urdiales.

Le puso la firma a la tarde con una actuación seria en el cuarto, un toro feo y sin perfil y que además resultó ser protestón. La actuación, bajo el prisma de la firmeza, fue un continuo ejercicio de suavidad en pos de que ni rozara la franela en el tramo final del muletazo. De mucho mérito fueron los naturales extraídos entre tanta aspereza.

Alejandro Talavante aseguró en ABC que se vería en el un torero más puro en 2024. Pues en Sevilla, en su primer toro de los nueve que tiene a lo largo del año, se percibió así. Más suelto, sin esa corrección mecánica de la anterior temporada. El inicio de faena, marca de la casa y por bajo, flexionando y girando sobre la figura en derechazos de mano baja, fue sensacional. El animal, justito de todo -de cuartos traseros también- pero sostenido sobre su clase, sirvió en una fórmula contraria a lo que siempre ha sido el toreo, eso de enganchar, templar y vaciar. Anulamos lo de vaciar viendo cómo Alejandro pulseaba la embestida dejando la pañosa en la cara, tapada siempre en tandas cortas pero de eco suficiente para calar en lo de arriba. Faltó cierto peso en el conjunto, por eso la oreja anda en la corrección suficiente. Sin más.

El quinto se le fue enterito a Alejandro. Oye, y que no sólo lo sostiene un servidor, si no que se lo cantaron desde la solana, ya apagada Musculado y bien hecho, con la cara colocada pero hacia adelante, el melocotón fue un dije de codicia y movilidad. Todo un tren de humillación cuando venía obligado, circunstancia que nunca se dio. Quiso torear de primeras, con la mecha prendida del inicio de rodillas pero sin construir los cimientos de la embestida. Si el animal tenía prontitud y empuje, no regalaba clase ni humillación hasta el sometimiento. Hubo chispazos pero poco más. Saludó entre la contrariedad del público, que quiso siempre de esa lucidez que no llegó.

Ficha del festejo:

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 6ª de abono. Más de 1/2 plaza.Toros de Núñez del Cuvillo: Correctos de presentación y en conjunto, toros medios con opciones salvo el cuarto, protestón. El 5° fue un toro importante, con codicia y motor.

Diego Urdiales: Oreja y ovación con saludos.

Alejandro Talavante: Oreja y ovación con saludos.

Daniel Luque: Oreja y dos orejas tras aviso.

Se desmonteraron Iván García y Jesús Arruga.

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