Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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'Pureza in extremis'
Foto: Maestranza P
Novillada de temporada en la Maestranza

'Pureza in extremis'

Ignacio Muruve | Sevilla

Cuando la noche ya estaba sobre nosotros y el murmullo en el doce no cesaba, como si anduvieran en el fútbol, un chiquillo menudito, bajo en estatura y fenomenalmente vestido, borró de un plumazo el sopor que veníamos atravesando hasta ese sexto. Y lo borró exponiendo el más puro estilo sevillano de la torería, con un temple innato en doce naturales de factura extraordinaria y sin métrica alguna. ¿Que se alborotaba? Paraba, echaba el instinto a tierra y agarraba el palillo serenándose mientras quebraba su cintura. Fue por ahí, por la mano que abre los bancos por donde todo fluyó. Martín Morilla obraba el milagro pese a estar verdecillo. Maravilloso. Una oreja que levantó una tarde.

Se eternizó Nek Romero con el sardito primero, de buenas hechuras pero justo volumen, al que le anduvo en torero, con la paciencia como arma así como la suavidad. El animal, medido de todo tras el primer puyazo, comenzó a marcar los adentros mientras José Manuel Más daba muestra de una lidia perfecta y poco cantada, oculta bajo una capa de efectividad, orden y medición de tiempos maravillosa. Hubo naturales de bella factura adornados con trincherillas. No hubo eco por la nula transmisión del animal, que embestía a media altura con inexistente emoción. Tocó el aviso -no está para contabilizarlos nuestro querido Alfonso Ibarra- y saludó en el tercio. Igual de sereno y de vertical estuvo con el cuarto, que fue una monjita más en este envío sin posibilidades.

Tomás Bastos no debería dejarse llevar por las influencias del taurineo predominante, porque dar la vuelta al ruedo que dio tras una faena que no trascendió y con una petición que no superó ni un cuarto de plaza, es para replantearse ciertas cosas. Y que conste que venía bajo la lupa de muchos aficionados -entre ellos yo- y con vitola de joven prometedor. Lo de la faena lo menciono no por él, que estuvo solvente y que dejó dos tandas de buen trazo, ajustado en la difícil embestida. Lo digo por la escasa casta del corpulento segundo y su mansita condición. Porfió con el quinto, pero no consiguió alzar el vuelo su faena. Un drama era la noche.

Cuando las incómodas luces ya teñían de amarillo cualquier rincón de la Maestranza, saltó el tercero, que se paró muy pronto y con el que estuvo muy centrado Martín Morilla. Se cruzó siempre y provocó bien la insulsa embestida. La novillada de Chamaco ya pesaba en el ambiente como un yunque.

Ficha del festejo:

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 20° de abono. 2/3 Novillos de Chamaco: Correctos de presentación y de nulas posibilidades salvo el enclasado sexto.

Nek Romero: Ovación con saludos tras aviso y silencio.

Tomas Bastos: Vuelta al ruedo sin petición y ovación.

Martín Morilla: Ovación con saludos y oreja.

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