Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
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¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!
CRÓNICA MADRID | 9ª de la Feria de San Isidro

¡Qué manera de embestir! !Qué manera de morir!

Darío Juárez | Madrid

Un señor 'cartel de relleno' sobre el papel copaba el protagonismo de la decimonovena del abono isidril, con el sol como extraño invitado de una feria superficial y muy deficiente, marcada y deslucida por el agua, además de por la sonrojante presentación de muchos animales y de la escasa apuesta de otros tantos coletas. 

En el día en el que fallecía una de las aficionadas más distinguidas de Las Ventas, como era la señora Laura -que en gloria esté -, y se cumplía el Año VII DC (Después de Cazarratas), Santi Domecq hacía escala en el San Isidro de los tiesos con una escalera de hechuras que acabaría poniendo del revés la Monumental, ofreciendo un fondo de casta de altos vuelos en el último tercio y presentando sólida candidatura para ser reconocida como la mejor corrida de la feria. 

Fue un chispazo del cuello al tobillo en forma de escalofrío lo que sentí cuando el 5° vendía su muerte de toro encastado a las dieciocho mil almas que habitaban este miércoles la piedra venteña. Contento, como así se llamaba ese cinqueño acapachado y ensillado que pasó de puntillas por el sitio del pica, se quiso venir arriba en banderillas como presagio de lo que a continuación iba a suceder. Fernando Adrián, que volvía a Madrid después de su discreta confirmación en el San Isidro del pasado año, lo vio y sin mediar palabra más que con la voz de su conciencia, se echó de hinojos en los medios para hacérselo venir, programando el prólogo con dos cambiados sin ayuda y una tanda de tres naturales, que a la postre serían los únicos notables de todo el trasteo por esa mano. Ya que el toro perdía la vida y ofrecía un cortijo borracho de clase por ese pitón, que Fernando no aprovechó. Pues el torresano de La Alameda se empeñó en cuajarlo por el derecho con muletazos rotos en corto, templando la casta de ese Contento que sumaba en cada viaje un puñado de razones para darle a Madrid el total exacto de una corrida emocionante del hierro de la D coronada. Por allí quedaron los toreros remates por bajo como cierre de faena, antes de un metisaca y una estocada quedándose en la cara. Orejita del Madrid de nuestros días tras el fallo a espadas, vuelta excesiva para un gran toro que no quiso peto y Puerta Grande para el madrileño tras el otro despojo del 2°. 

Que fue un ensabanado bien hecho, que no duró ni cuatro segundos debajo de los blandos de jaco sumando las dos entradas, y que acabó sacando el carbón de su fondo en la muleta en ligazón de un Fernando Adrián equivocado en la distancia corta, intentando limpiar muletazos con cierta solvencia, más que toreando por la asfixia que le hacía protestar con razón. La estocada y la oreja facilona. 

Pagó con sangre Álvaro Lorenzo la incertidumbre descastadita del 6°, siempre con la cara a media altura, que lo hirió violentamente en el muslo derecho, cuando se disponía a ejecutar el segundo natural con el que pretendió abrir la faena dejándoselo venir. Ni se miró. Media cara bañada con la sangre el toro y el reguero de la suya propia corriendo pantorrilla abajo, para ponerse a torear -ahora sí y no como en el 3°- de verdad al natural, haciendo todo para el toro. Madrid se lo reconoció y le concedió el premio de la vuelta al ruedo tras la buena estocada. 

Curro Javier, José Chacón y Juan Carlos Rey han debido de alquilar un ático en Manuel Becerra para los tres este mes. Dicen que al caer la madrugada hacen queimadas con micciones de dragones y lavanda, con las que bañan los vestidos de plata con los que harán el paseillo al día siguiente. Hoy le volvió a tocar a Curro taladrar el trono de plata con la excelsa lidia concedida al 6° y los pares a ese 3°, que traía dos guadañas afiladas y al que Lorenzo templó pero no apretó en ningún momento, jugando con las inercias y siempre al hilo. 

Tremendo sería el volteretón cogiéndolo de lleno en el intento, de espaldas, del quite por tafalleras con el que el mexicano Arturo Saldívar volvía a Madrid. Mucho arrojo y tremendismo sin registros, desde el saludo desde los medios de hinojos, con un cambiado sin ayuda y dos ayudados por alto. Tan solo en una tanda por el derecho se acopló, vendiendo el valor sin redondez en todas las demás y cobrando de nuevo, siendo sorprendido en un desplante, por ese encastadísimo, enrazado y fiero colorado que exigía hasta el libro de familia. 

Saldívar no había dicho más que su valor, pero con eso sirvió para poner cara la tarde a sus otros dos compañeros de cartel. Le costó un quinario ver centrado en la muleta al ensillado y mal presentado 4°, hasta que en la cuarta y quinta serie encontró la rima alargando el muletazo, momento en el que el toro fue a más. A más, hasta que lo terminó desbordó por el izquierdo...   

 

* Ficha del festejo:

Monumental de Las Ventas. 19ª de la Feria de San Isidro. 3/4 de entrada. Se lidiaron 6 toros de Santiago Domecq, en una escalera de hechuras desproporcionadas; encastados e interesantes, destacando la calidad y la clase del gran 5°, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. 

Arturo Saldívar, de burdeos y oro. Ovación con saludos y silencio. 

Fernando Adrián, de blanco y oro. Oreja y oreja. Salió a hombros por la Puerta Grande. 

Álvaro Lorenzo, de gris plomo y oro. Silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso y leve petición.

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