Por el piton derecho
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Alimañas, casta, pifias y demás asfixias
Foto: Plaza 1
23a de san isidro

Alimañas, casta, pifias y demás asfixias

Darío Juárez | Madrid

Una bandada de fotógrafos se agolpaba en el ruedo por delante de la segunda raya del 1 para esperar la entrada vitoreada del Rey en el Palco Real, que acudió este miércoles a la Monumental para presenciar la tradicional Corrida de la Prensa. Un cartel que traía consigo la victorinada isidril por excelencia, en mano a mano, exigente, prominente de hechuras, vergonzosamente picada, desastrosamente lidiada y correosa, pero mal entendida. Frente a ella, un Ureña entregado que terminaría dando una vuelta al ruedo tras vérselas con el tren de la bruja que hizo 3º. Por su parte, Borja Jiménez naufragaba con el bravísimo segundo, de nombre Garañuelo, desbordado ante tal torrente de casta que despachó por su pitón derecho.

El de Espartinas tampoco pudo con la importancia del 6º, masacrado en varas como casi toda la corrida para taparle la casta y que pareciera peor de lo que fue. Fue a ese segundo al que no quiso meter al caballo otra vez después de haberlo hecho bien en sendas entradas con la cara abajo, dejándole crudito -a un victorino...- para que llegase a la muleta con vida, pensaría Borja. Pues bien, no había terminado el Rey de sentarse tras el brindis del sevillano, cuando Garañuelo ya se estaba comiendo los vuelos del faldón en los doblones de apertura como un tejón. El matador lo dejó en la segunda raya y ahí rubricó toda la faena, queriendo llevar al toro por abajo. Lo consiguió en los tres muletazos que aperturaron la tanda, sin embargo, la casta del cárdeno se lo comía en la distancia corta, los medios se quedaban inéditos y el puyazo, ay ese puyazo que no se dio.

El descastado y correoso 4º fue una quimera. No fue el San Isidro de Borja, que dejó con la duda a Madrid de si de Otoño para acá se le ha olvidado, entre otras cosas, colocar a un toro como debe ser frente al caballo que lo va a picar. O a descuartizar en vida, como ha ocurrido más de un día en esta feria desde las monturas.

Fue Ureña el único que pudo salvar su crédito con pinzas en la tarde de hoy, dando una vuelta al ruedo tras la voluntad inquebrantable de medirse a esa majestuosa y seria mole ferroviaria llamada Japonés. Un torazo que le echaba la cara arriba a partir del tercer natural de esas tandas que el lorquino enmendó con una raza superlativa, queriendo darle a Madrid un motivo por el que el pago de su entrada estuviera justificado, tirándose encima para matarlo sabiendo que no había triunfo.

Al desrazado y mansote 5º lo acuchillaría cual matarife, mientras que con la alimaña primera que prologó el vigésimo tercer acto isidril, que no humillaba y rebañaba todo lo que dejaba a su paso volviéndose sobre la manos, se libró de una cornada en uno de esos derrotes que le tiró al inicio de faena tras un derechazo que el de Las Tiesas no aceptó. También se encasquillaría con los aceros, hasta el punto de escuchar dos avisos, que hacen 70 en tres semanas de toros.

Ficha del festejo:

Monumental de Las Ventas. 23ª de la Feria de San Isidro. Corrida de la Prensa. Lleno de No hay billetes. Se lidiaron 6 toros de Victorino Martín, muy bien presentados; descastados, sin entrega y pegajosos. Destacó el bravo 2º y el encastado 6º, masacrado en varas como casi toda la corrida.

Paco Ureña, de rosa y oro (silencio tras dos avisos, vuelta al ruedo tras aviso y silencio tras aviso)

Borja Jiménez, de verde botella y oro (silencio tras aviso, silencio y silencio)

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