El tercer viernes de feria traía a Roca Rey en la primera de las dos tardes de su San Isidro, el "no hay billetes" bajo el brazo, a Cayetano por delante para que no moleste, la confirmación del murciano, Jorge Martínez, y el Ventolín por cajas para Roberto Domínguez, cuando no sólo el 7, ese tendido que dice insultar a su poderdante, ser su enemigo y, por ende, de la Fiesta, le abroncaron la vergonzosa actitud de dejarse vivo al 5º toro de una decepcionante corrida de Mayalde, con una desidia y una falta de respeto absortas. Pues, si les había sabido a poco, a petición de su hermano Fernando y a modo de chanza, les saludó desde el callejón cuando este le devolvía la montera. Andrés, Luis Miguel sólo hubo uno.
Entiendo que alguno de ustedes se haya sobresaltado al leer en el párrafo anterior que ser contrario al toreo de Roca Rey es ser enemigo de la Fiesta, pero a la vista está que es así como su apoderado y su entorno lo entienden. ¿Qué pretendían? ¿Hacernos ver que escuchar tres avisos agotando la taquilla te hace mandar más? ¿Creer que por dejarte un toro vivo vas a empezar a cobrar más que José Tomás? Sinceramente, no descarto que algo de esto se haya pasado por su cabeza pero, a decir verdad, lo único en lo que se vio transformado tal bochorno es en un berrinche de quien, hasta el momento, nunca se ha entendido con la afición de esta plaza.
Había pasado a la enfermería Cayetano durante la faena del 1º, el toro de la confirmación de Jorge Martínez, el cual se lo había llevado por delante al sacarlo del caballo en la segunda vara para arrastrarlo unos metros por la arena, como arrollando lo hizo en la salida de la primera con el propio confirmante. Un animal de falsa casta, que acabó defendiéndose en la muleta del murciano, al que le costaba llevarlo tapado para que no tirase el derrote. Con el soso y descastado burraquito 6º, lidiado en 4º lugar para que Cayetano volviera a pasar por el despacho de Padrós, tampoco apuntó nada. Pases, pases y más pases.
Cayetano, muy dolorido y con una brecha palpable en la cabeza, se echó de hinojos en los bajos de entre el 4 y el 5 para aperturar su faena al 2º, teniendo que tomar el olivo con premura porque el de Mayalde se quedó muy corto y a punto estuvo de echarle mano. El pitón del toro era el izquierdo, el matador lo vio y por allí anduvo, pero no apostó por él llevando consigo la duda de que le pudiera cazar de nuevo. Volvió a salir del área del galeno a matar al manso 6º, con el que nada pudo hacer.
Pero vayamos al turrón. Porque Roca había enfervorecido de tal manera a la plaza en la faena al 3º -el toro con mejor condición de la corrida- con tres series profundas de derechazos -dejando prácticamente inédita la mano izquierda- que le iban a pedir las dos (...) tras la estocada que dejó en lo alto. El tema es que el de Mayalde no cayó y le tocó descabellar en repetidas ocasiones, perdiendo así el o los trofeos, vaya usted a saber ya...
Al manso 5º le quiso exigir mucho de inicio llevándole tapado para que no huyera, amontonando acto seguido muletazos sin sentido, con toda la plaza fuera de la faena, antes de irse a por la espada para terminar pinchando tres veces y dejar un infame sartenazo en los blandos. El toro, enculado en tablas tragándose la muerte, vio como a su matador se le iba la vergüenza por la M30 mientras sonaba el tercer aviso. Al toro lo acabaría apuntillando el tercero al echarse justo en el minuto 15.
Ficha del festejo:
Monumental de Las Ventas. 13ª dea Feria de San Isidro. Lleno de "no hay billetes". De lidiaron 6 toros de Conde de Mayalde, de correcta presentación excepto el escurrido 5º; mansos y descastados. Destacó el 3º.
Cayetano, de nazareno y oro (silencio en ambos)
Roca Rey, de azul noche y oro (palmas tras dos avisos y bronca tras tres avisos)
Jorge Martínez, de blanco y oro (silencio y silencio tras aviso)